Clero de Feberraltir

La forma de vida aventurera, yendo allá donde el camino te lleve y buscando la felicidad en las pequeñas cosas son cualidades que comparten bien los seguidores de  Feberraltir. Si están de viaje normalmente son cazadores excelentes que buscan siempre estar bien dotados de comida, mientras que los establecidos en pueblos y ciudades serán excelentes anfitriones que estarán más que dispuestos a compartir un plato de comida y acompañarlo de una buena charla, una canción o un poema.

Esta forma de vida atrae a varias criaturas de otras razas diferente a los  gnomos, muchos se vuelven seguidores por la promesa de comida, pero con el tiempo, aprenden a amar la fe y se convierten en adeptos devotos.

Hic Cibum

Tipo
Religión oficial, clero.
Deidad
Feberraltir

Estructura

Los tocados por Feberraltir viajan por el mundo libremente y comparten su fe con quienes consideran conveniente, pero no están obligados por el clero a realizar misiones en nombre de su dios.

Cada templo, sin embargo, posee un encargado, denominado El anfitrión, quien recibe a los fieles, organiza los banquetes, supervisa los rituales y cuida del templo mismo. Los miembros más influyentes en el clero suelen ser nobles o ricos, esto no tiene que ser así, pero el hecho de permitirse dar grandes banquetes es algo que cae muy bien entre los fieles, y normalmente sólo los nobles o ricos pueden permitírselo cada tanto.

Los clérigos y seguidores de Feberraltir no ven reflejado su poder o experiencia en estatus dentro del clero, este se obtiene a medida que se acercan a la ideología de la felicidad, un camino que puede durar toda una vida, pero en el que algunos avanzan más rápido que otros. Básicamente, aquellos que han entendido y aplican activamente los preceptos de la fe, son más felices, y esto repercute en su estatus dentro del clero, a esto se le suma el ofrecimiento de banquetes más allá del núcleo familiar.

Cultura

A pesar de que son vistos por muchos como seres de los que se puede sacar provecho al recibir comida y sonrisas, los miembros del clero se consideran a sí mismos más como secuverus de la felicidad, y el hecho de que no les moleste lo que otros piensan de ellos es una prueba de que algo están haciendo bien.

Convencidos de que las malas intenciones pueden detectarse como el fétido olor de un cadáver al sol, ayudan a aquellos que consideran de buenas intenciones o con verdadera necesidad.

La felicidad y el gusto por la comida deben profesarse allá donde el camino te lleve, pero las cosas no debe forzarse, hasta el saciado rehúye de la comida alguna vez.

Hic cibum que significa, "Aquí hay comida" es usado tanto en templos como en hogares fieles a Feberraltir, y sirven como una señal para los fieles viajeros en busca de un buen anfitrión.


Mitología e historias

Se cuenta que en la era de los dioses, cuando el mundo era aún joven y las razas apenas nacían un grupo de lobos quedó cercado por escarpadas montañas y grandes mares, relegados a vivir entre colinas terminaron con todo rastro de vida en el que fue su hábitat obligado, cuando no había más que comer recurrieron a comerse entre ellos, hasta que sólo quedó un lobo vivo. Un  gnomo llamado Tulinguer, que gustaba de errar por el mundo llegó a las colinas y vio al lobo famélico con apenas fuerzas para mover la cabeza, sabiendo que no podía llevarle felicidad a un animal en esas condiciones, decidió prepararle un banquete. Así fue como dio caza a varias aves del lugar que escapaban a las zarpas del lobo y cuidó del animal hasta que este pudo levantarse de nuevo. El gnomo, conocedor de la naturaleza salvaje del lobo y temiendo que lo atacara una vez tuviera las fuerzas, decidió continuar su camino, pero el lobo usó las fuerzas que tenía para seguirle.

Así fue como el gnomo compartía su comida con el lobo y este, a cambio, cazaba animales imposibles para el gnomo.

