Espiritus Esenciales
Tras la caída de los espíritus cardinales sus cuerpos y esencias quedaron divididos en miles de millones de trozos. Es de estos jirones de esencia, formados tras la partida de la voluntad del tiempo, que se forman los espíritus esenciales en un principio. Aunque apenas tienen la capacidad de afectar a la materia, son los responsables de la aparición de las razas sapientes. Su número es desconocido y varía constantemente, aunque son pocos los que poseen la capacidad de razonar y consciencia de sí mismos. Los más grandes tienen personalidades complejas, pero al estar ligeramente vinculados a las esencias de los Espíritus Cardinales muestran comportamientos afectados por el elemento material al que estaba vinculada dicha esencia. Tienen la capacidad de comunicarse y formar vínculos con aquellos que poseen un Alma Despierta
No son mortales en el sentido tradicional, pero al ser jirones de esencia sin contener pueden fusionarse con otros o desgarrarse y dividirse tal como sucede en el plano inmaterial. Sin embargo, en presencia de un alma despierta pueden vincularse a una persona, adquiriendo de este modo conciencia de sí mismos, un nombre y partes de la personalidad del vinculado, lo cual les permite mantenerse íntegros durante largos periodos de tiempo, aunque si no se vinculan de nuevo, finalmente se acabarían disolviendo entre el resto. Aquellos con nombre también pueden fusionarse o dividirse dando lugar a nuevas entidades, aunque no es algo que suceda muy a menudo.
Aquellos con conciencia de sí mismos pueden absorber la esencia de aquellos que no la tienen, potencialmente manteniéndose enteros durante mucho más tiempo. Estos espíritus con nombre, una vez muere su vinculado pueden permanecer en el cuerpo del mismo, cristalizando con el tiempo en una nueva piedra, aunque lo más normal es que busquen otra alma despierta o bien se vinculen a una piedra esencial, tras lo cual pueden interactuar con otras almas despiertas e incluso concederles los beneficios del vínculo sin tener que abandonar su refugio.
Una vez vinculados y con nombre no se volverán a vincular a nadie hasta que la persona con la que comparten vinculo muera, sin embargo, los que carcen de vinculo o nombre pueden refugiarse en animales, personas o piedras esenciales y pueden fusionarse con otro espíritu o dividirse en varios. El vínculo con un alma despierta es beneficioso tanto para el espíritu, que ve crecer su esencia, alimentada por las experiencias de la persona a la que se vincula y al recibir un nombre es mucho más difícil que pierda partes de sí mismo, como para el vinculado ve potenciados aún más los efectos de su alma despierta y le permite un cierto control sobre las rocas esenciales a las que es afín. El control y los efectos del vínculo dependen principalmente de la cantidad de esencia que posea el espíritu que se vincula y es de esperar que crezca con el tiempo, nutrido por las experiencias de su vinculado.
Una vez vinculado, el espíritu ganará rasgos de la personalidad de la persona a la que ha sido vinculada. Si se trata de un espíritu relativamente nuevo o que lleve mucho tiempo alejado de otras fuentes de esencia, adquirirá un reflejo de la personalidad del primer vinculado, sin embargo, espíritus antiguos que conserven su nombre aun estando rodeados de otras fuentes de esencia y aquellos que se vinculan constantemente conservaran una personalidad propia que normalmente es el resultado de la mezcla de las personalidades de todos sus vinculados anteriores. En algunos casos podrían llevar a la locura a su vinculado si su personalidad tiene defectos graves, convirtiéndolos en sanguinarios asesinos o personas autodestructivas dependiendo de los rasgos que conserven.
No son mortales en el sentido tradicional, pero al ser jirones de esencia sin contener pueden fusionarse con otros o desgarrarse y dividirse tal como sucede en el plano inmaterial. Sin embargo, en presencia de un alma despierta pueden vincularse a una persona, adquiriendo de este modo conciencia de sí mismos, un nombre y partes de la personalidad del vinculado, lo cual les permite mantenerse íntegros durante largos periodos de tiempo, aunque si no se vinculan de nuevo, finalmente se acabarían disolviendo entre el resto. Aquellos con nombre también pueden fusionarse o dividirse dando lugar a nuevas entidades, aunque no es algo que suceda muy a menudo.
Aquellos con conciencia de sí mismos pueden absorber la esencia de aquellos que no la tienen, potencialmente manteniéndose enteros durante mucho más tiempo. Estos espíritus con nombre, una vez muere su vinculado pueden permanecer en el cuerpo del mismo, cristalizando con el tiempo en una nueva piedra, aunque lo más normal es que busquen otra alma despierta o bien se vinculen a una piedra esencial, tras lo cual pueden interactuar con otras almas despiertas e incluso concederles los beneficios del vínculo sin tener que abandonar su refugio.
Una vez vinculados y con nombre no se volverán a vincular a nadie hasta que la persona con la que comparten vinculo muera, sin embargo, los que carcen de vinculo o nombre pueden refugiarse en animales, personas o piedras esenciales y pueden fusionarse con otro espíritu o dividirse en varios. El vínculo con un alma despierta es beneficioso tanto para el espíritu, que ve crecer su esencia, alimentada por las experiencias de la persona a la que se vincula y al recibir un nombre es mucho más difícil que pierda partes de sí mismo, como para el vinculado ve potenciados aún más los efectos de su alma despierta y le permite un cierto control sobre las rocas esenciales a las que es afín. El control y los efectos del vínculo dependen principalmente de la cantidad de esencia que posea el espíritu que se vincula y es de esperar que crezca con el tiempo, nutrido por las experiencias de su vinculado.
Una vez vinculado, el espíritu ganará rasgos de la personalidad de la persona a la que ha sido vinculada. Si se trata de un espíritu relativamente nuevo o que lleve mucho tiempo alejado de otras fuentes de esencia, adquirirá un reflejo de la personalidad del primer vinculado, sin embargo, espíritus antiguos que conserven su nombre aun estando rodeados de otras fuentes de esencia y aquellos que se vinculan constantemente conservaran una personalidad propia que normalmente es el resultado de la mezcla de las personalidades de todos sus vinculados anteriores. En algunos casos podrían llevar a la locura a su vinculado si su personalidad tiene defectos graves, convirtiéndolos en sanguinarios asesinos o personas autodestructivas dependiendo de los rasgos que conserven.
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