Falghal Character in Nahur | World Anvil
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Falghal

Diosa del Espacio, el Horizonte, los Viajes y los Caminos.

  Llamada "La Moradora del Horizonte", era representada como una viajera sin rostro y sin raza, mirando siempre al frente.   Fue la líder de los Dioses Guardianes.    

Descripción

  Falghal sólo adaptó una forma física en contadas ocasiones durante la Guerra de los Dioses y cuando se aproximaba la conjuración de El Sello. En estos casos se apareció tan alta como un edificio, y quienes la vieron dijeron que era imposible determinar su raza, edad o género. No era hermosa ni todo lo contrario, pues no tenía ninguna facción que la identificase. Sus cabellos, largos y tan oscuros que costaba percibir su forma, se trenzaban en intrincados trazados. Cubría todo su cuerpo con una túnica que parecía tejida con el propio cielo nocturno, plagada de estrellas y cuerpos celestes irreconocibles, colocados en un entramado que los ojos mortales no lograrían comprender, pero que resultaba hermoso y armonioso, y cuya cola se perdía en la distancia, sin final aparente.
A lo largo de la Guerra, al enfrentarse a otros dioses, su aspecto titánico era de pura oscuridad, y en ocasiones adoptaba la forma del vacío o de una brecha o agujero negro en lo alto del cielo de Nahur.  

Historia

  Falghal nació en Tharmid tras el Alzamiento, cuando los dioses derrotaron a Heco, quien había sido su rey y se creía que la había creado la propia Tiam'ir, Madre de Dioses y reina de los Élathum. El bloqueo del acceso de los dioses al Plano Astral y la permanente desaparición de los Élathum desde entonces, convenció a los dioses del descontento que les había causado su enfrentamiento, y comprendieron que Falghal había sido creada como un símbolo, o quizás una advertencia.
Pese a que se creía que podría ser la designada por Tiam'ir como heredera de Heco en el trono, los dioses decidieron rebelarse contra esta idea. Las voces discordantes eran muchas: algunos defendían que ninguno de los dioses debería gobernar sobre los demás, mientras que otros opinaban que el poder que le confería el haber sido creada por la Madre la colocaba en una posición ventajosa, y que debía tratarse sin duda de la forma de los Élathum de tratar de enmendar los errores cometidos por el antiguo rey. Sin embargo la voz de Thaaris se alzó sobre todas las demás llamando a la calma, y organizó un Consejo de dioses, en el que ella misma se presentaría como candidata a heredar el trono de Heco. Falghal jamás enunció un alegato en defensa de su posición, ni parecía tener interés en portar la corona de los dioses, por lo que éstos eligieron a la diosa de la Justicia como su nueva reina.   Poco después Thaaris se uniría con Ítamo, dios del Destino. Durante las celebraciones, Falghal bailó durante cien noches seguidas con Celestia, la diosa del Tiempo e hija de Ítamo. La leyenda cuenta que cada mañana cambiaban de pareja de baile o conversación, pero de nuevo cada noche se encontraban para bailar juntas hasta el amanecer.
Ixehr, la deidad del Invierno, había quedado también prendade de la diosa del Tiempo, y al sospechar de su enamoramiento, trató de alejarla de Falghal convenciéndola de que el único interés de ésta era acercarse a Thaaris para obtener poder. Celestia, acudió entonces a Kalmodei, guardiana del equilibrio, para que hiciese a Falghal entrar en razón y evitar un enfrentamiento, y ésta le advirtió entonces de la falsedad de las palabras de Ixehr. Falghal y Celestia se unieron, y tras descubrir lo sucedido mantuvieron la enemistad con Ixehr hasta su muerte.   Thaaris, en su reinado, trató de imponer el orden entre las deidades con justicia. Su voz era escuchada y respetada, pero aunque Falghal jamás trató de conseguir para sí el trono, su mera existencia amenazaba la autoridad de la reina, lo que con el tiempo acabaría enfrentándolas.
Tratando de mantener el orden, Thaaris prohibió a los dioses enfrentarse en Tharmid, con lo que éstos llevaron sus luchas a los otros planos. En los Planos Interiores, y en particular en el Plano Material, las luchas de los dioses causaron terribles estragos. Padan, protectora de la civilización, acudió a Thaaris para suplicarle que detuviese las luchas de los dioses y concediese a los mortales su protección. La reina de los dioses desoyó sus súplicas, dejando claro que los mortales no tenían voz en la justicia de los dioses. Padan, desolada, acudió entonces a, Falghal, quien escuchó sus súplicas y miedos, logró ver en los mortales aquello que veía Padan, y los consideró merecedores de la protección de los dioses.
Trató desde entonces de hacer ver al resto de dioses la necesidad de proteger los planos de los mortales, y aunque la mayoría la desoyó, algunos de ellos se unieron a su causa. Esto los convirtió rápidamente en las figuras más veneradas por los mortales. No se sabe si esto propició un aumento en su poder, o simplemente despertó celos entre el resto de deidades, pero Thaaris, al darse cuenta de lo que ocurría, les ordenó detenerse y alejarse de los mortales, amenazando con exiliarlos de Tharmid, el hogar de los dioses.
Se refugiaron en los Planos Interiores, donde la influencia de su poder creció con renovadas fuerzas. Desde entonces serían conocidos como Dioses Guardianes.   Este aumento de poder desencadenaría en la Guerra de los Dioses, en la que los Dioses Guardianes se enfrentaron al resto. Falghal acudió a la primera llamada de la batalla, cuando el titán de Al-Ghirán salió del mar -creando para detenerlo El Valle Eterno (que con el tiempo pasaría a ser conocido como El Valle de Falghal) en el que las direcciones se confundían, y del que le habría sido imposible salir. Pero Izsyn Nuvar, deidad de los Engaños, advirtió al titán de la trampa y éste logró evitarla y continuar con su camino, destruyéndolo todo a su paso. Los otros titanes que marchaban con él: Demiur y Lothar, los hijos gemelos de Medeyar, cayeron en la trampa y quedaron atrapados en el Valle. Allí enloquecieron y acabaron enfrentándose el uno al otro, matándose mutuamente. Sus cadáveres de roca aún pueden encontrarse semienterrados en la tierra. Los mortales construyeron un templo bajo cada uno de ellos, uno dedicado a Falghal y otro a los Nueve Guardianes.
Tras los primeros enfrentamientos, Falghal desapareció casi por completo del campo de batalla, se cree que investigando e ideando El Sello, previendo que los Guardianes no lograrían vencer. No regresaría hasta la Batalla de Aztabas, que sería el mayor enfrentamiento de la Guerra, cuando Ixehr logró emboscarla y herir a la diosa de gravedad, y Thaaris trató de matarla. Ítamo manipuló el destino, salvándole así la vida, pero tras esta batalla quedó claro que, pese al aumento de su poder, los Dioses Guardianes serían superados por los Antiguos. Thaaris les dio entonces un ultimátum: si abandonaban la lucha, les perdonaría y podrían regresar a Tharmid, y pero no podrían volver jamás a los Planos Interiores. Si seguían luchando, todos serían sentenciados a muerte por su traición.
Pero Falghal ya tenía un plan, con el que esperaba poder proteger su nuevo hogar para siempre: había creado El Sello, un hechizo imbuido en un artefacto, que sellaría el plano del resto del universo, bloqueando el acceso incluso a los dioses. Su activación requería del poder de los dioses, que los Nueve Guardianes aceptaron entregar, aún sabiendo que cuando el plano se cerrase y os expulsase de su interior, los Dioses Antiguos serían enviados a Tharmid, pero ellos, exiliados, saldrían propulsados hacia el phlogiston, donde por el castigo de los Élathum no podían entrar, por lo que sus cuerpos se desmoronarían y morirían al instante. El artefacto que albergase El Sello, además, debía ser construido por las manos de los mortales, para escapar al poder directo de los dioses.
Así, en el último día de la Guerra de los Dioses, Falghal se reunió junto con los otros Guardianes en el templo de Odanna, y entregaron su poder y su vida al Sello, desapareciendo para siempre.

