Diario de Rhurr I: la Asamblea de Delzimmer (8) by Rhurr | World Anvil
Tue 10th Mar 2020 12:37

Diario de Rhurr I: la Asamblea de Delzimmer (8)

by Rhurr Jahlaree

5 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion.
 
Desde luego no esperaba que Thorim en persona a lomos de un dragón negro se presentara en el barco de Kiord. El equipo del Adalid parece capaz... al menos hasta que el clérigo elfo se quema las cejas... ¿abriendo una mochila? La barda semielfa y Kiord derriban al dragón, pero el mismísimo Thorim Shieldbearer cae a cubierta. Yo me escondo en las escaleras; con suerte, Thorim aún no sabe que me he cambiado de bando y cuando los mate a todos podré decir que estaba muy diligentemente cumpliendo la misión que me había encomendado.
 
 
[Nota al margen:
 
??? - Guerrero dracónido
 
??? - Humano? mago
 
??? - Semielfa barda
 
??? - Enana bruja
 
??? - Elfo clérigo]

 
 
El dracónido y la semielfa, junto con Kiord, atacan a Thorim. Pobres criaturas. La enana, más inteligente, se esconde también. Me pregunto si podría interceder para salvar su vida cuando Thorim acabe con los demás.
 
Kiord ataca a Thorim con el mandoble, y este le atraviesa el pecho con su espada. Ya no sonríe. El clérigo lanza un hechizo, Cobijo Seguro o algo por el estilo debe de ser, y parte del grupo se refugia dentro. El dracónido se dispone a atacar a Thorim, pero lo paraliza el miedo y no logra moverse. La semielfa ataca también con sus espadas duales, pero falla. No sé hasta qué punto las duales son un arma funcional.
 
Kiord le clava la espada en el hombro a Thorim, momento que este aprovecha para ponerle la mano en el pecho y hacerle alguna clase de hechizo. Da la impresión de que le absorbe algo, y Kiord se pone de repente muy, muy pálido. Por fin el dracónido logra hacerle algún daño, pero se lleva un impacto importante como represalia inmediata. La barda hace algo por sanar al Adalid, con escaso resultado. Kiord finalmente carga contra Thorim para tirarlo por la borda, pero se quedan los dos al límite forcejeando. El mago paliducho hace un hechizo de los suyos y tres rayos salen disparados hacia Thorim, aunque solamente uno impacta; los otros dos provocan pequeños fuegos en cubierta.
 
Thorim cae por la borda, y desde mi posición no lo veo, pero debe de quedarse enganchado porque Kiord procede a tirar algo en su dirección. Después todos se calman. Parece que ha terminado. Quiero decir, no tengo ninguna esperanza de que Thorim esté muerto (solucionaría las vidas de todos en el Imperio Blanco a unos niveles que no se pueden imaginar, pero es demasiado poderoso para que hundirse en el mar con armadura completa sea su fin). Pero por hoy parece que nos dejará en paz. Miro en dirección a donde cayó el dragón. Dragones negros... Debo hablar con Kiord.
 
En algún momento en que me he despistado, el dracónido (que no debe de ser muy listo) ha debido de intentar coger la espada de Thorim, a la que le falta tener un cartel luminoso que diga "NO TOCAR" y ahora yace inconsciente sobre la cubierta del barco. Un mago loco cuyo nombre no sé escribir (¿Razwin? Se pronuncia algo así. Mago loco en adelante hasta que averigüe cómo se escribe) , el paliducho no, el otro, apaga los fuegos de los rayos mágicos de antes.
 
La enana, que es muy lista pero también muy tonta, se ha puesto a tirarle piedras a la espada malrollera. Un pobre marinero, comprensiblemente, la riñe, y tras discutir con ella se va a avisar a Kiord que anda por ahí curándose la herida. Intenta tirar otra piedra (la enana), pero al parecer se confunde y tira algo de valor que una mano mágica se lleva enseguida. La enana y el mago pálido se ponen a discutir. Finalmente sale Kiord a reñirlos, y aprovecho para decirle que necesito hablar con él. Tras insistirle, me deja explicarle lo de los Moonward y el peligro que corren. Me promete que se tomarán medidas.
 
