Los Venev
En medio de una eterna calima ponzoñosa, custodiados por grandes cañones de roca cobriza y expuestos a un calor incesante que solo se detiene para dar paso a la más profunda oscuridad en sexmón, allí habitan los venev, un pueblo poco conocido y que bien podría considerarse un pueblo maldito.
Origen
Los venev tiene un antepasado común con los humanos, de hecho, en el Gran Desierto de Sefín se extiende la leyenda de que un grupo de humanos quedó atrapados en medio de un cañón por una densa calima que no les permitió escapar, este grupo sobrevivió sin poder salir del cañón, de hecho, hicieron del lugar su hogar y las generaciones posteriores evolucionaron hasta adaptarse de tal manera al terreno, que son incapaces de vivir fuera de él.
Forma de vida
Los venev llevan su cuerpo cubierto por completo, principalmente con vendajes y telas suaves, en su rostro tienen lo que parecen ser gafas, que usan para no quedar ciegos ante la luz del sol del desierto, cuando la calima se despeja un poco, respiran tras telas impregnadas con hierbas que consideran sagradas, esto les permite sobrevivir a la calima que es tóxica para cualquier criatura foránea.
Tienen una esperanza de vida corta en comparación con los humanos, lo que hace que parezcan muy jóvenes y que formen familia una vez cumplen los 35 luxantes. Son más pequeños y livianos que los humanos, no pueden hablar, pero se comunican a través de señas cuando están cerca, o de silbidos que conforman un lenguaje en sí mismo.
Costumbres
Los venev viven sus primeros 20 luxantes bajo tierra, sin protecciones y vestidos con pocos vendajes que los identifican como miembros de alguna de las familias. Durante ese tiempo aprenden todo lo necesario para recorrer el cañón por los túneles naturales que su gente ha logrado conectar, además crean su propia indumentaria, a la cual le confiarán su vida una vez pueden salir a la superficie.
La vida en el cañón es bastante tranquila una vez que se ha superado el obstáculo de la calima tóxica, cuando los venev están en su adolescencia y se les permite explorar la superficie, comienzan por reconocer la otra parte de su hogar, relegando a sus padres en tareas de recolección y caza. Todo es una posible comida, incluso algunos minerales sirven para ser succionados y reemplazar alguna raíz, sólo un tipo de erizo no es cazado, pues sus púas sirven como antídoto natural de la toxina de la calima.
Los adultos, usualmente buscan domesticar lagartos gigantes salvajes para usarlos como montura, aunque esto está reservado para los más valientes, ya que una mordida de estos lagartos es una muerte segura, lenta y dolorosa.
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