Tercera Batalla de la Creación

Tras la Segunda Batalla de la Creación y la destruccion de los Grandes Espiritus, la esencia que fluía al rededor de Selius se concentraba en diferentes puntos del planeta. de esa concentración nacieron espíritus que contenían el poder dejado tras de si por sus predecesores así como una parte de la voluntad inicial de los Espiritus Soberanos y las ideas arrancadas al plano inmaterial.
Los Espirítus Cardinales comenzaron a formar grandes cuerpos alrededor de su esencia como herramienta para ejercer su nueva voluntad y ,al haber sido creados por voluntades opuestas, una vez aparecieron comenzaron a luchar con sus rivales, destinados a enfrentarse constantemente. Mientras tanto, los jirones de voluntad e ideas que no fueron reclamados fueron sumiéndose poco a poco en el nucleo de Selius forjando con el tiempo un nuevo ente, uno que rompía la simetría de los Espirítus Cardinales y podría haber traído el final al equilibrio que se mantenía desde la batalla de los Espiritus Soberanos. Sin embargo, este nuevo espiritu, Seliah, no participó en la batalla y en su lugar reflexionó sobre la naturaleza del equilibrio y el combate que se libraba por romperlo.

Tras milenios de reflexión, mientras sus iguales combatían a lo largo y ancho del planeta rociando las rocas y los vientos con esquirlas de sus cuerpos, Seliah reunió lo que quedaba de la voluntad de los Espiritus Soberanos en un cuerpo hecho de cristal e imbuyendolo de su propio poder, ideas y voluntad. A ese cuerpo material logró vincular la Esencia que se esparcía por la creación, lo cual le dio la capacidad para extenderse y al mismo tiempo estar contenida. La capacidad de construir y destruir. Al ver las creación de Seliah, los Espirítus Cardinales dejaron sus luchas paulatinamente y crearon sus propias versiones de el primer cuerpo que comenzaron a extenderse por el mundo. Los nuevos entes fueron modificados constantemente y en lugar de cristal, sus cuerpos fueron construidos en diferentes elementos, alterando su forma material y adaptandolas a los cielos o los mares, extendiendolas hasta el último rincón de Selius y aparentemente poniendo un fin al eterno conflicto por el equilibrio.

Durante su batalla con Nahar, Rahan había creado una idea, imbuida con todo el poder de su voluntad primigenia, el único fragmento de aquella batalla que solamente tenía un objetivo pero no una fuerza opuesta e igual. El tiempo. Esa esencia percibió lo que había sido creado por Seliah y el resto de los Espirítus Cardinales como algo que infringia las normas de la batalla ya que, de acuerdo con la voluntad de Rahan todo debia avanzar hacia adelante y por tanto, algo eterno que no permitía cambios era impropio. Envió su voluntad y envolvió Selius y todo lo que allí habitaba, haciéndolo vulnerable al tiempo provocando que los Espirítus Cardinales, que habían insuflado casi la totalidad de su Esencia en sus creaciones fuesen disgregadas y repartidas por toda la superficie del planeta. Viendo los efectos del tiempo en sus creaciones mientras la voluntad de Kreomp corrompía la suya, se desgarró a si mismo, creando un reflejo de su esencia y una fuerza opuesta a la muerte que ahora se extendia por Selius y provocando la aparición de Hailes, la voluntad de la vida, y la diseminó por todas las criaturas que aun resistían en el mundo. Pese a que dicha accion destruyó a los Espirítus Cardinales, la voluntad del tiempo se detuvo a observar los cambios que el sacrificio de Seliah habian provocado y determinó que la nueva batalla que se libraba en el planeta no era estática con lo que Kreomp dio por cumplida su misión y dejó de afectar con su presencia a Selius lo cual permitió a los escasos jirones de voluntad y esencia que no habían sido vinculados a la materia que quedaban libres en el planeta tras el final de la batalla acumularse y dar nacimiento a los Espiritus Esenciales, dando por finalizada la última batalla de la creación.