Sesión 113: El Templo Rubí
General Summary
Tras derrotar nuevamente a William Dilaurentis y haber protegido Dinea de sus planes, Los Buscadores decidieron que era momento de retomar su misión principal: acabar con Dorian Thorne. Su próximo destino era Greenville, donde esperaban recopilar información sobre el liche de las leyendas que, según se decía, habitaba cerca, así como sobre la antigua prisión de criaturas malvadas que también se rumoreaba estaba en la región. El grupo sospechaba que ambos elementos podrían estar relacionados.
Antes de partir, Syleneth quiso tener una última conversación con la Otra Syleneth. Mientras esto ocurría, el resto del grupo recibió la inesperada visita de Rubí, quien les informó de un preocupante suceso: los habitantes de Greenville habían abandonado la ciudad debido al comportamiento agresivo de los cuervos. Según Rubí, las aves estaban atacando y matando indiscriminadamente a las criaturas del bosque, sin siquiera alimentarse de ellas. Lo más inquietante era la cantidad desmesurada de cuervos congregados, algo que jamás había presenciado.
A pesar de estas noticias, Los Buscadores decidieron seguir adelante con su misión, pues no tenían otra pista clara sobre cómo proceder. Se aseguraron de estar bien preparados para la travesía, compraron nuevos caballos para acortar el tiempo del viaje y partieron rumbo a Greenville, con la incertidumbre de lo que encontrarían al llegar.
Antes de llegar a Greenville, Los Buscadores decidieron explorar la zona donde, según les habían dicho, se había visto al liche. Utilizando su magia, Tharcon detectó una poderosa criatura en la cima de una montaña cercana. Sin dudar, el grupo emprendió el ascenso. Sin embargo, al llegar, no encontraron nada a simple vista. Fue entonces cuando Arsen, utilizando su hechizo de detectar magia, descubrió una enorme ilusión que ocultaba un templo incrustado en la cima. Intrigados y cautelosos, decidieron adentrarse para investigarlo.
El acercamiento no estuvo exento de dificultades. Mientras se aproximaban, una presencia inquietante logró asustar a varios miembros del grupo, aunque no pudieron identificar de qué se trataba. La fachada del templo, tallada en piedra, estaba adornada con seis enormes estatuas de rubí que se alzaban imponentes, como guardianes del lugar. La entrada, que daba paso a unas escaleras que descendían hacia las profundidades, sumía al grupo en una oscuridad tan absoluta que incluso quienes poseían visión en la oscuridad no podían ver nada. Solo Krik y Keothi parecían capaces de mantener su visión en estas condiciones, lo que obligó al grupo a encender luces para poder continuar.
Mientras exploraban el templo, Los Buscadores encontraron una Capa Ondulante, que Arsen recogió con entusiasmo, ante la decepción visible del resto del grupo por dicho objeto. Continuaron su camino, pero no tardaron en encontrar resistencia: esbirros de Dorian, apostados allí para evitar que cualquiera entrara en el lugar, los atacaron. El combate fue intenso, pero los aventureros lograron derrotarlos sin demasiados contratiempos.
Sin embargo, la verdadera amenaza llegó después del enfrentamiento. Una oscura presencia se infiltró en sus mentes, intentando dominar sus voluntades. Todos, salvo Keothi, se vieron afectados por esta entidad, que ofreció un trato siniestro: rendirse a la oscuridad de sus corazones a cambio de sobrevivir. Casi todos resistieron con fuerza de voluntad, pero Arsen no fue tan fuerte y sucumbió a la tentación, alterando sus sueños y objetivos hacia propósitos más oscuros.
Antes de llegar a Greenville, Los Buscadores decidieron explorar la zona donde, según les habían dicho, se había visto al liche. Utilizando su magia, Tharcon detectó una poderosa criatura en la cima de una montaña cercana. Sin dudar, el grupo emprendió el ascenso. Sin embargo, al llegar, no encontraron nada a simple vista. Fue entonces cuando Arsen, utilizando su hechizo de detectar magia, descubrió una enorme ilusión que ocultaba un templo incrustado en la cima. Intrigados y cautelosos, decidieron adentrarse para investigarlo.
