Korbell Organization in Bryxta | World Anvil
BUILD YOUR OWN WORLD Like what you see? Become the Master of your own Universe!

Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild

Korbell

Sabiduría en la calma, temed nuestra furia.— Lema del Reino.

No huyas de los cambios, aunque te posea el miedo o el dolor. Korbell late con un solo corazón.

Contexto Histórico & Cultural

Años de enfermedad, locura y calamidad dieron fin a la era de Hemwick y su gran imperio, dejando un gran vacío de poder en el continente de Barástolis.
Tres fuerzas nacieron de su vientre pútrido con la esperanza de albergar una nueva pureza. Los Celestes: Veldia y el sueño inalcanzable en el que se sumergió; Marsel, que decidió expiar sus pecados que como grilletes la detenían en una fe disonante; y Korbell. Este último buscaba sanar la tristeza que inundaba a la nación.
Emigraron lejos, más lejos de lo que cualquier persona hubiera tenido el valor de ir. Más allá de la cordillera del Rizo del Rey se alza el altiplano de Rajavarta. Un lugar extremadamente peligroso que nadie ha osado explorar en siglos, el territorio prohibido de las tierras altas. La senda era casi imposible, el terreno rocoso y resbaladizo junto a un clima extremadamente frío... Clima que acompañaba el ánimo del pueblo de Korbell. Los chillidos incesantes en las calles de Hemwick aun resonaban en sus pensamiento, no importaba lo mucho que se alejaran, la agonía acosaba cada silencio.
Cargados de tensión, miedo e ira caminaban perdidos en sus consciencias. Mentes enfermadas por el dolor, incapaces de mirar hacia el futuro sin estancarse en el pasado. Se agarraron a los ideales del profeta como a un clavo ardiendo, a pesar de su edad. No obstante, adentrarse en Rajavarta comenzó a levantar inquietudes que acabaron separando a los colonos.
Llegada la mañana tomaron caminos separados. La gran mayoría decidieron volver al continente, sin embargo, no tardaron mucho en dividirse discutiendo sobre la mejor manera de hacerlo. Los mas valientes salieron en busca de una masa de agua desde la que orientarse. Solo unos pocos continuaron hacia las montañas junto al celeste.
Aquella noche algo más que el dolor acechaba en sus mentes, se sentían solos. Incapaces de sanar, de convivir con sus iguales, de empatizar. ¿En que los había convertido Hemwick?
En ese momento, una aurora iluminó la bóveda de Rajavarta. Todos bajo aquel cielo resplandeciente entraron en pánico, siendo torturados por ideas enfermizas. Desesperados por arrancar los recuerdos que calcinaban sus mentes, aunque fuera a través de un proceso violento. Querían escapar de lo que el cielo susurró la noche que se abrió.
El pánico se había clavado como una espina en sus almas. Aun recordaban los alaridos del más allá, manifestando ideas incognoscibles. Sonidos que aun los secuestraban de sus sueños. El descanso de la noche ahora colmado de imágenes que se abren paso a arañazos. Las incontables veces que se habían encerrado en sus mentes para escapar de los gritos.
La aurora brillaba en las lagrimas del pueblo Korbelino, que aunque separados, vivían el mismo dolor. Congelados en el shock clavaron su mirada en el suelo, esperando a que las luces se desvanecieran. Sin embargo, aquellos que tuvieron el coraje de levantar la cabeza contemplaron cual era el sueño de Korbell.
Comenzó con una pequeña risa entre los más jóvenes, inocentes, ingenuos. Poco a poco todos alzaron sus ojos a la aurora de Rajavarta, las voces ahogándose en la confusión de algo nuevo. Efectivamente, ya estaban muy lejos de Hemwick.
Rompiendo todo lo conocido contemplaron una enorme estela, serpenteante y radiante que volaba en espirales. Estas hermosas criaturas parecían moldear las nubes, dejando entrar la luz de la luna hacia el altiplano en tonos iridiscentes. Quizá si existía algo en el cielo más allá de aquellas estrellas enfermizas. La siguiente mañana tomaron camino hacia el altiplano, senderos distintos, personas cambiadas, mismo objetivo.
Korbell formó su imperio en las tierras altas, desperdigados a lo largo y ancho del altiplano. Ganando poder, construyendo y adaptándose en aquella tierra donde los límites que separan el mundo material del espiritual eran tan difusos.
Una tierra donde la magia era común, donde surcar los cielos junto a nobles criaturas. Donde construir hermosas armaduras bendecidas por la tierra para explorar las maravillas del altiplano.
A través de la comunión con Rajavarta y las criaturas que alberga, Korbell se transformó. La mancha de Hemwick quizá reluzca en los otros reinos Celestes, pero Korbell nunca aceptará esa identidad. Aquella noche bajo la aurora boreal renacieron.
En la actualidad Korbell se trata de un imperio honesto y poderoso cuyos ideales de honor y deber son sensibles e invulnerables. Compuesto por tres grandes clanes que actúan como sus tres fuerzas reinantes:
El Clan Rakobe y su poderosa cultura dracónida; el Clan Liobe, conocedores de los secretos minerales de Rajavarta; y el Clan Abzû, fundidos con la esencia de la ''Madre Hidra''.
Con el paso de los siglos, Korbell fue aislándose de los menesteres de Barástolis. No obstante, cuando la guerra de los 3 celestes estalló, Korbell mostró que su actitud pacífica no era sinónimo de debilidad, dejando relucir su feroz poder militar.
El cielo volvió a abrirse, parando en seco aquella locura. Forzando a los Celestes a repetir la historia y entrar en una nueva era. Nuevas legislaciones respecto a la magia fueron estipuladas, creando Bryxta como medio para controlarla. Farga nació de aquel conflicto como una vez lo hicieron los celestes, siendo aceptada al Consejo de Mirra. Korbell volvió al altiplano, sabiendo que no podían continuar ignorando los asuntos del continente. Las llamas que nazcan en Barástolis lo consumirán todo, sin fronteras que puedan hacerle frente. La pesadilla de Hemwick debe ser detenida.
Abre tu mente a un mundo exótico a la vez que salvaje, místico y grandioso. Camina donde solo unos pocos pueden y piérdete en la magia más allá del Rizo del Rey.
Blasón Real
Entre los picos escarpados del Rizo del Rey hallamos el color de un mundo gris. Nunca preguntando: cómo, ni porqué. Al ver su belleza simplemente lo aceptamos en nuestros corazones, y con el tiempo, nos aceptamos a nosotros mismos.
Puede que nuestra sangre arda celeste, pero nuestro corazón late al ritmo de Rajavarta. Liobe, Rakobe, Abzû. Todos distintos pero siempre juntos, compartiendo el mismo atardecer que ayer, trabajando juntos por ver el de mañana.
Tipo
Geopolitical, Kingdom

Remove these ads. Join the Worldbuilders Guild

Articles under Korbell



Cover image: by Titus Lunter

Comentarios

Please Login in order to comment!