El clérigo intenta hacerle un exorcismo al dracónido insconsciente, o algo del estilo, pero el mago loco se ha picado y le hace un contrahechizo para que le deje trabajar en paz. Le está tatuando runas y no me queda muy claro que sea buena idea dejar que este hombre tatúe runas al personal. Pasan algunas cosas que no comprendo bien y el mago loco termina por robar la mochila del elfo clérigo.
 
 
6 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion.
 
Kiord nos llama por la mañana. El dracónido está despierto, pero confuso y lleno de dibujitos extraños. Uno explotó ayer. No sé si quiero estar cerca de esta persona. El Adalid hace un poco su discurso de Adalid y me mete en el grupo de operaciones especiales de no sé qué movida, pero les pide que me vigilen. A ver. Lógico. Si lo que me extraña es no estar en una celda envuelto en cadenas para regalo y siendo interrogado.
 
El mago loco lleva la mochila del clérigo, pero ahora insiste en que es suya. Me encanta. Pero no me hago una idea de la locura del grupo hasta que, más tarde, el elfo y la otra semielfa engañan al mago loco para meterlo en la mochila y encerrarlo en ella. Hasta donde entiendo, hay alguna clase de portal dentro de la mochila y lo han enviado a otro plano, pero no saben a cuál. En mi opinión esto hace la mochila un poco inútil. Acto seguido el clérigo con su flamante mochila recuperada intenta convertirme a su religión. A cambio yo le hablo de Aqueron, pero no parece muy interesado.
 
Un rato después el mago loco reaparece de la nada, al parecer sin recordar nada de lo ocurrido, bastante hecho polvo y muy feliz. Alaba la mochila del elfo. Me da un poco de miedo.
 
Las personas mágicas del barco perciben algo extraño en el ambiente pero no logran identificarlo. Avisan a Kiord. La semielfa me mira raro; ¿será la única persona con medio cerebro que desconfíe de mí? ¿Por qué ha durado tanto tiempo el Imperio Blanco si esta es su fuerza de élite?
 
 
7 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion. 16 días para la fiesta en Baldur's Gate.
 
Llegamos a Delzimmer por la mañana. Es grande, para ser una ciudad, pero pienso para mí que Peltrach lo es más. ¿Puede ser que eche algo de menos ese lugar? Quizá. Ha sido mi hogar durante bastante tiempo, aunque fuera por circunstancias especiales. El grupo me interroga, y el Alto Elfo intenta convertirme a su religión otra vez. Kiord les encarga vigilarme, nos dan salvoconductos y nos cita en la Asamblea de mañana a las siete y media. Después nos separamos.
 
A casi todos se les olvida la parte de vigilarme, así que terminamos la enana y yo a solas paseando por la ciudad. Intento fijarme en la forma de los edificios y el acento de la gente al hablar por la calle, o en cualquier cosa que pueda despertarme un recuerdo. Es la capital del Imperio Blanco, una ciudad importante dentro del Imperio Dragón, así que es muy probable que haya estado aquí antes. Por tanto, si encuentro los estímulos adecuados...
 
 
8.
 
Espacio: Fuera de Delzimmer, mirando la fortaleza desde cierto ángulo.
 

Tiempo: ???
 

Identidad: Humano adulto
 

Soy un humano adulto, me está cayendo una lagrima por la mejilla. Mi visión está centrada en un joven que, a lo lejos, está atravesando las murallas de Delzimmer. Pensamientos de autocomplaciencia inundan mi mente: es lo mejor para todos, así podrá recuperar algún día lo que éramos, y no seguir con esta vida miserable. Nunca me había sentido tan solo...

 
Me inunda la tristeza al pensar en este recuerdo. Tantos pensamientos confusos y contradictorios, tantas autojustificaciones, un corazón tan roto. Me da la impresión de que dejar marchar a aquel joven fue una de las decisiones más duras de aquella vida. Pero pensaba en esperanza, en recuperar lo perdido. Quizás la vida provenía de alguna familia noble o rica que lo había perdido todo, y ahora enviaba a aquel muchacho a... ¿A prepararse? ¿A luchar? ¿A reclamar algo? ¿Simplemente a ganarse la vida, a aprovechar una oportunidad que nunca tendría fuera de esas murallas?
 