El acercamiento no estuvo exento de dificultades. Mientras se aproximaban, una presencia inquietante logró asustar a varios miembros del grupo, aunque no pudieron identificar de qué se trataba. La fachada del templo, tallada en piedra, estaba adornada con seis enormes estatuas de rubí que se alzaban imponentes, como guardianes del lugar. La entrada, que daba paso a unas escaleras que descendían hacia las profundidades, sumía al grupo en una oscuridad tan absoluta que incluso quienes poseían visión en la oscuridad no podían ver nada. Solo Krik y Keothi parecían capaces de mantener su visión en estas condiciones, lo que obligó al grupo a encender luces para poder continuar.
Mientras exploraban el templo, Los Buscadores encontraron una Capa Ondulante, que Arsen recogió con entusiasmo, ante la decepción visible del resto del grupo por dicho objeto. Continuaron su camino, pero no tardaron en encontrar resistencia: esbirros de Dorian, apostados allí para evitar que cualquiera entrara en el lugar, los atacaron. El combate fue intenso, pero los aventureros lograron derrotarlos sin demasiados contratiempos.
Sin embargo, la verdadera amenaza llegó después del enfrentamiento. Una oscura presencia se infiltró en sus mentes, intentando dominar sus voluntades. Todos, salvo Keothi, se vieron afectados por esta entidad, que ofreció un trato siniestro: rendirse a la oscuridad de sus corazones a cambio de sobrevivir. Casi todos resistieron con fuerza de voluntad, pero Arsen no fue tan fuerte y sucumbió a la tentación, alterando sus sueños y objetivos hacia propósitos más oscuros.
Aquellos que resistieron el ofrecimiento sufrieron un ataque directo a sus almas, como si algo intentara arrancarlas de sus propios cuerpos. Extrañados de que Keothi y el recién corrompido Arsen fueran los únicos inmunes a este efecto, Los Buscadores decidieron no perder tiempo y continuar explorando el templo. Las preguntas tendrían que esperar, ya que temían otro ataque de la presencia que habitaba el lugar.
Mientras avanzaban por las profundidades del templo, Los Buscadores hicieron un descubrimiento inquietante: numerosas salas contenían sarcófagos tallados completamente en rubí. Dentro del cristal podían observar un humo negro que se retorcía y ondulaba, como si tuviera vida propia. Este extraño fenómeno solo se encontraba en los sarcófagos que permanecían cerrados; los que estaban abiertos estaban vacíos, sin rastro del humo oscuro.
A medida que investigaban, algunos sarcófagos comenzaron a emitir voces que resonaban directamente en las mentes del grupo. Estas entidades ofrecían un trato: reclamar la oscuridad que contenían para obtener un poder inimaginable. Aunque la mayoría del grupo se mostró cautelosa ante estas ofertas, Arsen, quien ya había sucumbido a la oscuridad durante el ataque anterior, sentía una fuerte tentación de aceptar, pero sabía que no podía hacerlo frente al resto de Los Buscadores.
La situación se volvió aún más desesperada cuando, en medio de la exploración, el grupo sufrió un segundo ataque directo a sus almas. Esta vez, la intensidad del daño fue tal que todos, salvo Arsen y Keothi, colapsaron, desmayados por la fuerza del asalto. Arsen y Keothi, conscientes de su inmunidad, decidieron que lo mejor era sacar a sus compañeros del templo antes de que algo peor sucediera.
