Toxigna (tˈɔks ˈiɡna)
La toxigna es un material originalmente líquido, que se extrae de algunos véspidos que habitan el desierto de Sefín, al contacto con el aire se va endureciendo hasta formar una especie de pasta blanda, blanquecina, pero que se nota translúcida en pocas cantidades. Su uso principal es para la elaboración de velas y cirios que ahuyentan a los insectos.
Usos
Usando recipientes con formas variadas y aplicando calor irradiado a la toxigna, se pueden llenar dichos recipientes con esta en forma líquida, se les inserta un pabilo de un extremo al otro y se dejan secar para formar velas. Estas velas producen una llama verde que parecerá matar a los insectos dentro de una habitación, sin embargo, si la vela se apaga, a los pocos minutos los insectos saldrán volando de nuevo, esto es porque la vela no mata a los insectos, simplemente los paraliza. Otra forma de conseguir un efecto similar es colocar un poco de toxigna a evaporar con una vela normal, su efecto cubrirá un espacio más pequeño y el líquido se consumirá más rápidamente.
Los curanderos usan la toxigna en forma de pasta para untarla sobre partes del cuerpo con dolor o que serán amputadas o intervenidas, para disminuir el dolor del paciente. También la usan en forma líquida aplicada bajo la nariz para que, al respirar la sustancia, un enfermo se duerma rápidamente.
Los escultores pueden aprovechar la facilidad que presenta la toxigna para ser moldeada, ya sea con herramientas de corte o aplicando calor, creando esculturas de aspecto único y versátiles gracias a la apariencia translúcida de la toxigna.
Peligros
El olor meloso a café que tiene la toxigna puede tentar a probarla, ya sea en estado sólido o líquida, pero esto sería un error. La toxigna sólida tiene un sabor ceroso dulce, si se mastica puede entumecer la boca y lengua, impidiendo el habla, si se traga genera contracciones en el estómago y vómitos repetidos. La toxigna líquida al ingerirse genera espasmos e impide la respiración, asfixiando a quien la bebe.
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