Me toco el pecho como si pudiera hacer desaparecer la sensación de soledad. ¿Quién sería aquel chico? ¿Podría ser mi hijo? ¿Podría seguir con vida? Me invade de repente la necesidad de encontrarlo, de asegurarme de que esté bien, pero agarro mi amuleto y respiro profundamente. No eres tú, Rhurr, me digo. Es el recuerdo. Vive a través de ti y busca proteger a aquel muchacho, pero no eres tú. El recuerdo y el joven humano seguramente llevan muertos mucho tiempo. Me lo repito varias veces hasta que logro apagar la angustia y el dolor de aquel hombre que una vez fui.
 
 
 
Me voy con la enana a mirar piedras. En realidad es buena persona. Quiero decir, es despistada e inocente, pero no aborrezco su compañía. Es agradable tener a alguien con quien hablar de cosas sin importancia, como la calidad de los adoquines de Delzimmer. En el Imperio Negro, casi todo estaba siempre relacionado con el trabajo. Llevo dos días con esta gente y he visto a un clérigo meter a su aliado en un semiplano y a una enana comprar manuales de geología, y sin embargo son las mismas personas que se han enfrentado a Thorim y lo han tirado por la borda de un barco en marcha. Tienen una clase única de valor que me cuesta no apreciar.
 
Consigo un periódico, la Gaceta Imperial, y lo leo con curiosidad. Cuando encuentres este libro, la página debería estar aquí. Por si acaso, copiaré algunos datos importantes más abajo. Sinceramente, la propaganda del Imperio Negro era menos evidente. ¿Esta gente se da cuenta de que les están lavando el cerebro? ¿Y qué es esa forma de tratar a los pobres tieflings?
 
Regreso al castillo, no tengo ganas de comprar nada. Aunque al parecer tengo sueldo (500 piezas de oro semanales), si lo ahorro podré comprar mejoras para mis armas, que siempre vienen bien. Muestro mi salvoconducto en la entrada y nos dejan pasar. Paseo un rato por donde se alojan los nobles que vienen a la reunión. Veo dónde están los Moonward, pero tienen sus propios guardias, que no sé si aceptarán mi permiso de Kiord, y no tengo forma de saber si son los reales o ya los han sustituido. No quiero quedarme a solas con posibles asesinos del Imperio Negro, de modo que me retiro a descansar.
 
Creo que el mago paliducho puede sospechar algo sobre mí. Bueno, que se joda, él también es sospechoso de cojones.
 
 
8 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion. 15 días para la fiesta en Baldur's Gate.
 
La semielfa me sigue mirando raro. Es el día de la Asamblea. No mentiré: estoy algo nervioso. Esto es la boca del lobo para mí, y si no me quieren en este sitio, o le suplico piedad a Thorim o huyo a las islas.
 
Hay mucha gente, pero casi todos son humanos de un cojón y medio de Familias Feudales, con algo de representación élfica, enana, tiefling y orca. Nuestro mago el pálido, que al parecer es noble, tan pancho saca su propia bandera y se representa a sí mismo. La reconozco enseguida: es un Halast. Todo este tiempo viajando con un Halast...
 
Me acerco a él y le pregunto por la batalla de mi recuerdo. Afirma que no le consta que los Halast lucharan nunca en Baldur's Gate. Y no sé, no tiene motivos para mentirme, pero mis recuerdos nunca me han fallado. Tampoco tengo razones para desconfiar de mí misma. ¿A santo de qué había un estandarte Halast en esa batalla entonces? ¿Tendré que ir a Baldur's Gate en persona para averiguar qué batallas han tenido lugar allí en los últimos años? Pero tienen que haber sido muchas, ¿no? Quizá deba explorar otras posibilidades, como que alguien usara ese blasón antes de la fundación formal de la familia. ¿O quizás mi antigua vida tenía poderes adivinatorios y en realidad estoy recordando el futuro?
 
