CFL30: Fragmentados

General Summary

Contratante: Stanimir Sparzak
Organización: -
Lugar: Bosque de Norderuck, Las Repúblicas de Domhull 
Aventureros: Dahizo, Rebirth, Dalin Adventure, Alton Lirio Amarillo, Ew-Tymon         Una tarea sencilla. Una simple labor de escolta de una caravana desde Arlgate hasta Attenheim. Una caravana de artistas itinerante.    El viaje era tranquilo hasta pasar por Barhyst. El pasado de Alton Lirio Amarillo tocaba a su puerta, y la amenaza velada de las monedas de la Red de Sizek se hicieron patentes. Una moneda blanca a cada uno del grupo, y un roja para Alton, el blanco de la Red. Dos días después se presenta el asesino, en un teatro de sombras. Un enfrentamiento duro, del que salen airosos gracias al ingenio de Hoid.    Pero el viaje debía seguir. El resto de los días fueron tranquilos hasta llegar a las ruinas de Grasenbruck, última parada antes de Attenheim. Allí, al calor de la fogata, los aventureros comparten triunfales el ya pronto final. Beben y escuchan las historias del líder de la caravana, un viejo desgarbado y cínico llamado Stanimir Sparzak. Ya pasada la medianoche, con la caravana ya dormida, unos fuegos aparecen desde el linde del bosque. Titilando constantemente, quizá en una señal inintelegible que los aventureros deciden investigar. Se adentran entonces en el bosque, cada vez más profundo, siguendo los fuegos fatuos, los que les guían hasta un pequeño lago, con un obelisco en su centro. De allí en adelante todo parece sacado de un sueño. O una mente febril, quizá por el lícor compartido por Stanimir.       El hecho es que sus almas parecen ser llamadas por el obelisco, sientiendo su llamado magnético y, extrañamente, sintiéndose completos. Un todo. Febrilmente, parecen viajar a través del obelisco, en un mar de la esencia primigenia hasta dar con un oscuro paisaje, un lugar sacado de los cuentos de hadas. Una cabaña y taciturnas mujeres, sacerdotisas de algún poder olvidado, realizando un ritual para reparar los daños que ha producido El Anciano. Los aventureros ayudan como pueden, buscando respuestas y, por sobre todo, una manera de salir de allí, de volver sobre sus pasos hasta la caravana. De despertar.    Pero el ritual desborda energía y sus almas son arrastradas por la Corriente, de vuelta al origen. Un camino de no retorno que nadie logra desandar, hasta que Alton Lirio Amarillo se encomienda al poder que sea que le responda. Nunca había sido un devoto, pero ahora con su vida en peligro, en un peligro que no entendía ni podía manejar, clama por Ilea. Por otra oportunidad. Y al parecer la diosa fortuna lo acepta en su pecho...      Al alba, los aventureros despiertan en las ruinas de Grasenbruck, sanos y salvos. Y completos. Sienten haber recuperado esa parte que perdieran en las Colinas de Hierro. La caravana no está, no hay rastro de Stanimir ni su gente. Sólo un pequeño amuleto de hermosa factura, un amuleto vistana.