17 - 19: Absurithan Report in Wargenesis | World Anvil
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17 - 19: Absurithan

General Summary

Cuando se disponían a descansar y reponerse del ataque de los fusileros, de pronto, Hellga y Patrick, empezaron a vomitar sangre sobre la arena. Nadie sabía que es lo que les afligía…   Broll estudió las heridas que habían recibido ambos en la tumba y no dudó en utilizar uno de los medicamentos especiales en sus compañeros, que poco a poco empezaron a mostrar señales de mejoría.     En cuanto pudieron, prepararon todo su equipo y a sus malheridos compañeros y volvieron a Al-haikk.     Tal fue su estado cuando entraron en el Sable Dorado, que su amable anfitrión les preparó una habitación especial para que pudieran tratar a sus heridos.     Dedicaron un par de días a descansar y recuperarse, contando historias al tabernero y le compraron una botella muy especial traída de Ind.     Le contaron que necesitaban encontrar información pertinente al mural que habían encontrado en las tumbas. Les comentó las opciones que tenían, hablar con los sabios y eruditos de esta misma ciudad o en El-Kalabad , pero que tal vez les iría mejor en Copher , la ciudad de las especias, pero que la “burocracia” podía ser… muy peliaguda, a no ser, que tuvieran cantidades importantes de dinero, claro. Les recordó también que la tribu Muzil eran comerciantes y eruditos, y que tal vez allí podrían encontrar la información que buscaban.     Le agradecieron toda su ayuda con una buena propina y decidieron qué hacer mientras se tomaban un muy merecido descanso.     Tras un par de días y con todas las opciones disponibles, al final el grupo se dirigió hacia un oasis frecuentado por la tribu Muzil, a la espera de ser encontrados por ellos y dispuestos a comerciar con todo lo que habían conseguido en sus expediciones.     Tras esperar pacientemente en el oasis designado, al final, varios integrantes de la tribu aparecieron, y tras una breve charla, en la que Stroldin, para demostrar la utilidad y valía del grupo, le prestó su diario personal al líder de la tribu, este accedió a ayudarles con la investigación de la ciudad perdida, a cambio de un favor.     El líder, les contó que, al suroeste, se hallaba lo que antiguamente era el territorio de su tribu, pero que hace generaciones, un Ifrit, se había descontrolado y lanzado una maldición sobre la tribu y sus descendientes, justo antes de ser sellado. El líder pidió al grupo como pago por investigar sobre la ciudad perdida, el recuperar el objeto donde el Ifrit está sellado para que ellos refuercen las protecciones, o que, si se había liberado, que atrajesen al Ifrit al exterior para poder sellarlo de nuevo.     Tras unos días de viaje, acompañados por hechiceros de la tribu, les llevaron a la zona designada, en un desfiladero.     Se adentraron en la montaña, hasta una pequeña edificación en ruinas, donde había restos humanos fundidos, y restos de fuego por la zona. Tras adentrarse en las ruinas, Patrick notó que había sombras y espectros, vigilándolos, cada vez más enfurecidos. Al final empleó su magia para calmar los espíritus y poder avanzar.     Tras cruzar las montañas, los Portadores de Talión se encontraron en un pequeño desierto, rodeado de montañas. Desde donde se encontraban, veían en una alta meseta en el centro, lo que parecía una ciudad y una torre negra, y dos asentamientos a cada lado.     Se dirigieron al asentamiento del norte, donde a mitad de camino, descubrieron unos seres mitad escorpión, mitad humano, que estaban cazando por los alrededores. Con lo que les rodearon y avanzaron con cautela hacia la ciudad. Una vez allí vieron que esas ruinas era la base de esos seres. Por la noche, una vez encontraron refugio, Fennec se escabulló dentro de las ruinas y se las ingenió para robar un cofre del que parecía el líder de esa tribu.     Una vez con el cofre, Hellga intentó abrirlo intentando desactivar la trampa que contenía, pero falló y una estaca se le clavo en el cuerpo. Mientras atendían sus heridas, abrieron el cofre, encontrando varias gemas con formas de animales en su interior.     Tras esperar al amanecer, se dirigieron al asentamiento del sur, acercándose a la meseta, donde vieron que el único acceso, estaba custodiado por esos seres, reanimados mágicamente. Antes de intentar entrar, los portadores de Portadores de Talión decidieron reunir más información, y continuaron hacia las ruinas del sur.     Una vez allí, cuando se disponían a investigar con cuidado, se movieron lo más sigilosos posibles, hasta que Aenath, se apoyó en una pared, y la derribó entera. Al instante, unas sombras los rodearon, y les condujeron hacia una casa, donde un hechicero, con ropas y collar de la tribu muzil, pero de aspecto muy demacrado, les esperaba.     