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Ruinas de Altea

Las Ruinas de Altea son los restos de una antigua ciudad, que se ubicaba en el punto donde ahora se unen las fronteras de Iztac, Tiassa y Heidu Guo.

Se cree que la ciudad fue destrozada por una gran batalla, pues algunas rocas parecen fuera de lugar, y los historiadores piensan que debieron de ser lanzadas con algún tipo de catapulta desde fuera. Las ruinas de Altea no son ningún secreto, y con el paso de los años y los ladrones y aventureros oportunistas, si alguna vez se ocultaba allí algún objeto de valor, hace mucho que desapareció. Apenas quedan bases de algunos muros, restos de suelos con baldosas, algunos elementos ornamentales (como filigranas talladas en piedra)... Algunas zonas han sido excavadas y se puede adivinar la estructura de la casa u edificio que en otra época se alzó allí. Los cimientos llevan a pensar que hubo edificios bastante greandes, y en algunas zonas se han encontrado restos de calles adoquinadas con enormes losas pulidas. La arquitectura de este lugar, por lo que se deduce de lo poco que aún se conserva, es distinta a la de cualquier cultura actual.
La zona en torno a Altea está completamente deshabitada, y la frontera lleva siglos sin moverse, como si ninguna de las naciones quisiese tomarla para sí ni abandonarla por completo. La historias dicen que las ruinas están malditas, pobladas por las almas de los caídos en la batalla, y que por eso jamás se reconstruyó.



Khean Niadrar viajó a las ruinas con un equipo de arqueólogos, entre ellos un especialista en lenguas antiguas llamado Paddoul Flingror (de los Clanes Enanos), para investigar y tratar de descifrar algunos símbolos que se habían encontrado grabados entre los restos. Apenas hay textos o libros de la época, aunque se sabe que conocían la escritura, por lo que se cree que aquello que grababan en la roca era de gran importancia (mensajes importantes, mandatos reales, piezas con motivo religioso...). El lingüista consiguió descifrar parte de dos textos: "Edificio Aquisgrea" y "[...] Norte".  
    En realidad se trata de dos placas de piedra: una que estuvo colocada en la fachada del Edificio Aquisgrea, un importante centro empresarial de Altea, y otra que marcaba el acceso a la Cuaderna Norte de la ciudad (que se dividía en cuadrantes con origen en el templo). Altea fue una gran ciudad, por lo qe se dividió en cuadernas para que fuese más fácil localizar una dirección en concreto. Más tarde, al seguir creciendo, cada cuaderna se dividiría en secciones, de forma radial (cumplían la función de los códigos postales).
  La investigación de los textos se detuvo cuando una miembro del equipo encontró por casualidad un acceso a una nueva zona mejor preservada: pisó en la zona bajo la cual se encontraba el templo hundido, se desprendió algo de roca, y cayó dentro, rompiéndose una pierna. El resto del equipo, cuando la encontró, bajo a tratar de ayudarla -y de paso, a investigar. Sin saberlo, despertaron a unos vigilantes mecanizados, que acabaron con casi todos los investigadores en cuestión de minutos. Sólo lograron escapar Paddoul (que nunca llegó a descender al templo), Khean y otra arqueóloga llamada Octavia Terglow, que estaban tratando de subir a la mujer herida desde arriba (los compañeros que ayudaban desde abajo murieron, al igual que ella). Tras lo ocurrido, los supervivientes ocultaron la entrada al templo lo mejor que pudieron, y huyeron al pueblo más cercano.
El lingüista regresó a su casa, aterrorizado, pero Khean y Octavia quieren regresar a buscar los cuerpos de sus compañeros y, si pueden, continuar la investigación de aquel lugar (ambos están dolidos por la pérdida, pero conocen los riesgos de trabajar en ruinas antiguas). Para ello necesitan gente de confianza que pueda abrirse paso a través de los vigilantes. Este tipo de auto-armaduras no son demasiado raras dentro de las ruinas, son constructos de la Edad Antigua que han permanecido en estado letárgico desde entonces, gracias a un núcleo de Althium que los mantiene con vida.    