Tenets of Faith

Falghal sólo otorgó sus dones a los mortales en contadas ocasiones, y no se le conocía tampoco ningún titán. Aunque siempre mostró gran preocupación y atención sobre el Plano Material y sus criaturas, su interacción con la realidad raramente era física.   Los elegidos por Falghal eran considerados grandes héroes, y algunas de las familias más importantes de la actualidad descienden de sus linajes.   Sin embargo, debido a su posición como líder de los Dioses Guardianes, su clero y devotos fueron los más abundantes de Nahur. Nunca hubo ninguna directriz clara en torno a su veneración, por lo que cada región adaptó una forma de culto y organización religiosa propia -en algunas zonas del mundo se erigieron grandes catedrales en su honor mientras que en otras se creía que sólo se la podía venerar en espacios abiertos, por ejemplo. En algunas zonas los diversos cultos de Falghal llevaron eventualmente a enfrentamientos (normalmente con tintes políticos). De nuevo, la diosa nunca pareció preocuparse por estos asuntos. Una práctica muy común y extendida, en la que prácticamente todos sus cultos coincidieron, fue la de la peregrinación. Previo a la Guerra no se conocía con seguridad ninguna huella del paso de Falghal por el mundo, por lo que los lugares de peregrinación eran poco concretos: el lugar donde se le había aparecido por primera vez a uno de sus elegidos, donde alguno había muerto... En ocasiones la diosa sí concedió su atención a algún viajero especialmente entregado: normalmente a aquellos que viajaban en busca de algún tipo de sabiduría, o que habían guiado su camino por la curiosidad y explorado nuevas vías. Éste concepto de viaje nunca se limitaba a un trayecto físico, sino que podía referirse a cualquier tipo de camino u horizonte.   Falghal siempre pareció particularmente interesada por los tránsitos interplanares, y los mortales que habían visitado el Plano Astral y transitado el phlogiston -posiblemente porque el nacimiento de la diosa coincidió con el momento en el que los dioses dejaron de poder acceder a él, por lo que jamás pudo adentrarse en dicho plano, lo que para la diosa del viaje sin horizontes debía suponer una increíble frustración: Falghal fue sin duda la deidad cuyo poder quedó más limitado por el bloqueo del Plano Astral, aunque nunca llegase a conocerlo. Los estudiosos de la época sostenían que fue precisamente su investigación en torno a este bloqueo y su funcionamiento lo que le permitió idear el hechizo del Sello.

Holidays

En las bodas celebradas durante la época de los Dioses Guardianes, la tradición dictaba que en el primer día los invitados debían tratar de mantener a la pareja separados el uno del otro todo el día, entreteniéndolos con conversaciones, banquetes y espectáculos, y sólo cuando se ponían los soles podían al fin encontrarse para bailar juntos. Sólo si permanecían toda la noche bailando hasta el amanecer, como habían hecho Falghal y Celestia, su matrimonio sería feliz y duradero. Los invitados bailaban con ellos, y al amanecer todos se echaban a dormir a la sombra del árbol bajo el cual, a la tarde siguiente, la pareja celebraría su unión. Actualmente esta sigue siendo una tradición muy extendida, aunque sus orígenes se hayan perdido en el olvido.
Religions
Children

Símbolo de Falghal

Dominios

D&D: Knowledge / Trickery
Pathfinder: Viaje / Liberación / Saber

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