Clérigo enano de la Diosa de la Destrucción, Tiamat. Es quien dirige el Culto de Tiamat, y por consecuencia, quien controla Nim.
Pirgus no es un personaje muy público. Es poco conocido, fuera de Nim. Algunos cuentan que fue quien comenzó el culto de Tiamat en Nim, durante el gobierno de los Centuriones. Ya que no se le daba mucho lugar a la religión en la ciudad, Pirgus pudo traer a lo que muchos considerarían un dios prohibido, y construir algún tipo de séquito. Luego, después de los eventos de la caída del Consistorio, tomó el poder, y ahora, Nim no es más que una sombra de lo que alguna vez fue. Ya no se valora la ciencia como antes, la fe por la diosa de la destrucción tomó su lugar. Pero... Cómo se llegó a esta situación? Pocos saben.
El Consistorio no fue un buen gobierno. El pueblo se rebeló, tirándolo abajo. Sin embargo, dos facciones principales se peleaban la dirección de aquella revuelta: lo que quedaba de los Centuriones, que buscaban reinstaurar el régimen perdido, y el Culto de Tiamat, que, durante la Plaga, ganó muchos nuevos seguidores, completamente devotos al heraldo de la diosa, Pirgus. Se teoriza que la banda de aventureros Los Pibes estuvo relacionada de alguna forma con esta revuelta, pero no se sabe a qué grupo respaldaron.
Pirgus, como personaje, es un misterio. Se dice que vivió su vida entera en Nim, como un Centurión, hasta que, una terrible noche, minando en lo profundo de la montaña, encontró algo. Un objeto relacionado con la diosa de la Destrucción,Tiamat, madre de dragones. Pirgus fue elegido. Poco después, se desarrolló la terrible Plaga de los Cuervos, y durante estos tipos de catástrofes, la fe es más fuerte que la razón. Para cuando el Consistorio tomó el poder, Pirgus ya estaba planeando el golpe. Los otros líderes de la rebelión confiaron en él, pero, cuando Anders cayó muerto, y luego Recoin, Pirgus dio un gran discurso. Se dice que otro enano se interpuso, como intentando que no llame tanto la atención, pero se lo echó. La gente de Nim quería escuchar lo que el heraldo de Tiamat tenía para decir.
Así fue entonces como tomó control de la ciudad, echando a quienes no convenían con sus ideales fanáticos. La Ciudad del Progreso se volvió la ciudad de Tiamat en los dos años que Pirgus tuvo para gobernarla. Se cerraron muchos talleres, se tiraron abajo bibliotecas, se instauraron templos. El Imperio tiene sus propios altercados, desde el comienzo de la gerencia de Jeremiah el III, por lo que no pudo verdaderamente ponerse a controlar Nim como alguna vez lo hizo. Pirgus no dijo nada frente a ningún oficial del Imperio, y fue cuando se mandó a uno a ver qué estaba pasando en aquella ciudad, cuando el Culto de Tiamat se hizo visible frente a todos. Las puertas se cerraron nuevamente, y el Emperador no pudo ignorarlo más.
Ya van seis años desde que Jeremiah III asumió su lugar como Emperador. Ya no es un niño, creció, y se volvió adulto. El Altercado de Nim, como algunos lo están llamando, es capaz la chance que este necesita para rectificarse, y mostrarse como un Emperador capaz. Mientras tanto, Pirgus continua con sus misteriosos planes, detrás de los muros negros de una ciudad que no es suya. Nadie sabe qué es exactamente lo que busca verdaderamente este fanático.
Se dice, sin embargo, que durante los dos años de su gobierno en Nim, Pirgus salió varias veces de la ciudad, con sus seguidores. Se lo a visto desaparecer en las gigantescas montañas de Shast... y volviendo con gigantescos huesos.