El clérigo intenta hablar con los Altos Elfos, que lo rechazan por seguir a su diosa, y con los elfos silvanos, que lo rechazan por ser Alto Elfo. Después se pone en contacto con la representación tiefling. La enana charla con otros enanos. Decido que yo también podría ser algo sociable, pero los Altos Elfos son unos racistas de mierda. Los de los bosques son agradables, sin embargo. Miro a los Moonward, que parecen normales, pero no sé hasta qué punto puedo fiarme. Finalmente, Kendall hace acto de presencia.
 
Parece viejo, frágil y ciego, pero no me dejo engañar por las apariencias. Yo sé, en lo más profundo de mi alma, lo que ese hombre es en realidad. Me recuerda que no confío en él. No tengo motivos. No es mucho mejor que Jozan. Tomo asiento junto a la barda y conformamos el Partido Semiélfico... o algo.
 
Hace un discurso de unidad pidiendo una gran alianza entre pueblos y finalmente nos presenta y nos pide que narremos nuestros viajes. Me levanto de mala gana. Ya no tengo vuelta atrás, supongo. Kuruck Halast, autoproclamado líder del grupo de Operaciones Especiales, narra muy feliz todas las aventuras del grupo y provoca que se levante Olivia de la familia Plaguend de Plaguewrought. Se queja de la presencia y la relevancia de la familia Halast en nuestra misión y en la Asamblea después de tantos años sin aparecer, y aunque Kendall lo defiende, sospecho que las palabras de esta mujer tienen bastante peso entre los humanos de este Imperio.
 
Los Altos Elfos aprueban la alianza. Los enanos, orgullosos y molestos de que no se haya hecho nada hasta ahora, pasan, y deciden que se defenderán ellos solitos. Los orcos, que solamente han venido para quejarse de movimientos misteriosos en las fronteras, tampoco aceptan la gran alianza. Los elfos silvanos, a pesar de su enemistad histórica con los Altos Elfos, están dispuestos a unirse contra el Imperio Negro. Los tieflings, nerviosos por su primera oportunidad como grupo con representación parlamentaria, dan un mitin bastante simpático y apoyan la causa. Son una monada.
 
Pido la palabra y explico por encima lo de los dragones negros y la situación de la familia Morases en Dales. Hay bastante drama, y Olivia exige saber por qué sé todo esto, a lo que respondo con sinceridad y hay un poquito más de drama. Pero eh, Kendall me defiende, y con Kendall no se mete la mujer esta.
 
Tras la Asamblea, nos acercamos a hablar con Olivia. Debo admitir que soy grosero con ella. Mucho. Demasiado para mi propio bien. Me avergüenza bastante mi actitud, en retrospectiva, pero en ese momento me enfadó su manera de tratarnos. Me llamó medio humana y yo la llamé medio cerebro, y en ese instante me pareció algo inteligente que decir. Pero es la sucesora de Kiord como Adalid del Imperio Blanco y no me conviene que me odie. Debo hacer algo por mejorar nuestra relación.
 
Vamos a hablar con Kendall, y Kuruck me ordena permanecer en silencio por algún motivo. También dice que ha descifrado el mensaje del que hablaron antes, y que es de Thorim. Al parecer encontró dragones y decidió domarlos. Menuda sorpresa más grande, nótese el sarcasmo. Kendall nos habla de la gran fiesta que se va a celebrar en Baldur's Gate, que aunque ha sido neutral todos estos años parece estar empezando a sufrir presiones de Jozan para unirse a su causa. El Emperador Blanco nos envía a colarnos de incógnito en la fiesta, donde estarán los Shieldbearer y Sir Blesa, a enterarnos de cosas básicamente. Aunque será una reunión pacífica, en teoría, no me entusiasma la idea de encontrarme con Thorim tan poco tiempo después de mi traición. Técnicamente, seguro que tienen (o reclaman) derecho legítimo a exigir mi custodia para ejecutarme por desertor.
 
Durante la reunión, el clérigo ha llamado "muerto" al Halast. ¿Lo decía en un sentido literal? Es posible. Pálido, con ojos rojos y con los rumores que circulan sobre esa familia... ¿Le he visto dormir o comer? No lo recuerdo.