Los Preceptos de La Luz

Obra y palabra de El Señor de La Luz, Los Preceptos de La Luz engloban no solo la voluntad del soberano de Los Estelares, si no los dogmas que rigen la moral de todo que se considere hijo de la luz. Siendo los casos más extremos las órdenes pertenecientes al credo del juicio, formadas por Los Jueces, Los Compasivos y Los Verdugos.

Arda su llama pura,

Ampare cuanto su esencia comparta,

Someta al impío su dominio,

Férrea su senda y regia su furia,

¡Que revelada sea la marca del corrupto!

No permanezca vacío bajo su vigilia,

¡Que quiebre La Luz toda sombra y tiniebla!

¡Lumnas Acta! (¡Por La Luz, sea!)

-Los Preceptos de La Luz.

Si bien se trata de directrices no carentes de cierto tono poético o metafórico, no dejan de ser susceptible a su interpretación. Un ejemplo de ello es la abrumadora diferencia de opiniones entre el Reino de Lúmina y El Gran Imperio Okrit sobre el trato de los bestiales y elfos, pero en ambos reinos están presentes las órdenes del juicio.
El Gran Imperio Okrit sostiene que la superioridad humana como hijos de Los Estelares ha sido sobradamente demostrada a lo largo de la historia e incluso por El Señor de La Luz en Los Preceptos de La Luz. Como las propias órdenes del juicio okritas sostienen, alegan que el segundo verso "Ampare cuanto su esencia comparta" hace referencia tan solo a quienes comparten la esencia estelar y por lo tanto a los humanos como su creación. Además añaden que el tercer verso "Someta al impío su dominio", insta al dominio de las razas impías como acto de piedad y redención puesto que portan sobre sus almas el pecado  de sus deidades creadoras de abandonar El Concilio.
El caso de los enanos solo puede ser catalogado como complicado, si bien sus relaciones con El Gran Imperio Okrit se han visto plagados de conflictos por el afán expansionista de estos últimos, sus tiranteces políticas se deben a conflictos de intereses y no raciales. Dado que como de todos es sabido, La Forjadora y El Astuto, dioses y creadores de los enanos, son esencia Estelares.
En cambio, El Reino de Lúmina no solo acepta en principio a toda etnia o raza racional entre los suyos, si no que prohíbe tajantemente la esclavización o posesión de sus habitantes. Si bien este es su estatus habitual, las masas pueden ver su opinión sobre otras razas o forasteros enardecida o alterada debido a conflictos políticos o bélicos. No obstante, esto aún no ha llegado más allá.
Todo esto nos lleva a preguntarnos lo siguiente: De tener una clara intencionalidad. ¿Por qué El Señor de La Luz brinda su poder y protección a las órdenes del juicio de ambos reinos cuando sus acciones son tan dispares? No sería descabellado pensar que siendo tan dispares solo una de las visiones es correcta. ¿Acaso su apoyo es incondicional mientras se respete parte de sus dogmas y se le rinda pleitesía? ¿O acaso considera que las interpretaciones que los mortales hagan carecen de importancia? No podemos saberlo, puesto que la voluntad de los dioses a menudo insondable.