Sin embargo, al dirigirse hacia la entrada, descubrieron con horror que la puerta por la que habían entrado había desaparecido. En su lugar, se alzaba una pared de piedra lisa, sin ninguna señal de salida. Cuando el resto del grupo recuperó la consciencia, quedó claro para todos que no resistirían un tercer ataque; sería letal. Con el tiempo en su contra y la presión de la presencia oscura que los rodeaba, Los Buscadores comprendieron que debían encontrar una forma de escapar del templo lo más rápido posible. La oscuridad no les daría tregua.
Ante la urgencia de encontrar una salida y comprender la naturaleza del templo, Los Buscadores decidieron dividirse. Recordaron haber visto grietas y pasajes estrechos que podrían conducir a otras áreas inaccesibles por medios convencionales. Usando magia y habilidades únicas, se separaron en dos grupos.
El primer grupo llegó a lo que parecía ser una biblioteca. Comenzaron a buscar entre los estantes en busca de información valiosa, pero pronto descubrieron que todos los libros estaban en blanco. A pesar de su apariencia intacta, no contenían ni una sola palabra o símbolo. Intrigados y frustrados, continuaron explorando el área.
El segundo grupo exploró una parte del templo que aún no habían recorrido. Durante su búsqueda, Malkian usó su varita de los secretos y reveló una puerta oculta que llevaba a un dormitorio olvidado. Allí, encontraron a una figura inesperada: un liche que se presentó como Lexander. A diferencia de otros liches, Lexander parecía amigable y ofreció información crucial como que Dorian se llevo dos libros de la biblioteca del templo pero Lexander no sabía exactamente que libros eran.
Lexander explicó que el templo estaba vivo, pero no de una manera convencional. La maldad encerrada en los sarcófagos había escapado poco a poco, dando origen a una entidad completamente nueva que utilizaba el templo como su propio cuerpo. Esta entidad, explicó Lexander, tenía un retorcido sentido del humor, deleitándose en torturar y destruir a aquellos con corazones puros mientras dejaba intactos a los malvados o a quienes albergaban una gran oscuridad en su interior.
Los Buscadores pidieron ayuda a Lexander para escapar del templo. Este accedió y llevó al grupo a la biblioteca, donde ambos equipos se reunieron. Lexander les reveló que los libros en blanco podían ser leídos si se utilizaba un farol capaz de revelar lo invisible. Por suerte, durante su exploración, el grupo había encontrado un farol de este tipo y pudieron empezar a descifrar los textos ocultos.
Malkian aprovechó la oportunidad para interrogar a Lexander sobre Dorian Thorne. Lexander les confesó que Dorian había visitado el templo en varias ocasiones, aunque debido a su confinamiento dentro del templo, no podía precisar con exactitud el tiempo transcurrido entre esas visitas. Luego, los llevó a una sala llena de sarcófagos mucho más grandes que los que habían encontrado anteriormente. Dentro de estos enormes sarcófagos, el humo oscuro parecía pulsar con una fuerza y maldad abrumadoras.
Lexander reveló que en una de sus visitas, Dorian había entrado en uno de esos colosales sarcófagos. Cuando Malkian le preguntó cómo podían derrotarlo, Lexander admitió que enfrentarse a Dorian directamente sería extremadamente difícil. Sin embargo, les ofreció una alternativa: un ritual especial que podía desterrar a Dorian a otro plano y vincularlo a una ubicación fija, evitando que pudiera regresar. Para ayudarles, Lexander les entregó un libro encontrado en la biblioteca que contenía las instrucciones para llevar a cabo este poderoso ritual.
Mientras exploraban la biblioteca, Los Buscadores encontraron un diario medio destruido, escrito por una persona que había quedado atrapada en el templo años atrás. Aunque muchas páginas eran ilegibles, lo que lograron descifrar les ofreció un escalofriante contexto sobre lo que había ocurrido con otros desafortunados capturados en el Templo Rubí. Las palabras del diario describían las torturas psicológicas y físicas que el templo infligía a sus prisioneros, confirmando que la entidad que habitaba el lugar disfrutaba sometiendo a sus víctimas a un destino peor que la muerte.