Resultó que Pirgus buscaba reanimar al gran dragón Shast, el tirano. Este último era el Heraldo de Tiamat original, el dragón para dominar a los demás dragones. Era el Vyksha, es decir, un Yasha con los poderes de cuatro, dedicado al mal, y a destruir todo aquello que alguna vez aseguró Bahamut.
El objetivo de Pirgus era simple: reanimar al gran tirano, para luego traer la destrucción, como Tiamat lo desea. Un tiro en la cabeza lo hizo pensar dos veces.
El Consistorio no fue un buen gobierno. El pueblo se rebeló, tirándolo abajo. Sin embargo, dos facciones principales se peleaban la dirección de aquella revuelta: lo que quedaba de los Centuriones, que buscaban reinstaurar el régimen perdido, y el Culto de Tiamat, que, durante la Plaga, ganó muchos nuevos seguidores, completamente devotos al heraldo de la diosa, Pirgus. Se teoriza que la banda de aventureros Los Pibes estuvo relacionada de alguna forma con esta revuelta, pero no se sabe a qué grupo respaldaron.
Pirgus, como personaje, es un misterio. Se dice que vivió su vida entera en Nim, como un Centurión, hasta que, una terrible noche, minando en lo profundo de la montaña, encontró algo. Un objeto relacionado con la diosa de la Destrucción,Tiamat, madre de dragones. Pirgus fue elegido. Poco después, se desarrolló la terrible Plaga de los Cuervos, y durante estos tipos de catástrofes, la fe es más fuerte que la razón. Para cuando el Consistorio tomó el poder, Pirgus ya estaba planeando el golpe. Los otros líderes de la rebelión confiaron en él, pero, cuando Anders cayó muerto, y luego Recoin, Pirgus dio un gran discurso. Se dice que otro enano se interpuso, como intentando que no llame tanto la atención, pero se lo echó. La gente de Nim quería escuchar lo que el heraldo de Tiamat tenía para decir.
Así fue entonces como tomó control de la ciudad, echando a quienes no convenían con sus ideales fanáticos. La Ciudad del Progreso se volvió la ciudad de Tiamat en los dos años que Pirgus tuvo para gobernarla. Se cerraron muchos talleres, se tiraron abajo bibliotecas, se instauraron templos. El Imperio tiene sus propios altercados, desde el comienzo de la gerencia de Jeremiah el III, por lo que no pudo verdaderamente ponerse a controlar Nim como alguna vez lo hizo. Pirgus no dijo nada frente a ningún oficial del Imperio, y fue cuando se mandó a uno a ver qué estaba pasando en aquella ciudad, cuando el Culto de Tiamat se hizo visible frente a todos. Las puertas se cerraron nuevamente, y el Emperador no pudo ignorarlo más.
Ya van seis años desde que Jeremiah III asumió su lugar como Emperador. Ya no es un niño, creció, y se volvió adulto. El Altercado de Nim, como algunos lo están llamando, es capaz la chance que este necesita para rectificarse, y mostrarse como un Emperador capaz. Mientras tanto, Pirgus continua con sus misteriosos planes, detrás de los muros negros de una ciudad que no es suya. Nadie sabe qué es exactamente lo que busca verdaderamente este fanático.
Se dice, sin embargo, que durante los dos años de su gobierno en Nim, Pirgus salió varias veces de la ciudad, con sus seguidores. Se lo a visto desaparecer en las gigantescas montañas de Shast... y volviendo con gigantescos huesos.
Resultó que Pirgus buscaba reanimar al gran dragón Shast, el tirano. Este último era el Heraldo de Tiamat original, el dragón para dominar a los demás dragones. Era el Vyksha, es decir, un Yasha con los poderes de cuatro, dedicado al mal, y a destruir todo aquello que alguna vez aseguró Bahamut.
El objetivo de Pirgus era simple: reanimar al gran tirano, para luego traer la destrucción, como Tiamat lo desea. Un tiro en la cabeza lo hizo pensar dos veces.
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