Ivernia
Capital del Gran Ducado de Borelia
La comitiva atravesó la puerta oeste de la ciudad, una larga avenida los conduciría hasta la Plaza de los Ancestros, dominada por un monumento a los fundadores de la ciudad. Al norte se extendía el área del foro y el mercado, al sur los puertos y astilleros, la zona oeste era principalmente residencial y en lo más oriental de la ciudad se alzaba el palacio archiducal, con sus torres de tejados empinados y grandes cristaleras orientadas al mar. La ciudad estaba de fiesta, junto con la tradicional celebración del Año Nuevo la capital celebraba también la llegada de su futura archiduquesa:
"Ante ustedes, la dama Olaisa, tercera princesa de Nexia."
La dama avanzó lentamente ante los ojos de la corte, dejando que todos los nobles y dignatarios presentes la observaran. Recogiendo el vestido por delante con la mano izquierda, y con un abanico en la derecha, con la cabeza alta y la mirada fija al fondo de la estancia, avanzó una columna, la segunda, la tercera y al escuchar la voz de su fiel Anastasia susurrarle “ahora reverencia”, se paró y grácilmente se postró ante los archiduques.
"Olaisa querida cuanto tiempo" la gran duquesa fue la primera en romper el solemne silencio "has tardado más de lo esperado en llegar y estábamos preocupados, ¿verdad cariño?"
El gran duque se recompuso rápidamente y con voz rota contestó, "si si Marina, lo que tu digas" bostezó.
Su mujer le lanzó una mirada de reproche cual estacas de hielo "si hicieras lo que yo te diga, no te habrías quedado hasta la madrugada cazando con tus amigos" sin decir más se giró hacia la dama- tendrás que perdonar a este impresentable
"Impresentable no, solo odio estas recepciones" gruñó el marido
"¡¡Es la prometida de tu hijo!!" le voceó la mujer
"Y por eso debería de haberla recibido yo- una figura apareció tras los cortinajes a un lado del gran salón.
La dama se giró y analizó a su futuro marido antes de inclinarse ante él.
"No hacen falta tantas formalidades" le contestó el chico sonriente "soy más del estilo de mi padre, podíamos haber quedado fuera e ir a dar una vuelta, sin tanta parafernalia"
La gran duquesa indignada masculló para sí "y así se hundió la tradición…"
…
"Ante ustedes, la dama Olaisa, tercera princesa de Nexia."
La dama avanzó lentamente ante los ojos de la corte, dejando que todos los nobles y dignatarios presentes la observaran. Recogiendo el vestido por delante con la mano izquierda, y con un abanico en la derecha, con la cabeza alta y la mirada fija al fondo de la estancia, avanzó una columna, la segunda, la tercera y al escuchar la voz de su fiel Anastasia susurrarle “ahora reverencia”, se paró y grácilmente se postró ante los archiduques.
"Olaisa querida cuanto tiempo" la gran duquesa fue la primera en romper el solemne silencio "has tardado más de lo esperado en llegar y estábamos preocupados, ¿verdad cariño?"
El gran duque se recompuso rápidamente y con voz rota contestó, "si si Marina, lo que tu digas" bostezó.
Su mujer le lanzó una mirada de reproche cual estacas de hielo "si hicieras lo que yo te diga, no te habrías quedado hasta la madrugada cazando con tus amigos" sin decir más se giró hacia la dama- tendrás que perdonar a este impresentable
"Impresentable no, solo odio estas recepciones" gruñó el marido
"¡¡Es la prometida de tu hijo!!" le voceó la mujer
"Y por eso debería de haberla recibido yo- una figura apareció tras los cortinajes a un lado del gran salón.
La dama se giró y analizó a su futuro marido antes de inclinarse ante él.
"No hacen falta tantas formalidades" le contestó el chico sonriente "soy más del estilo de mi padre, podíamos haber quedado fuera e ir a dar una vuelta, sin tanta parafernalia"
La gran duquesa indignada masculló para sí "y así se hundió la tradición…"
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Fragmento de la novela En tiempos de paz
escrita por Pluvio de Baheria
Ivernia es la capital y ciudad más poblada del Gran Ducado de Borelia. Es la residencia oficial del gobierno y uno de los mayores puertos comerciales del la Península Ahndírica, además de ser una ciudad célebre por sus creps de hielo y las comedias teatrales es uno de los focos eróticos del continente; la oferta que ofrece la ciudad sacia todos los gustos y colores de cada cliente; ya sea hombre, mujer o algún coso mágico extraño, es también la primera ciudad en admitir uniones entre personas del mismo sexo, practica actualmente legal en toda la península, pero no en el continente.
