Sesión 117: William Dilaurentis contrataca

General Summary

Los Buscadores discutian su siguiente paso junto a la fortaleza de Morthendir. El problema no era solo enfrentarse al Rey de los Cuervos, sino asegurarse de que no pudiera escapar. Cualquier error podría significar semanas de búsqueda y dar a Dorian tiempo para completar sus planes.

En ese momento, Sigismund, que hasta entonces había permanecido en silencio, rompió la tensión con una propuesta. Les explicó un ritual que él podia realizar. Esta habilidad, que había usado una vez contra Soth, requería crear un vínculo mágico que encerrara a la presa en un área limitada, impidiendo que se alejara. Sin embargo, el ritual exigía un tributo de sangre, proporcional al tamaño y poder de la criatura. Y en el caso del Rey Cuervo, un ser de semejante fuerza y tamaño, la cantidad de sangre necesaria ponía en peligro mortal al propio Sigismund. —"Si mi sangre falla, si el vínculo se rompe... será porque ya no estoy vivo," dijo, mirando a cada uno de los Buscadores directamente a los ojos.

El grupo quedó en silencio. La decisión era dolorosa, pero no veían otra alternativa. Sigismund parecía ya haber aceptado su destino. Finalmente, tras una larga deliberación, el grupo accedió a llevar a cabo el ritual, con la promesa de proteger a Sigismund mientras se realizaba y de hacer todo lo posible por derrotar al Rey Cuervo rápidamente.

Los Buscadores entraron en la fortaleza dispuestos a combatir. El combate comenzó con el grito de guerra de Krik y el inicio del ritual de Sigismund. La sangre del cazador de sangre fluía, activando el sello que mantenía al Rey Cuervo atrapado. Los Buscadores no perdieron tiempo y lanzaron sus ataques más devastadores, intentando acabar con la criatura lo más rápido posible para evitar que Sigismund muriera.

Durante el combate, el Rey Cuervo se abalanzó sobre Tharcon, atrapándolo con su pico y elevándolo a gran altura. El grupo continuó atacando con ferocidad mientras Sigismund, debilitado, mantenía el ritual activo.

Finalmente, los esfuerzos del grupo dieron fruto: lograron abatir al Rey Cuervo antes de que Sigismund muriera. Sin embargo, la enorme pérdida de sangre dejó al cazador inconsciente, desplomándose en el suelo al final del combate.
  Los Buscadores decidieron que lo mejor era no perder tiempo y regresar al carro, pues había sido un día largo y todos estaban agotados. Sin embargo, antes de llegar a donde habían dejado el carro y los caballos, divisaron una columna de humo que emergía del bosque.
  Preocupados por lo que podría estar ocurriendo, Krik y Syleneth se adelantaron para investigar. Syleneth utilizó la Joya De La Esperanza para volverse invisible, mientras que Krik hizo gala de su habitual habilidad para el sigilo, avanzando con cuidado entre las sombras.   Cuando se acercaron a la zona, Krik y Syleneth vieron una figura que los dejó confusos: Lucian, a quien habían enterrado en Dinea, estaba de pie junto a los restos del nuevo carro, que ardían con fuerza. Alrededor de aquella hoguera improvisada se esparcían los cadáveres despedazados de los caballos.   Lucian no llevaba rastros de sangre en su ropa, pero sus manos goteaban sangre, completamente empapadas. Aunque Syleneth permanecía invisible, Lucian giró la cabeza hacia donde ella se encontraba, como si pudiera percibir su presencia. Con voz fría y amenazante, dijo: —Te estaba esperando, Syleneth. Mi venganza no ha terminado.   Sin apartar la mirada, sacó un libro de portada de cuero negro. Al abrirlo y escribir en sus páginas, un río de tinta oscura brotó del libro, tomando forma hasta convertirse en un hombre de dos metros. Su cabeza estaba oculta bajo una campana de hierro y en sus manos portaba una enorme arma similar a un hacha.

Syleneth y Krik reconocieron de inmediato a la criatura que William Dilaurentis había invocado, la misma que enfrentaron en el ayuntamiento tiempo atrás. Sin embargo, el hombre de la campana era ahora mucho más fuerte, y ambos tuvieron serias dificultades para enfrentarlo. Krik, tras medir sus opciones, cambió de táctica y se lanzó directamente hacia William, logrando herirlo de gravedad.

En ese momento, el resto del grupo llegó para apoyar, intentando contener al coloso, que parecía ignorar a todos excepto a Syleneth, abalanzándose sobre ella con implacable determinación. William, viéndose acorralado, recurrió a la invisibilidad para escapar del ataque de Krik, pero Malkian, rápido de reflejos, utilizó Fuego Feérico para revelar su posición.

Con William expuesto, Keothi disparó un tiro certero que acabó con su vida. Las últimas palabras de William, pronunciadas con un susurro cargado de resentimiento, fueron: —Syleneth, esto no ha terminado.

Al morir William, el cuerpo de Lucian cayó al suelo, inerte y sin vida.

El coloso tardó más en ser derrotado, dedicándose únicamente a intentar acabar con Syleneth, ignorando todo salvo a quienes se interponían entre él y su objetivo. Los demás Buscadores combatieron con ferocidad, enfrentándose a su inquebrantable agresión y protegiendo a Syleneth en todo momento. Finalmente, tras un arduo esfuerzo, lograron derrotarlo, asegurando la supervivencia de su compañera y poniendo fin al encuentro con William Dilaurentis.

Sin embargo, cuando el enfrentamiento concluyó, quedaron muchas preguntas sin respuesta.

¿Por qué William Dilaurentis había vuelto en el cuerpo de Lucian?

¿Qué había causado el aumento de sus poderes desde su última aparición?

Y lo más importante: ¿Cómo podían evitar que volviera de nuevo?
Fecha del informe
13 Dec 2024
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