El hechicero, tras una incómoda y escalofriante conversación, les dijo que si recuperaban un pequeño e inofensivo juguete de madera de la ciudad que se encontraba más adelante, les ayudaría a subir a la meseta, por una ruta que solo él conocía. Llenos de desconfianza, y sin muchas más opciones, el grupo accedió.     A mitad de camino hacia la ciudad que comentaba el hechicero, vieron un cráter pegado a la meseta, y tras investigarlo, vieron una espada en el centro, clavada, rodeada por fuego y magma de color morado. Sin una manera de poder acercarse de manera segura, continuaron su camino.     Una vez en las ruinas, Fennec se adelantó para investigar y tras escabullirse de un ser mitad hombre/escorpión completamente blanco, recuperó el juguete.     En cuanto salió de la ciudad, el ser blanquecino empezó a perseguirlos arrasando todo lo que se encontraba en su camino.     Tras galopar durante un largo tiempo, consiguieron dejarlo atrás. Aenath inspeccionó el muñeco y descubrió que poseía una maldición que había afectado a Fennec, pero, con su magia, la consiguió borrar y el muñeco cambió de forma.     A la mañana siguiente, el muñeco se encontraba frente a Broll, y este era el nuevo objeto de la maldición. Pero en esta ocasión el elfo no pudo bloquear el maleficio. Sin muchas más opciones, el grupo fue a darle al hechicero el muñeco. El cual, empezaba a tomar las características físicas de un enano. El grupo aceleró el paso y fue a hablar con el mago y a exigirle explicaciones. Le dieron el juguete y tras unos instantes, este quito la maldición a Broll y rompió le muñeco, recuperando la vitalidad y la juventud.     De acuerdo al trato, el hechicero les dijo un acceso secreto a la meseta. Ruta que el grupo decidió usar.     Una vez en la zona designada, activaron la puerta secreta y se adentraron en el pasillo oscuro que tenían ante ellos. Una vez llegaron a la pared, que se suponía que iba a dejarles salir al exterior. Fennec activó la palanca para abrir la puerta, pero unas manos le apresaron y le metieron en la pared. Apareciendo inmovilizado en una sala oscura, mientras agotaba su resistencia mental.     Ante esta situación, Stroldin se apresuró a romper la pared, y tras no encontrar a Fennec, siguieron el rastro de su magia, hasta unas mazmorras, donde le encontraron preso en una tinaja con una sustancia que le impedía completamente el movimiento.     Tras varios esfuerzos, lograron sacarle de allí, y se dispusieron a investigar el edificio donde se encontraban, hasta que llegaron a una puerta asegurada. Intentaron abrir esa puerta de distintas maneras, tras activar la trampa de ácido de la misma, varias veces, sin lograr abrirla, Hellga dispuso unos explosivos para forzarla.     Desafortunadamente, la explosión de las cargas, reaccionó con el laboratorio de alquimia que estaba al otro lado de la puerta. Con lo que el grupo, temiéndose lo peor, salió del edificio, justo cuando parte del laboratorio explotaba.     Una vez en el exterior, en la meseta, investigaron la muralla y los alrededores. Los magos determinaron que los monolitos eran canalizadores mágicos, y que no merecía la pena apagarlos o interactuar con ellos. Tras ver que había guardias en la puerta, y sin querer comenzar una pelea, decidieron escalar la muralla.     Stroldin fue el primero en subir, y se quedó aguantando la cuerda para ayudar a sus compañeros a poder ascender. Pero Hellga, que empezó a subir, se soltó cuando estaba arriba, y gracias a la capa de plumas, que mitigó el daño, no murió, pero quedó al borde de la muerte.     Tras ese ruido, encima de la muralla Stroldin vio como un guerrero salía de una de las almenas y se dirigía a por él, que se equipó el escudo y cubrió la cuerda, por la que rápidamente subieron Aenath y Fennec.     Tras unos instantes de pelea, en la que el guerrero se defendía con uñas y dientes, e Ielmae profería cobertura desde abajo, el guerrero perdió pie y se desplomó por la muralla, dejando de moverse y convirtiéndose en cenizas. Aprovechando el momento, Patrick utilizó una de las cargas de su anillo mágico y curó parte de las heridas de Hellga, a la que subieron en una camilla y se internaron en la ciudad.     Mientras el grupo descansaba, Fennec e Ielmae se dividieron para investigar la ciudad, descubriendo, a parte de la torre central, 3 emplazamientos que llamaron su atención. Unos días más tarde, se decidieron por un edificio en la parte norte custodiada por estos guerreros.     Fennec se adelantó para estudiar el edificio de cerca y descubrió un cofre en una de las salas, se internó en el edificio y cuando intentó abrir el cofre activó una trampa de fuego, alertando a los guerreros, que justo cuando iban a entrar en el edificio, fueron interceptados por el resto de compañeros del mago.     