Dejando cotilleos eróticos a un lado, la ciudad de Ivernia constituye uno de los asentamientos más antiguos de las Ahnderlandas, cuyas raíces se remontan hasta tiempos muy tempranos. Entonces se trataba de un pueblo pesquero llamado Ithas-Erz que con los años devino en la gran ciudad que es actualmente. Según los registros oficiales, Ivernia se convirtió en capital del Gran Ducado de Borelia desde su fundación en el año 50 3E cuando el Duque de la ciudad, Aerdol III. de Ivernia, unificó toda la subpenínsula borelina.
Actualmente la ciudad supera el millón y medio de habitantes distribuidos en dos secciones de la ciudad; intramuros y extramuros. Ya se encuentren dentro o fuera de las murallas (aunque el gobierno tiene planes de rodear los barrios exteriores con otra muralla en un proyecto denominado “La medialuna de piedra” que, por el momento, está paralizado debido al reciente cambio del gabinete de defensa). La sección extramural es la más moderna de la ciudad, en crecimiento constante, es el mayor sector residencial, en cuyo extremo norte se está construyendo la primera estación de trenes borelina, siguiendo el modelo de los condados florelinos. En el sector interior encontramos el corazón administrativo del Gran Ducado; cortes de justicia, parlamento, embajadas de reinos y países exteriores, puertos varios, etc. En lo más oriental de la ciudad se alza imponente el Palacio de Invierno, la residencia de los grandes duques y sede del poder ejecutivo. Dentro de esta sección, en el lado oeste, se asienta la zona popular, con el mercado y el foro preducal, antes zona central de la ciudad y hoy relevada a plaza de barrio por su pequeño tamaño. En los alrededores de las grandes plazas y avenidas que atraviesan la ciudad interior se ubican las mansiones de comerciantes, nobles y… demás gente “distinguida” de la ciudad, junto con museos como el Museo Borelio de Historia y Artes Mágicas, academias y escuelas, hipódromos, teatros.
Dejando cotilleos eróticos a un lado, la ciudad de Ivernia constituye uno de los asentamientos más antiguos de las Ahnderlandas, cuyas raíces se remontan hasta tiempos muy tempranos. Entonces se trataba de un pueblo pesquero llamado Ithas-Erz que con los años devino en la gran ciudad que es actualmente. Según los registros oficiales, Ivernia se convirtió en capital del Gran Ducado de Borelia desde su fundación en el año 50 3E cuando el Duque de la ciudad, Aerdol III. de Ivernia, unificó toda la subpenínsula borelina.
Actualmente la ciudad supera el millón y medio de habitantes distribuidos en dos secciones de la ciudad; intramuros y extramuros. Ya se encuentren dentro o fuera de las murallas (aunque el gobierno tiene planes de rodear los barrios exteriores con otra muralla en un proyecto denominado “La medialuna de piedra” que, por el momento, está paralizado debido al reciente cambio del gabinete de defensa). La sección extramural es la más moderna de la ciudad, en crecimiento constante, es el mayor sector residencial, en cuyo extremo norte se está construyendo la primera estación de trenes borelina, siguiendo el modelo de los condados florelinos. En el sector interior encontramos el corazón administrativo del Gran Ducado; cortes de justicia, parlamento, embajadas de reinos y países exteriores, puertos varios, etc. En lo más oriental de la ciudad se alza imponente el Palacio de Invierno, la residencia de los grandes duques y sede del poder ejecutivo. Dentro de esta sección, en el lado oeste, se asienta la zona popular, con el mercado y el foro preducal, antes zona central de la ciudad y hoy relevada a plaza de barrio por su pequeño tamaño. En los alrededores de las grandes plazas y avenidas que atraviesan la ciudad interior se ubican las mansiones de comerciantes, nobles y… demás gente “distinguida” de la ciudad, junto con museos como el Museo Borelio de Historia y Artes Mágicas, academias y escuelas, hipódromos, teatros.
Gobierno
La ciudad de Ivernia, como metrópolis que es, está subdividida en varios distritos y gobernada por un ayuntamiento independiente de delegados electos en cada distrito civil. Los barrios militares y el castillo están bajo el gobierno directo de la Asamblea de Borelia y los varios ministerios del gobierno.
Defensas
Aunque parezca extraño, Ivernia es una de las capitales con menor presencia militar de toda la península, su ubicación alejada y la presencia del muelle de guerra principal en costas cercanas ha derivado en una desmilitarización casi completa, a exención de la Guardia Azul, los protectores de la familia archiducal y la policía civil. También hay que destacar la falta de practicantes de magia en la ciudad, muy inferior a otras metrópolis, esta situación no se debe a la falta de tradición mágica sino a la cercanía de Faeria, la mayor academia de artes elementales del mundo, donde se concentran la mayoría de magos.
Tipo
Capital
Población
aprox. 1.600.000
Gentilicio
ivernés-a-es-as
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