Elturel ha sido durante años la representación del bien, el orden y la ley. En contraste, siguiendo el curso del río Chiontar hacia la Costa de la Espada, se alza una ciudad completamente opuesta, Puerta de Baldur, un nido de víboras y maleantes. Todo comenzó cuando muchos barcos de Puerta de Baldur se dedicó a robar las mercancías de los barcos que salían de Elturel en la desembocadura del río y aunque el conflicto se resolvió de manera diplomática, la tensión entre las dos ciudades era cada vez más complicada. Sin embargo, jamás llegó a ser más que una guerra fría, nadie quería un conflicto armado ni una guerra civil dentro del mismo reino. Aunque Elturel cuenta con un cuerpo militar de élite como son los Jinetes Infernales, la sagrada orden de caballería que protege la ciudad, compuesta principalmente por paladines y soldados sagrados, no sería suficiente si Puerta de Baldur decidiera enviar a la Orden del Puño Ardiente, la compañía de mercenarios que sirve como ejército bajo las órdenes del Gran Duque.
La noticia de que el Gran Duque Ravengard de Puerta de Baldur haya aceptado, por fin, la invitación del Gran Observador de Elturel para reunirse con él en la ciudad es un acontecimiento que puede cambiar el curso de la historia de ambas ciudades. Elturel se está preparando para recibir tan importante visita, los Jinetes Infernales custodian las calles que se preparan para un gran desfile y los grandes templos de Lathander, Tyr y Torn bendicen a todos los ciudadanos, abriendo sus puertas a todos aquellos que desean estar en primera línea para el encuentro.
Crónica de la Campaña Descenso a Averno