Desesperados por encontrar una salida, el grupo pidió a Lexander una solución. Este les indicó un círculo de teleportación grabado en el suelo con sangre seca, similar al que habían visto en la carpintería de Crystalcross. Sin embargo, Lexander les advirtió que el templo haría todo lo posible por retenerlos y que utilizar el círculo no garantizaba un escape seguro.
Mientras avanzaban por las profundidades del templo, Los Buscadores hicieron un descubrimiento inquietante: numerosas salas contenían sarcófagos tallados completamente en rubí. Dentro del cristal podían observar un humo negro que se retorcía y ondulaba, como si tuviera vida propia. Este extraño fenómeno solo se encontraba en los sarcófagos que permanecían cerrados; los que estaban abiertos estaban vacíos, sin rastro del humo oscuro.
A medida que investigaban, algunos sarcófagos comenzaron a emitir voces que resonaban directamente en las mentes del grupo. Estas entidades ofrecían un trato: reclamar la oscuridad que contenían para obtener un poder inimaginable. Aunque la mayoría del grupo se mostró cautelosa ante estas ofertas, Arsen, quien ya había sucumbido a la oscuridad durante el ataque anterior, sentía una fuerte tentación de aceptar, pero sabía que no podía hacerlo frente al resto de Los Buscadores.
La situación se volvió aún más desesperada cuando, en medio de la exploración, el grupo sufrió un segundo ataque directo a sus almas. Esta vez, la intensidad del daño fue tal que todos, salvo Arsen y Keothi, colapsaron, desmayados por la fuerza del asalto. Arsen y Keothi, conscientes de su inmunidad, decidieron que lo mejor era sacar a sus compañeros del templo antes de que algo peor sucediera.
Sin embargo, al dirigirse hacia la entrada, descubrieron con horror que la puerta por la que habían entrado había desaparecido. En su lugar, se alzaba una pared de piedra lisa, sin ninguna señal de salida. Cuando el resto del grupo recuperó la consciencia, quedó claro para todos que no resistirían un tercer ataque; sería letal. Con el tiempo en su contra y la presión de la presencia oscura que los rodeaba, Los Buscadores comprendieron que debían encontrar una forma de escapar del templo lo más rápido posible. La oscuridad no les daría tregua.
Ante la urgencia de encontrar una salida y comprender la naturaleza del templo, Los Buscadores decidieron dividirse. Recordaron haber visto grietas y pasajes estrechos que podrían conducir a otras áreas inaccesibles por medios convencionales. Usando magia y habilidades únicas, se separaron en dos grupos.
El primer grupo llegó a lo que parecía ser una biblioteca. Comenzaron a buscar entre los estantes en busca de información valiosa, pero pronto descubrieron que todos los libros estaban en blanco. A pesar de su apariencia intacta, no contenían ni una sola palabra o símbolo. Intrigados y frustrados, continuaron explorando el área.
El segundo grupo exploró una parte del templo que aún no habían recorrido. Durante su búsqueda, Malkian usó su varita de los secretos y reveló una puerta oculta que llevaba a un dormitorio olvidado. Allí, encontraron a una figura inesperada: un liche que se presentó como Lexander. A diferencia de otros liches, Lexander parecía amigable y ofreció información crucial como que Dorian se llevo dos libros de la biblioteca del templo pero Lexander no sabía exactamente que libros eran.
Lexander explicó que el templo estaba vivo, pero no de una manera convencional. La maldad encerrada en los sarcófagos había escapado poco a poco, dando origen a una entidad completamente nueva que utilizaba el templo como su propio cuerpo. Esta entidad, explicó Lexander, tenía un retorcido sentido del humor, deleitándose en torturar y destruir a aquellos con corazones puros mientras dejaba intactos a los malvados o a quienes albergaban una gran oscuridad en su interior.
