Kinordri Ethnicity in Pawn's Sentient | World Anvil

Kinordri

Los Kinorðricos, o la étnia Kinorðri, es el nombre con el cual se identifican los descendientes y originales habitantes de Norþæn, ubicado en la región norteña de Ergos. Son conocidos por ser robustos, altos y peludos, en ambos géneros si los comparamos con sus demás camaradas humanos, aunque las barbas largas son algo único de los hombres y con intrigante relevancia estética.   Es difícil para un servidor sintetizar su cultura pese a ser uno de los pueblos que menos diferencias tiene entre ellos, pero afirmar que no hay diferencias evidentes sería una traición hacia nuestros hermanos de armas. No obstante, uno de los rasgos que parecen motivar a todos los pueblos del norte es su afán por la preparación de cada individuo para la supervivencia, o para fraceando algún que otro noble ebrio en las tabernas: "para enfreantarse a cualquiera, incluso los Dioses si hiciera falta". Muchas cosas dirán mis compatriotas de ellos, pero uno no puede evitar envidiar ese orgullo en su valor.

Ideals

Ideales de género

Al igual que todos los pueblos que he tenido el honor de estudiar, los kinórdris parecen hacer una diferencia a la hora de distribuirse las tareas. Según estudios anteriores, tanto por compatriotas hellenos como Midlanders, al igual que en los otros reinos, parece ser que la facultad de dar a luz de las mujeres es el principal factor de dicha separación, además de que tieden a nacer más hombres que mujeres, como en casi todas las étnias. Pese a este factor, no se puede negar que en este caso la mujer está más expuesta a los peligros pese a estos dos hechos, y yo soy de los que se adhieren a la teoría de que el hostil terreno nórdico es el principal factor. Ni los hogares son lugares seguros.   
No existe kinórdico vivo que no sepa cazar, luchar, matar y sobrevivir. Sus maestros pueden ser sus ancestros, o la dama de la sangre y la muerte misma, pero no hay kinórdrico que peda caminar sin saber pelear. Los guerreros solo pueden sobrevivir enfrentándose a la muerte y a la vida por separado, él alejará la muerte el hogar y ella protegerá la vida. Ningún kinórdri sobrevive sin luchar, pero tampoco lo hará solo.
  La muerte tiene muchas formas para los kinordris, demasiadas si preguntan a un servidor, pero puedo resumir la idea en algunas de las más interesantes: la Caza Mayor, las Cazas de Honor o los Duelos por Honor. Algo que cabe destacar, que pese a no mencionarse generalmente cuando se habla sobre lo que significa ser un hombre o mujer para nuestro pueblo nórdico, es cierto que los hombres suelen tener una mayor presencia en el ámbito militar. Al comentar lo dicho con las mujeres, estas parecen descartar que sea una cuestión sexual, o al menos no parecen verlas como tales, sino que la conversación suele cerrarse con un simple “a la guerra van nuestros mejores guerreros”. Por dicha respuesta suponemos que se consideran los méritos del individuo y teniendo en cuenta los roles que se les otorga a los hombres, no es de extrañar que tengan más experiencia en combate.   Pero no podemos preguntarnos qué sentirá una mujer que quiere defender su tierra ante la experiencia natural de sus compañeros masculinos, sin no antes enteder lo que significa enfrentarse a la vida en sí, y creedme, nuestras mujeres viven la gran vida en comparación a lo que ellas han de hacer. La caza menor, o simplemente caza para los demás pueblos, son orquestradas y llevadas a cabo principalmente por mujeres. Esto incluye rastrear, usar arcos, lanzas, espadas y escudos, matar y transportar las presas.   Si esto parece demasiado para cualquier mujer, o hombre ya sea dicho, también se encargan de la pesca y el cultivo, y en época de paz son ella quienes deciden qué hombres asisten en qué, sin que éstos digan nada. Además de ello, se encargan de cuidar de los nuevos y prepararlos para el futuro, eso incluye su enseñanza, concretamente del tutelaje y la designación de las lecciones de cada miembro de su familia, o de otras en caso de que sea necesario. Por si fuera poco, la medicina y los rituales, incluidos los matrimonios, son dirigidos por las madres de las familias nobles. Algo digno de recordar a nuestros padres cuando se quejen de lo ocupada que es su vida en las tabernas...    Pese a que esas son las normas, las excepciones no son tan raras y sus consecuencias repercuten en el honor de la persona a la que se le aplica la excepción, nada más. Esto resalta, aún más si cabe, el individualismo de este pueblo, dejando a la familia limpia de honor cuando una hija ha de sustituir la labor de un hijo, o viceversa. Al contrario que la cultura hellena, por ejemplo, no se considera una deshonra tomar el trabajo de una mujer o viceversa, sino no poder cumplir con el rol asignado y por el que se ha entrenado. Un concepto que podría enriquecer algunas posturas de otras culturas.
Intentando hacer justicia a nuestros valerosos hermanos de armas,
redactado por Poseidonio de Grafos.

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