El Templo de Altaor

  El edificio enterrado fue, en la época anterior al Sello, un Templo a los Dioses Guardianes conocido como el Templo de Altaor.
Altea se formó a su alrededor y se convirtió en una gran metrópolis. Llegó a ser una de las mayores ciudades del mundo, y el Templo era uno de sus principales núcleos. Se ubicaba en la Plaza del Templo, de nueve lados, en la que se alzaban otras edificaciones importantes para la vida de la ciudad, incluyendo un templo de menor tamaño dedicado exclusivamente a Padan.
Como era habitual en las grandes urbes de la época, el templo no estaba destinado únicamente al culto del pueblo, sino que era un gran complejo con muchas funciones: Tenía salas de culto y de oración, salones ceremoniales, un oráculo (una enorme habitación diseñada específicamente para albergar a los dioses o sus mensajeros en caso de necesidad, la sala del escudo (desde donde se controlaba el escudo divino que protegía a la ciudad para que no fuese destruida por las catástrofes provocadas por los Dioses Antiguos o sus criaturas), numerosas salas de reuniones, oficinas y otras habitaciones funcionales, y la sala de El Paso, donde se guardaba uno de los enormes arcos de teletransporte que unían este templo con otros siete en Nahur, formando una red por todo el planeta, y con otros tres ubicados en el Feywild, el Shadowfell y en Árvandor, respectivamente. Detrás del Templo había además un Hogar, un monasterio que albergaba al clero de los nueve, y que tenía una enorme biblioteca, una escuela, y zonas dedicadas a la investigación, el entrenamiento, las artes, etc.

