Al principio, no había nada. Esa nada misma, se llamaba Atlas. Eventualmente, este decidió morir, para darle comienzo al todo, y de su sangre nacieron las primeras entidades extraplanares. Nació el caos, y por consecuencia, el orden. Del caos nacieron los monstruos de los planos externos, que continuaron evolucionando fuera del universo. Del orden nacieron Irik y Aritas, el bien y el mal. Lucharon contra el caos por milenios, hasta que decidieron morderse las colas, creando un circulo gigante, que se volvió el universo. En la batalla, Aritas perdió un ojo. Todo lo que está dentro de ellos dos es lo conocido. Lo que quedó afuera son el caos que las dos serpientes quisieron segregar. Sin embargo, un poco de esto se filtró, desde la derecha, por el ojo faltante de Aritas, en Limbo.