La pelea encarnizada y rápida, no duró más que unos instantes, en los que Fennec solo se dedicaba a intentar apagar la trampa mágica. Una vez eliminados los enemigos, estudiaron el cofre y Hellga intentó abrirlo, pero activó una trampa que había bajo el cofre y la hirió de gravedad en el estómago. Stroldin utilizó la palanca para forzar el cofre desde un lado para evitar la trampa y consiguió abrirlo. Dentro había un cráneo con cuernos con una carga mágica que afectó a los magos del grupo en ese mismo instante. Sus habilidades parecían estar mucho más potenciadas por el caos, tanto para bien como para mal. Aenath recogió el cráneo y lo custodió para evitar que pudiera descontrolarse más de la cuenta.     Tras descansar del combate, y curar las heridas sufridas por las trampas del cofre, se desplazaron a uno de los otros puntos de interés, un edificio más pequeño, pero fuertemente custodiado. Tras un primer ataque sorpresa a distancia, y viendo que los guerreros iban protegidos contra los ataques de proyectil, el grupo luchó encarnizadamente contra los poderosos guerreros. Logrando abatirles mientras Stroldin y Aenath, esta vez herido, aguantaban los embates de los enemigos.     Tras unas curas rápidas y descubrir que el edificio estaba protegido mágicamente, Ielmae advirtió que unas nuevas tropas de enemigos se dirigían a la posición actual. Con lo que los Portadores de Talión decidieron irrumpir rápidamente en el edificio después de que los magos anulasen los encantamientos.     De allí recuperaron un látigo mágico, que también custodió Aenath, y justo cuando Hellga era descubierta y huía, Stroldin provocó una distracción y se alejaron rápidamente del lugar.     Tras descansar, preparados para visitar el último sitio, donde se estaba realizando un ritual mágico, se colocaron en posición para atacar al enemigo. Empezó Patric, lanzando dos Vortex en la cara de los enemigos. Pero estos no reaccionaron como el grupo esperaba, ya que el djinn y los hechiceros, se metieron en combate rápidamente, deshaciendo los hechizos de Patric.     Ante esta situación Hellga remató rápidamente al Djinn, llamando la atención del resto de guerreros, que cargaron sin miramientos contra ella, provocándole nuevas heridas graves.     En los últimos instantes, Fennec se acobardó por la situación y se teletransportó junto a Hellga lejos de la pelea, evitando su muerte, pero dejando solos al resto de sus compañeros.     Stroldin cubría con su cuerpo a una malherida Ielmae, Broll y Aenath intentaban ayudarlos, pero uno de los guerreros atacó al enano para rematarle. Aenath, a duras penas, consiguió activar un pergamino de su cinturón que volvió de piedra la piel del enano y anuló todo el daño que fuera a recibir. Aprovechando ese instante, Aenath y Broll intercambiaron su posición con sus compañeros, aguantando estoicamente los golpes y devolviéndolos tan ferozmente como podía, con la cobertura defensiva mágica de Patrick de su lado. Resolviendo la batalla a su favor.     Después de esta batalla, en la que acabaron muy malheridos, el grupo descansó lo indispensable, se dirigió a la torre, la cual estaba sin protección mágica aparente. Al entrar y subir, se encontraron al Ifrit, que les contó la historia de esclavitud que había sufrido bajo los antepasados de los Muzil. Y prometiendo que no tomaría represalias contra la tribu, acordó con el grupo que no sería encerrado.     Mas sabiendo las necesidades de los portadores, les ofreció a estos un trato, a cambio de las hazañas de uno de ellos, respondería a 3 preguntas.     Stroldin se negó a realizar tratos con un ser que era prácticamente un demonio, sobretodo porque les habían avisado de que no se podía uno fiar de ellos, pues eran criaturas traicioneras que buscaban por encima de todo el beneficio propio.     Estaba a punto de salir de la sala cuando escuchó a Broll decir que él pagaría el precio que fuera necesario para salvar a su hermano del destino en el que se encontraba. Stroldin no quería más sacrificios por parte de los Rocanegra e intentó pagar él el precio, pero el Djin ya estaba cobrándose su pago. El cobro eran las hazañas de Broll, presentes y futuras.     Las 3 preguntas lanzadas por el grupo les dejaron impactados y consternados sobre el futuro que se les avecinaba, pero con la esperanza de poder enfrentarse al mismo destino.     Justo antes de partir, Aenath, sorprendiendo a todos, incluido al Ifrit, expresando sus condolencias por el cautiverio del mismo, diciendo que él mismo había estado más de mil años encerrado y ofreciendo su ayuda al Ifrit en caso de que pudiera ayudarle para evitar un destino similar. El Djinn, le regalo la respuesta sobre el momento más débil de su enemigo acérrimo.     Con toda esta información y un último aviso del Ifrit de abandonar la calavera que custodiaba Aenath, chasqueó los dedos y el grupo apareció en la salida de la gruta de las montañas, preparados para hablar con los Muzil de lo acontecido en el valle, esperando que la promesa de los portadores y el Ifrit, fuese suficiente para que les ayudasen en su empresa…

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06 May 2020
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