Diario de Rhurr II: Travesía a Calimport by Rhurr | World Anvil
Wed 31st Mar 2021 08:27

Diario de Rhurr II: Travesía a Calimport

by Rhurr Jahlaree

9 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion. 14 días para la fiesta en Baldur's Gate.
 
Finalmente nos reunimos con Kiord, el Adalid del Imperio Blanco. La misión consiste, muy previsiblemente, en infiltrarnos en la fiesta y poner la oreja. Me hace preguntarme si no habría sido más apropiado, ya que ese era mi destino cuando servía al Imperio Negro, retrasar hasta entonces mi traición y no hacerle saber a Thorim que el plan de asesinato de los Moonward ha sido revelado. Pero ahora, supongo, es demasiado tarde para volver atrás. Con suerte, aún ocurrirá todo lo bastante rápido para que mi traición permanezca oculta un poco más. Sólo necesito un poco más de tiempo.
 
Nos han preparado un barco. Nos recibe el capitán, que no me inspira ninguna confianza, y mis sospechas se acentúan cuando percibo malestar y susurros entre la tripulación. Juraría que este barco está a punto de explorar. Y nos quedan muchos días de travesía.
 
Trato de aplacar mi nerviosismo y nos instalamos en la zona que nos han reservado. Aprovecho para observar a mis compañeros: el mago pálido juega con sus libros, lanzándole de vez en cuando miradas fulminantes al clérigo elfo, que trata de hacer amigos y seguidores de su religión entre los tripulantes. Estos le rehúyen, principalmente. Hay susurros de motín.
 
Al caer la noche, mientras hago mi descanso, el mago intenta asesinar al clérigo (o eso parece), quien se defiende usando su mochila y quemando parte del barco para después esconderse dentro de ella en una escena muy surrealista.
 
 
10 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion. 13 días para la fiesta en Baldur's Gate.
 
Al capitán no le hace gracia que quememos e inundemos su barco, la cosa se descontrola y se enfada mucho con nosotros. La barda intenta encantarlo, pero sólo logra cabrearlo más y hacer que quiera echarnos de su barco. Finalmente le aviso del motín que se está preparando en su contra y el mago logra hechizarlo. Crisis evitada. Hora de achicar agua y relajarnos...
 
O no, porque el clérigo decide ponerse a hacer pruebas con su mochila dimensional, objeto que en mi humilde opinión deberíamos destruir o como mínimo poner fuera de su alcance). En una de estas pruebas, abre un portal al plano feérico, y de la mochila comienzan a salir plantas sin control. Aparece un espíritu feérico furioso con él que le ordena cerrar el portal. Aunque lo intenta, no dejan de surgir plantas.
 
En el peor de los momentos la tripulación decide llevas a cabo su motín, y se abalanzan sobre nosotros. En algún momento pierdo de vista al mago; parece que ha lanzado algo al portal, pero probablemente sean imaginaciones mías. Mientras los amotinados nos atacan, el clérigo logra al final convencer a las plantas de retirarse, pero de pronto parecen esfumarse sus poderes. Mientras tanto, el guerrero tatuado ataca tres veces al jefe de los marineros rebeldes, y tres veces falla. La barda se dispone a atacar a otro marinero y todos nos preparamos para la batalla, incluso lanzo algunas descargas necróticas sin importarme ya el secreto, pero entonces, de repente, aparece Tiamat.
 
No estoy de broma. La auténtica Tiamat surgió de entre las aguas escupiendo infiernos por sus cinco cabezas, lista para hundirnos junto al barco y, lo que es más importante, destruir este diario. Perdido. Para siempre. O al menos eso he creído: a los pocos minutos se deshizo, revelando que no había sido más que una ilusión del mago. Han sido los momentos más aterradores de toda mi vida. No hubo más motín después de aquello.
 
Me revela, sin embargo, que este libro no deja de ser papel y tinta. Mortales. Destruibles. Frágiles. Tan frágiles...
 
 
17 de marzo del 75 después de la muerte de Quarion. 6 días para la fiesta en Baldur's Gate.
 
Calimport. Después de un ajetreado, extraño y aterrador viaje, finalmente hacemos escala en Calimport. Me bajo del barco casi tembloroso, pisando tierra firme por primera vez en más de una semana. Con el diario aferrado al pecho, me interno en la ciudad para despejar mis pensamientos y reunir información. Quizá, con suerte, una manera de proteger mi legado... Dejo atrás al mago, quien se encierra con el capitán en sus aposentos, y al clérigo, que se interna en un bosquecillo cercano. Cuando más tarde se reúne conmigo en una plaza, ha cortado con su diosa.
 
De repente, el tiempo se para en la plaza. Percibo el cosquilleo de la magia, y, en pánico, redirijo justo a tiempo todas mis energías a resistirme a ella. A mi alrededor, veloces sombras se mueven y se abalanzan sobre nosotros. Veo a cámara lenta cómo mis compañeros pierden todas sus posesiones, pero cuando una mano ágil se aproxima a mi mochila logro esquivarla. Desaparecen tan rápido como han venido, y me doy cuenta entonces de que mis compañeros han sido hechizados. Me abrazo con más fuerza si cabe a mi diario y me doy cuenta entonces de algo sinceramente aterrador: la mochila mágica del ex-clérigo no está.