Sesión 121: Alzar Los Estandartes
General Summary
Tras derrotar al adranach, los Buscadores avanzaron con urgencia hasta la sala indicada por Targal. Una gran habitación vacía excepto por una mesa compuesta por anillos de metal giratorios que orbitaban alrededor de unas máscaras idénticas a las de los adranach. Los nombres de ocho personas, incluido Blaine Kraverogg, estaban grabados en los anillos. Cerca de la mesa descansaba una pluma morada, de aspecto extraño y brillante, como si hubiese sido arrancada de un Adranach.
Krik, con su natural curiosidad, tomó la pluma. Para su sorpresa, esta se adaptó instantáneamente a su mano, encogiéndose para ajustarse a su tamaño. Comenzó a tachar los nombres grabados en los anillos. Uno a uno, los nombres se evaporaron en el aire, como si nunca hubieran existido. El grupo debatió si debían escribir los suyos propios en la mesa, pero al final decidieron llevarse la pluma y no dejar rastro. Sin embargo, al cruzar la salida de la sala, la pluma se desintegró en las manos de Krik, dejando tras de sí solo un leve rastro morado.
Cuando bajaron de la torre del conclave, los Buscadores decidieron dividirse. Krik y Malkian fueron a casa de Targal pese a la hora, considerando la situación una emergencia, mientras el resto del grupo regresó a su refugio a descansar. Pero parecía una misión imposible, un engendro vampírico esperaba frente a la casa, entregándoles invitaciones a la boda de Dorian y Talia, que tendría lugar en siete días en Luz de Luna.
Mientras tanto, Krik y Malkian fueron emboscados por el mismo Dorian. En un encuentro tenso, Dorian reveló que tenía un nuevo aliado capaz de rastrear sus movimientos: William Dilaurentis. Con una amenaza clara, Dorian les ordenó subir al carro que esperaba en la puerta de la ciudad para llevarlos a la boda. Si se negaban, prometió matarlos a todos. Antes de irse, exigió hablar a solas con Malkian. Usando su habilidad de control, Dorian manipuló a Malkian para obtener toda la información sobre los planes de los Buscadores y le dio órdenes: matar a Targal, asegurarse de que el grupo subiera al carro, y deshacerse de Susurro. Si no lograba estas tareas, debía incriminarlos con los crímenes más atroces posibles. Antes de marcharse le quito a Malkian Rima de Escarcha.
De regreso con el grupo, Malkian intentó persuadirlos de seguir las órdenes de Dorian. Aunque sus argumentos eran convincentes, Thorin y Syleneth comenzaron a sospechar. Con la ayuda de Sigismund, que usó su magia de sangre para lanzar una zona de la verdad, confrontaron a Malkian. Cuando este se negó a responder preguntas clave, Sigismund usó su sangre para liberarlo del control de Dorian. Recuperado, Malkian confesó todo.
Mientras Malkian y Krik se dirigían a casa de Targal para advertirle de lo ocurrido, encontraron un espectáculo macabro. Los guardias en la entrada del barrio noble yacían muertos en charcos de sangre, y otros habían sido empalados en las farolas, sus cuerpos formando grotescos avisos. Frente a la casa de Targal, los miembros de los guardias habían sido usados para recrear el escudo de los Thorne, y en la fachada, un mensaje en sangre: “Tú eres el siguiente.”
Despertaron a Targal y le explicaron la situación. Poco después, Sigismund llegó para reforzar su seguridad, y decidieron pasar la noche allí.
Mientras tanto, en el refugio, el resto del grupo fue despertado por golpes en la puerta. Los guardias de la ciudad, enviados por Dorian, exigían que se presentaran ante él. Al negarse, los guardias fueron asesinados por una fuerza que el grupo no vio. Decidieron huir por la parte trasera y reunirse con sus compañeros en la Torre del Cónclave.
En la torre, la población, ahora libre del control de la Orden de los Milagros, eligió un nuevo gobierno. Sin embargo, Dorian seguía siendo una amenaza. Cuando los guardias regresaron con una nueva exigencia de presentarse ante él, los Buscadores aceptaron, conscientes de que el enfrentamiento era inevitable.
A las puertas de la ciudad, Dorian esperaba en una colina, con el estandarte de los Thorne ondeando a su lado. Tras él, William Dilaurentis y Aleera, una de sus novias, observaban desde un carro tirado por ocho caballos famelicos con alas de murcielago. Erdan, con el estandarte de Crystalcross en alto, marchó al encuentro de Dorian, mientras los ciudadanos miraban desde la muralla.
Dorian declaró formalmente la guerra. Pero antes de que el combate comenzara, los Adranach salieron de la ciudad, seguidos por la caballería de Crystalcross. Los estandartes de Nauplia y Crystalcross ondeaban al viento, listos para enfrentarse al enemigo. Dorian, viendo que no tenía la ventaja, se retiró, prometiendo un enfrentamiento futuro.
El nuevo Cónclave trazó un plan: dividir el ejército para atacar a Kiril y a la Semilla, distrayendo a las fuerzas de Dorian. Mientras tanto, Sigismund lideraría un ataque suicida a Luz de Luna con los Adranach, buscando rescatar a Talia y atraer la atención de Dorian. Los Buscadores usarían esta distracción para atacar los receptáculos restantes del corazón de Nauplia. Tambien fueron informados de que Blaine Kravenrogg había abandonado la ciudad dos días antes y nadie conocía a donde había ido.
Con un plan en marcha, los Buscadores se prepararon para el enfrentamiento final, sabiendo que cada decisión los acercaba más al destino de Nauplia y al enfrentamiento definitivo con Dorian.