Los Buscadores pidieron ayuda a Lexander para escapar del templo. Este accedió y llevó al grupo a la biblioteca, donde ambos equipos se reunieron. Lexander les reveló que los libros en blanco podían ser leídos si se utilizaba un farol capaz de revelar lo invisible. Por suerte, durante su exploración, el grupo había encontrado un farol de este tipo y pudieron empezar a descifrar los textos ocultos.
Malkian aprovechó la oportunidad para interrogar a Lexander sobre Dorian Thorne. Lexander les confesó que Dorian había visitado el templo en varias ocasiones, aunque debido a su confinamiento dentro del templo, no podía precisar con exactitud el tiempo transcurrido entre esas visitas. Luego, los llevó a una sala llena de sarcófagos mucho más grandes que los que habían encontrado anteriormente. Dentro de estos enormes sarcófagos, el humo oscuro parecía pulsar con una fuerza y maldad abrumadoras.
Lexander reveló que en una de sus visitas, Dorian había entrado en uno de esos colosales sarcófagos. Cuando Malkian le preguntó cómo podían derrotarlo, Lexander admitió que enfrentarse a Dorian directamente sería extremadamente difícil. Sin embargo, les ofreció una alternativa: un ritual especial que podía desterrar a Dorian a otro plano y vincularlo a una ubicación fija, evitando que pudiera regresar. Para ayudarles, Lexander les entregó un libro encontrado en la biblioteca que contenía las instrucciones para llevar a cabo este poderoso ritual.
Mientras exploraban la biblioteca, Los Buscadores encontraron un diario medio destruido, escrito por una persona que había quedado atrapada en el templo años atrás. Aunque muchas páginas eran ilegibles, lo que lograron descifrar les ofreció un escalofriante contexto sobre lo que había ocurrido con otros desafortunados capturados en el Templo Rubí. Las palabras del diario describían las torturas psicológicas y físicas que el templo infligía a sus prisioneros, confirmando que la entidad que habitaba el lugar disfrutaba sometiendo a sus víctimas a un destino peor que la muerte.
Desesperados por encontrar una salida, el grupo pidió a Lexander una solución. Este les indicó un círculo de teleportación grabado en el suelo con sangre seca, similar al que habían visto en la carpintería de Crystalcross. Sin embargo, Lexander les advirtió que el templo haría todo lo posible por retenerlos y que utilizar el círculo no garantizaba un escape seguro.
Mientras debatían si usar el circulo o no, Arsen aprovecho para colarse en la sala de los sarcofagos e intentar reclamar el poder de uno de ellos, sin embargo, no fue suficientemente fuerte de voluntad como para conseguirlo y murio en el proceso.
A pesar del peligro, Los Buscadores sabían que no tenían otra opción que usar el circulo. Con determinación, decidieron arriesgarse y activaron el círculo de teleportación. Como Lexander había predicho, el templo reaccionó violentamente. Mientras intentaban escapar, una fuerza oscura trató de impedirles salir, y Thorin sufrió un terrible sacrificio al perder tres dedos en el proceso. A pesar del dolor y la resistencia del templo, el grupo logró escapar del Templo Rubí. El círculo de teleportación los transportó a Luz de Luna, alejándolos del peligro inmediato del templo pero todavía no estaban a salvo.
A pesar del peligro, Los Buscadores sabían que no tenían otra opción que usar el circulo. Con determinación, decidieron arriesgarse y activaron el círculo de teleportación. Como Lexander había predicho, el templo reaccionó violentamente. Mientras intentaban escapar, una fuerza oscura trató de impedirles salir, y Thorin sufrió un terrible sacrificio al perder tres dedos en el proceso. A pesar del dolor y la resistencia del templo, el grupo logró escapar del Templo Rubí. El círculo de teleportación los transportó a Luz de Luna, alejándolos del peligro inmediato del templo pero todavía no estaban a salvo.
Fecha del informe
15 Nov 2024
Localización principal
Localización secundaria
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