Se dice que esta extraña amistad fue motivo de alegría para  Feberraltir quien decidió que el alma del lobo, a quien bautizó como Kynox, lo acompañara siempre y convirtió a Tulinguer en el primer ser tocado por un dios.

Cosmología

La búsqueda de la felicidad, y de comer de paso, es un camino que muchos consideran nunca termina. Y sin embargo algunos de los fieles más avanzados han encontrado en la  secuveria varias formas de llegar a la felicidad. Algunos consideran que la clave está en ser agradecido, agradecer por la luz de un nuevo ciclo, por la nieve que cae y por la comida en la mesa. Otros creen que el secreto está en encontrar lo bueno en lo que sólo parece malo, pensando que el fuego en el bosque acaba con la maleza y un árbol débil nace de nuevo más fuerte en la siguiente estación. Sea como fuere, algunos pueblos recónditos de gnomos reciben visitas de vagabundos en busca de conocimiento y sabiduría.

Principios de la fe

A diferencia de otros dioses, cuyos principios son un sistema de reglas inquebrantables, Feberraltir da unas pautas más que normas para que sus seguidores sigan, pero no se castiga ni se persigue a alguien si no lo hace.

  1. Da. Siempre recibes a cambio, un nuevo ciclo o un favor, así se guarda el equilibrio.
  2. Viaja. La monotonía del hogar te hace olvidar la magia de todo cuanto tienes.
  3. Fluye. No te estanques en un sentimiento, una empresa o una criatura, deja que las cosas ocurran y puedan cambiar.
  4. Come. Todo ser mortal debe alimentarse para no morir, pero tu come, disfruta de tu comida y regocíjate en nuevos sabores.

Ética

Aunque incumplir los principios de la fe no tiene castigo alguno si hay un par de cosas que son consideradas un pecado entre los seguidores de  Feberraltir, buscar activamente la infelicidad de alguien y castigar con la inanición a un prisionero o enemigo.

Aún cuando alguien cometa estos pecados, el clero no realizará castigo alguno, pero el escarnio social será más que suficiente para el pecador, quien, en caso de persistir en su conducta, será abandonado por el dios.

Poderes divinos otorgados

Para pertenecer oficialmente al clero, cada criatura debe sobrevivir durante Quamón en una zona de colinas designada por el templo, alimentándose de la naturaleza y conviviendo con los animales del lugar, al final del mes debe volver al templo con algo que haya cazado él mismo.

El primer ciclo de Pentamón, cuanto el sol vuelve a salir, se realiza el banquete en honor de los nuevos fieles, se sirve lo que cada iniciado trajo de su caza, más algunas reservas del templo.

Los devotos de Feberraltir obtienen la capacidad de escuchar a los animales de las colinas y algunos más capaces pueden alcanzar un nivel de meditación donde pueden valerse de los sentidos de algún animal, aunque esto puede resultar peligroso si el animal muere o si se deja al propio cuerpo sin protección, pues se dice que el alma viaja al plano astral durante esta meditación.

Templos

La mayoría de los templos del Feliz Comensal están labrados en las colindas, siendo subterráneos en su mayoría de espacios, pero no por esto son oscuros ni húmedos. Cada templo tiene una reserva de comida para pasar la larga noche y casi siempre hay un puñado de fieles que vive en el templo mismo. El templo no genera influencia alguna en los animales que viven en las proximidades, sin embargo, la gran mayoría de criaturas salvajes evitan atacar en las cercanías de los templos.

Sectas

Existe una secta de la que se tenga conocimiento y que sea aceptada por el clero.

Ego prosélito

Los llamados Ego prosélitos son fieles devotos del Feliz Comensal, pero también son fieros guerreros y hábiles cazadores, casi ninguno comparte el alineamiento caótico de otros seguidores y su dogma es combatir a quienes se aprovechan del clero y de sus seguidores más ingenuos. La secta tiene aliados políticos y administrativos en varias ciudades y se valen de sus contactos para obtener información en sus misiones, que son de rastreo y caza usualmente.


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