Durante la Guerra de Euris, el escudo que protegía Altaor cayó, y la ciudad fue destruida por los titanes. El Templo de Altaor, que antaño se alzaba imponente sobre Altea, fue demolido en gran parte, y quedó enterrado y olvidado. A día de hoy sólo quedan en pie bajo la tierra unas pocas estancias:
  • La Sala Principal del Templo: una sala de nueve lados, cada uno de ellos sustentado en tres columnas. Está construida con un tipo específico de roca blanca muy rara y cara (sólo se encuentra en la Isla de Ko). En el interior había una estatua de cada uno de los Dioses Guardianes, en los vértices del eneágono, y un gran estanque de agua clara en el centro. Las estatuas y decoraciones estaban hechas de la misma roca, cubierta por una especie de nácar que les da un brillo delicado. Esta era la construcción más importante del templo, abierta a la ciudad, daba la bienvenida a todos quienes quisieran visitarlo. Actualmente sólo quedan en pie las estatuas de dos de las deidades y la sala está en ruinas, aunque en el fondo del estanque se conserva el mosaico que representaba el Sistema Celeste (y que incluye un planeta y varias lunas más de los que se conocen actualmente). Las cuatro caras que daban al exterior ahora sólo muestran paredes de roca viva (puede parecer que el edificio se construyó en una caverna y dejaron en éstas la roca al natural), de un material que contrasta con el blanco de los pilares. Las otras cinco caras han sufrido un destino similar, pero como las cuatro paredes que se abrían al patio posterior tenían un escudo, la roca no llegó a traspasarlas, y queda fuera de la habitación. La única cara que tenía una pared, con un portón que se abría al patio del Templo, sigue en pie.
  • El Patio de las Manzanas: originalmente la Sala Principal se abría a un patio ajardinado con árboles frutales (sobre todo manzanos). Se utilizaba como zona de encuentro y recreo. Tras su hundimiento, sólo queda una pequeña galería por la que se puede transitar (tiene algunos desvíos que son callejones sin salida, y alguno de ellos da a un muro exterior del templo, pero parecen tranquilos.
  • Capilla de Padan: El Patio de las Manzanas daba a las capillas de los nueve, pero actualmente sólo se puede llegar a una de ellas. Los pasillos interiores que llevaban a las demás están completamente derruidos.
  • El cuerpo principal del templo: está destruido prácticamente en su totalidad, y no se puede acceder a él. Los pocos pasillos transitables aún están vigilados por auto-armaduras que atacarán a cualquier intruso. Si se logra atravesar la primera zona, más laberíntica, y pasar a los vigilantes, se llega al recibidor del este. La cara sur daba antiguamente al exterior (ahora está bloqueado por roca y no se puede abrir, y la gran puerta de cobre se ve maltrecha y salida de sus goznes). En el lado este, hay una puerta de madera ornamentada (destruida en parte, pero el aire viciado al entrar al recibidor les hace pensar que esta sala ha permanecido sellada mucho tiempo, lo que ha ayudado a que se conserve. Tiene tallado un mapa de Nahur -aunque no es exactamente tal y como se conoce hoy en día. No es difícil abrirla: prácticamente se desmorona en sus manos), esta puerta lleva a El Paso. En la cara norte, una puerta de servicio lleva a la zona interna del templo.
  • El Paso: es una gran sala alargada, con pilares a los lados que sujetan lo que queda del techo (en parte hundido y atravesado por la roca). Entre los pilares quedan restos de obras de arte: pinturas y tapices que a duras penas ha resistido el paso del tiempo, y cuentan historias de héroes antiguos (elegidos de los dioses cuyas leyendas no reconocen, salvo alguna que ha sido adaptada y modificada con el tiempo). Al fondo de la sala hay un gran anillo de piedra negra, que antaño cobijó un portal que permitía los viajes entre los Planos Interiores. Requiere de Althium para funcionar, pero con éste y ciertas reparaciones, un arcanista experimentado podría lograr ponerlo en funcionamiento de nuevo, y ahora que la primera capa del sello ha caído, se podría utilizar. Los portales de los Pasos se encontraban en diversos puntos del mundo en los que la conexión entre las dimensiones era más estrecha, y unían puntos concretos de dos planos. Bajo la protección de los Nueve, se crearon varios de estos puntos, fortaleciendo las relaciones entre los planos, pues ya no se necesitaba un usuario de magia poderoso para realizar el viaje: aumentaron los intercambios comerciales y culturales, y el número de visitantes que iba a uno u otro plano sólo por placer. En este caso, el Paso llevaba a una ciudad en el Shadowfell, con la que Altea tuvo una gran relación, pero de la que no se ha vuelto a saber nada desde El Sello.
  • Zona interna del templo: aún se puede acceder a algunas de las habitaciones de los oráculos, en gran parte hundidas en la piedra. Parecen pequeños habitáculos de techo bajo (de roca viva), aunque en origen fueron estancias sencillas pero hermosas, con ventanales que daban al patio del Oráculo. El patio hoy está enterrado en piedra, y resulta extraño ver las ventanas que dan a la roca. Frente a estas habitaciones, las salas utilitarias del antiguo templo han perdido prácticamente todos sus muebles de madera, aunque se pueden encontrar curiosos objetos en ellas. En uno de los despachos se encuentra, oculto, el acceso al sótano.
  • Sótano: una serie de laberínticos pasillos oculta varios tesoros (reliquias de la Edad Antigua), un pequeño depósito de Althium, y algunos restos de los archivos del Oráculo. La más protegida y difícil de acceder es la Sala del Escudo, donde se oculta el gran prisma que focalizaba la energía arcana del escudo que protegía la ciudad, y que unía mediante su magia las grandes gemas de althium purificado que se colocaban en las murallas en torno a ella, para protegerla de la destrucción de los dioses.
Se pueden encontrar tres fragmentos legibles (en común antiguo) de los archivos del Oráculo:
Turbk'ou-Celestia se apareció anoche ante los tres oráculos de Altaor. Éste fue su mensaje: "La segunda pieza será pronto completada. Habrá de guardarla la bestia que mora en las entrañas" Por lo que sabemos, la ubicación de los Santuarios continua siendo un secreto, pero tan pronto como se recibió el mensaje emitimos un aviso, con fe en que sus Enviados podrán entenderlo mejor que nosotros.
Los rumores dicen que el rito se celebrará en Odonna. Teníamos esperanzas de que fuese nuestro templo el elegido, pero confiamos en la sabiduría de los Nueve Guardianes.
Y en un fragmento mucho más antiguo:
[...] cayó el Invierno y allí permanece aletargade.  Los oráculos profetizaron que se acerca una nueva batalla, una terrible.  Mirghal-do Vanna pronunció: "Caerán las lunas y se derramará la sangre del infinito, y en ese día se decidirá nuestro destino" Pero los hilos rojos no les permiten ver más allá. Ya se ha decretado un plan de emergencia para recoger a los ciudadanos del exterior de las murallas en edificios civiles y se ha puesto en marcha la fortificación del Escudo. El Paso será [...]

MAPA DEL TEMPLO

RUINED STRUCTURE
1014 T.M.
Type
Temple / Church

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