Azula
"Heroe" de Silvaria Azula
Historia (Orígenes)
Infancia
En la noche del 5 de Ulmarath de 2848 D.R., entre los cráteres volcánicos de Emberclaw, nació Azula, hija de una prominente familia tiefling marcada por un legado de fuego y rituales infernales. Su linaje descendía de los Señores del Fuego, un antiguo culto dedicado a la adoración de las llamas primordiales que fluían en el Gran Volcán de Kaer'Zhul.
Desde que pudo caminar, se le instruyó en la magia piromántica y la invocación de llamas arcanas. Sus padres, fervientes devotos del poder del fuego, la criaron con la esperanza de que se convirtiera en una gran sacerdotisa del culto. Sin embargo, Azula nunca sintió en su corazón la misma devoción que su familia. Para ella, el fuego no era gloria ni poder, sino una fuerza que solo traía destrucción y sufrimiento.
Esta duda la aisló de su propia sangre, marcándola como diferente. Mientras sus hermanos y primos celebraban las erupciones volcánicas como regalos de los dioses caídos, ella miraba el fuego con temor y recelo. Sin embargo, el destino no le daría tiempo para encontrar su lugar, pues su vida estaba por cambiar de manera irrevocable.
El 12 de Ulmarath de 2858 D.R., en la cima del Gran Volcán de Kaer'Zhul, se llevó a cabo el ritual más sagrado del culto. Su familia, junto con otros devotos, había sido elegida para un sacrificio infernal destinado a fortalecer la conexión con los antiguos dioses del fuego.
Azula, con solo diez años, fue obligada a presenciar cómo sus padres y seres queridos eran consumidos por las llamas rituales. Pero algo salió mal. En el momento en que la energía del ritual alcanzó su punto álgido, Azula sintió que algo dentro de ella se desataba. Un poder desconocido, primigenio y salvaje, escapó de su ser en forma de una llamarada azulada que destruyó el altar y redujo a cenizas el templo.
La joven cayó al suelo en shock, incapaz de procesar lo que había sucedido. Su mente colapsó y su memoria se fragmentó. No recordó cómo escapó del desastre ni cuánto tiempo vagó por las tierras ardientes de Emberclaw. Solo despertó días después, con su pasado cubierto por un velo de olvido y la certeza de que ya no pertenecía a esa tierra.
Adolescencia
El 25 de Nethrakas de 2858 D.R., perdida y debilitada, Azula cruzó la frontera de Emberclaw y cayó inconsciente en los bosques de Frostveil. Fue allí donde un grupo de druidas del Círculo de la Luna la encontró y la llevó a su santuario.
Los druidas notaron que la joven estaba marcada por un fuego inusual, pero también vieron que su espíritu no estaba corrompido por las llamas del caos. Con paciencia y cuidado, la ayudaron a sanar su cuerpo y su alma. Con el tiempo, Azula se volvió su aprendiz, aprendiendo sobre el equilibrio natural, la curación y el verdadero significado del poder.
Por primera vez, sintió paz. Sin embargo, en las noches más frías, pesadillas de un fuego azul incontrolable la atormentaban, recordándole que su pasado no estaba completamente enterrado.
Juventud
Conforme creció, su conexión con la luna se hizo más fuerte. El 7 de Drenvokh de 2864 D.R., completó su primer ritual druído, logrando canalizar la energía lunar para curar a un ciervo herido. Fue entonces cuando los ancianos del círculo le otorgaron su primer tótem sagrado, un amuleto de plata con el símbolo de la luna creciente.
A lo largo de los años, viajó por Frostveil, ayudando a comunidades aisladas, aprendiendo sobre la naturaleza y profundizando su entendimiento sobre la magia. Pero el misterio de su pasado nunca la abandonó. A partir de los 20 años, comenzó a tener visiones más intensas de fuego, sombras y un altar destruido.
Ecos de Aetherion

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