Stormshield
El norte de Aetherion es un lugar olvidado por los dioses, donde la civilización nunca echó raíces y la vida solo pertenece a los más fuertes. Stormshield no es un reino, ni un imperio, sino una vasta extensión de glaciares interminables, cordilleras colosales y tundras donde la nieve nunca se derrite. En este lugar, la supervivencia es la única ley, y aquellos que no pueden adaptarse son devorados por la tormenta.
Stormshield, el Reino del Hielo Eterno
Las tribus errantes, los guerreros solitarios y los cazadores furtivos dominan esta tierra cruel. Algunos buscan gloria en la caza de bestias colosales, otros comercian en los escasos asentamientos ocultos entre las montañas. Pero todos saben que en Stormshield, la verdadera amenaza no viene del frío ni del hambre, sino de los monstruos que acechan en la oscuridad de la ventisca.
Historia (Orígenes)
El Frío Eterno y el Olvido de los Dioses (0 - 500 D.R.)
Cuando la Ruina desgarró Eldrathis, Stormshield no ardió en llamas ni se hundió en el caos arcano. En su lugar, la tierra fue consumida por un invierno sin fin. El 10 de Kyrathis, 1 D.R., las primeras tormentas se alzaron, cubriendo la región en una nevada interminable. Para el 20 de Vorenthas, 50 D.R., aldeas enteras desaparecieron bajo la nieve, y los ríos cristalinos quedaron atrapados en hielo.
Los primeros sobrevivientes fueron aquellos que se refugiaron en cavernas profundas y bosques protegidos. Los firbolgsy elfos del hielo intentaron mantener el equilibrio de la naturaleza, pero la hambruna y el frío reclamaron a muchos. Para el 15 de Xalthir, 200 D.R., los primeros clanes goliath comenzaron a surgir, reclamando las cumbres más altas y adaptando sus cuerpos al gélido viento de la montaña.
Mientras tanto, en la cima del mundo, el Templo de Khar’Dran fue construido el 3 de Kalrathis, 350 D.R., un santuario dedicado a los antiguos dioses del invierno. Durante siglos, fue un refugio espiritual y un faro para los perdidos, hasta que el tiempo y la barbarie lo convirtieron en un mito.
El Auge de las Tribus Salvajes (500 - 1200 D.R.)
La piedad y la espiritualidad no sobrevivieron a la desesperación. Para el 10 de Ulmarath, 700 D.R., las tribus guerreras dominaron la tundra. En Stormshield, la ley se redujo a una simple regla: "Mata o muere".
Las tribus más fuertes devoraban a las débiles, reclamando sus tierras y recursos. Fue en esta era que los Night Claws nacieron. Fundados el 5 de Othrelias, 950 D.R., por un bugbear despiadado llamado Vrauk "El Silencioso", estos asesinos nocturnos aprendieron a acechar en la ventisca y a emboscar a sus presas sin ser detectados. Sus dagas de obsidiana se convirtieron en la firma de la muerte en Stormshield.
A medida que el conflicto escalaba, los Red Fangs emergieron el 2 de Nethrakas, 1100 D.R., como una tribu de cazadores despiadados. A diferencia de los Night Claws, los Red Fangs no se ocultaban en las sombras; atacaban con furia incontrolable, pintando la nieve con la sangre de sus enemigos. Para ellos, la montaña era una deidad sedienta, y solo la sangre podía calmar su furia.
En el 15 de Xalthir, 1150 D.R., la rivalidad entre tribus explotó en la Guerra de las Nieves Negras. Durante cinco décadas, los clanes se masacraron en un conflicto brutal. Los Night Claws, con su estrategia implacable, exterminaron a líderes rivales y emergieron como los más temidos. Para el 20 de Vorenthas, 1200 D.R., las tribus sobrevivientes aceptaron su supremacía y se dispersaron, pero la guerra había marcado para siempre la tierra de Stormshield.
El Declive del Templo de Khar’Dran (1200 - 1900 D.R.)
La civilización nunca prosperó en Stormshield, pero el Templo de Khar’Dran fue el último vestigio de orden en la región. Durante siglos, monjes y chamanes intentaron protegerlo, asegurando que en su interior descansaba un poder olvidado. Pero la superstición creció, y el miedo se apoderó de las tribus.
Para el 5 de Naethir, 1500 D.R., los rumores sobre maldiciones y entidades vengativas hicieron que incluso los guerreros más feroces evitaran la montaña. En el 10 de Kalrathis, 1650 D.R., un grupo de monjes intentó restaurar el templo, pero desaparecieron sin dejar rastro. En el 5 de Othrelias, 1700 D.R., los Night Claws finalmente reclamaron la montaña como su territorio, expulsando a cualquiera que se acercara.
Desde entonces, el templo ha quedado abandonado, envuelto en sombras y leyendas.
El Equilibrio Frágil y la Sombra del Pasado (1900 D.R. - 2500 D.R.)
Hoy, las tribus ya no luchan entre sí, pero la desconfianza sigue presente. Vrauk II, descendiente del líder original de los Night Claws, gobierna con un puño de hierro. Bajo su mandato, la tribu se ha vuelto más aislada, rechazando cualquier interacción con el mundo exterior. Mientras tanto, los Red Fangs continúan acechando en la tundra, atacando aldeas y viajeros sin piedad.
Algunos murmuran que extrañas luces han sido vistas en el Templo de Khar’Dran. Otros aseguran que los antiguos dioses no han muerto, sino que esperan en la cúpula de hielo para reclamar lo que es suyo.
Stormshield sigue siendo un territorio brutal, donde la civilización nunca floreció y los secretos enterrados en el hielo esperan a ser descubiertos.
El Legado de Ker’Chak y el Destino de los Night Claws (2500 - 2870 D.R.)
El 21 de Xalthir, 2815 D.R., nació un bugbear en el clan Night Claw que cambiaría su historia: Ker’Chak. Desde su nacimiento, los chamanes afirmaron que tenía un destino marcado por la sangre y la gloria. Criado en la brutalidad de la tundra, se convirtió en un guerrero feroz, demostrando su valía en innumerables combates.
El 20 de Othrelias, 2835 D.R., Ker’Chak tuvo a su primogénito, Cham’Pu, a quien crió desde joven con una disciplina implacable. Tres años después, el 18 de Ulmarath, 2838 D.R., nació su segundo hijo, Xa’Bon, quien también sería sometido al mismo entrenamiento brutal. Durante estos años, Ker’Chak demostró ser un guerrero formidable, acumulando victorias en combates y consolidando su reputación dentro de la tribu. Finalmente, en el 5 de Nethrakas, 2847 D.R.,ascendió como líder de los Night Claws tras desafiar y matar al anterior jefe en un combate ritual. Su reinado estuvo marcado por una renovada expansión de la tribu, consolidando su dominio y sembrando el terror en quienes osaban desafiar su autoridad.
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