Hagamos rica miel

Querido diario,
 
Ah, el gozo de acampar al aire libre. El aire puro, los sonidos de la naturaleza y la exquisita experiencia de ser despertado en medio de la noche por una figura encapuchada con atuendo de inquisidor. ¿Qué más cabría desear?
 
Y allí nos encontrábamos, en el corazón de la nada, con nuestra apreciada amiga Peace luciendo como si estuviera audicionando para un papel en la saga del orco somnoliento y los siete enanos. Einar, nuestro sanador residente y mamá designada, se ocupó de verificar la temperatura de Peace. Spoiler alert: tenía fiebre, en efecto. ¿Quién lo hubiera imaginado, en verdad?
 
Como si la afligida Tiefling no constituyera ya suficiente drama para una noche, el clima decidió unirse a la diversión. Afuera, la tormenta rugía con tal ferocidad que parecía como si los propios dioses sostuvieran una encendida disputa. Por fortuna, para mí, Einar resolvió que era hora de llevar a cabo su primera guardia nocturna. No obstante, hablo de fortuna con reservas, pues yo ya me encontraba sumida en el dulce y profundo reino del sueño cuando Einar me zarandeó como si el mundo estuviera a punto de perecer. Allí, fuera de nuestra tienda, se aproximaba una figura encapuchada. Naturalmente, mi primera reflexión fue: "Oh, excelente, otro inesperado huésped. Justo lo que requeríamos".
Dicha misteriosa figura, quien más tarde se presentaría como Soror Millie, afirmó estar en busca de su inquisidor. ¿En serio? ¿Por qué no? A nuestro campamento, definitivamente, le hacía falta un toque más de caos. Y, para agravar aún más las cosas, mientras regresábamos a la tienda, nos topamos con una orca relajándose en las cercanías. Ya sabes, el típico compañero de excursión.
 
Einar, eterno anfitrión educado, extendió amablemente la invitación tanto a Soror Millie como a la orca, quien se presentó como Shi Yijun, a unirse a nosotros. Era patente que no se conocían, pero bueno, somos un grupo de mentalidad abierta. Con el tiempo, Shi nos reveló que estaba acompañada por un jabalí llamado Xiao. Las cosas se tornaron aún más intrigantes cuando Shi desveló su búsqueda de su hijo, y un incómodo silencio se cernió sobre nosotros como un ominoso presagio. Respiré profundamente y opté por hacer lo que mejor se me da: soltar una verborrea retórica de alta alcurnia. Compartí toda la información sobre nuestra misión para hallar tiaras capaces de convertir a las personas en licántropos. Einar me lanzó una mirada que, en su silenciosa elocuencia, parecía transmitir la palabra "bocazas" con un énfasis desaprobador en su rostro.
 
Sin embargo, resultó que Einar y Millie compartían un objetivo común. Ambos estaban allí en busca de la gloria de una deidad: Einar, en nombre de la diosa Lux, y Millie... bueno, ella no brindó muchos detalles, pero supongo que es un asunto divino.
 
Después, Millie soltó una bomba: había recibido un mensaje de su diosa acerca de las heroicas hazañas de Einar. Algo relacionado con salvar a un célebre grupo de aventureros del caos y explorar la presencia de una hechicera. Ya sabes, lo habitual.
 
Einar, bendito sea, planteó a Millie el tema de su inquisidor desaparecido, y ella guardó silencio más rápido que un molusco durante la marea alta. Se negó a revelar detalles en público, lo que me llevó a preguntarme si su inquisidor había sido secuestrado.
 
Einar, siendo un entusiasta del reclutamiento, invitó a Millie y a Shi a unirse a nuestra pequeña compañía del Queso en nuestra búsqueda. Aceptaron amablemente. Millie sugirió que lleváramos a Peace a un lugar donde pudiera recuperarse, a unas dos horas de distancia, al parecer. Pues nada dice "excursión familiar" como llevar a cuestas a un Tiefling febril por la montaña.
 
Antes de embarcarnos en esta epopeya, decidimos tomar un bocado, y Millie se ofreció a preparar la comida. Shi intervino con un proverbio sobre "la colmena que trabaja unida produce miel más rica". Traté de tomar nota, pero de alguna manera mi pluma terminó escribiendo algo completamente distinto.
 
La noche transcurrió con Einar y Millie construyendo una camilla para transportar a Peace, mientras yo trataba de dormir un poco en medio del caos. Por la mañana, Shi, la orca, cargaba a Peace sobre su espalda. Einar y Millie compartieron un suspiro de alivio, probablemente porque se libraron de la pesada carga de cargar a Peace de arriba abajo.
 
Millie y Shi nos condujeron hacia un campamento donde podríamos dejar a Peace para que se recuperara. Allí, fuimos recibidos por dos hermanos vestidos de azul, como si fueran la guardia oficial Lleraciense. Einar explicó nuestro plan de dejar a Peace hasta que recuperara suficientemente sus fuerzas para reunirse con nosotros.
Pero, por supuesto, los guardias tuvieron que cuestionar si habíamos empleado magia en ella. Todos negamos vehementemente, a pesar de que Peace aún sostenía ese cristal mágico en su mano. Einar dejó una nota para Peace, seguramente incluyendo una disculpa por todos los problemas que estábamos causando. Un rasgo característico de Einar.
 
Continuando con nuestra aventura, nos aproximamos a un acantilado con tablones de madera dispuestos como si estuvieran destinados a gigantes. Por supuesto, los tablones estaban convenientemente separados por unos 20 pies de distancia. Siendo tan intrépida, ágil y talentosa como soy, até una cuerda a una flecha, la clavé en la pared y traté de trepar. Fue como un acto de circo, pendiendo de una cuerda y esforzándome desesperadamente por no caer hacia mi inminente perdición. Shi hizo lo mismo, y juntas alcanzamos el último tablón. Antes de que Einar y Millie pudieran siquiera comenzar a escalar, Shi y yo debíamos llegar a la cima.
 
Me encaramé a los hombros de Shi y sobre su cerdo, una experiencia que puedo calificar como singular, para decir lo menos. Pero bueno, cumplió con su cometido. Millie y Einar intentaron ascender por la larga cuerda, y Shi nos la arrojó como si fuera un salvavidas en una dramática escena de rescate. No pude evitar sentirme como si estuviera en una película de acción, algo así como "Misión Posible" o "Srubeitor".
 
Con todos a salvo en la cima, proseguimos nuestro viaje hacia las ruinas, liderados por la intrépida Shi. A medida que nos acercábamos, advertimos un extraño resplandor, una luminosidad que parecía antinatural. Shi nos alertó sobre problemas inminentes.
 
Después de un inquietante solitario recorrido de diez minutos, Shi regresó con noticias sobre un sendero que parecía sumergirse en un pantano cerca de las ruinas mágicas. Fantástico, simplemente fantástico. Las ruinas estaban empapadas de magia y sangre, justo el tipo de lugar que adoro visitar en mis vacaciones.
 
Pero, ¿qué es una aventura sin un toque de peligro, verdad? Teníamos lianas a las cuales aferrarnos y la promesa de magia y sacrificio a seguir.
 
Hasta la próxima, querido diario, cuando estoy seguro de que las cosas se tornarán aún más dramáticas y absurdas.
 
Tuya, en toda dramatización,
Calliope