El Mediador

Discovery, Exploration

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12/1 7:00
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Un embajador del planeta Eox, se acerca a los exploradores con la intencion de averiguar el misterio que envuelve a la Acreon y su tripulacion.


En los días posteriores al violento enfrentamiento con Ferani Nadaz y los Reyes del Suburbio, los aventureros de la Sociedad Starfinder recibieron una invitación inesperada. Un mensajero les entregó una misiva oscura como el vacío del espacio, convocándolos a una audiencia privada con Su Excelencia Gevalarsk Nor, el embajador de Eox en la Estación Absalom.   La reunión tuvo lugar en la sede de los Starfinder. El embajador Nor, figura enigmática y diplomático de un mundo de muertos vivientes, les dio la bienvenida a los aventureros y les expuso la delicada misión que tenía en mente. Con tono solemne, Nor explicó que deseaba que los aventureros intervinieran como mediadores en la creciente disputa entre el Colectivo Minero y la megacorporación Extracciones Astrales. La misión era investigar la desaparición de la tripulación de la nave Acreon y obtener información sobre el asteroide que ésta remolcaba. Ante las preguntas de los aventureros, el embajador confesó un interés adicional: recuperar un cargamento específico que había sido transportado a bordo de la Acreon.   Una vez que los aventureros aceptaron el encargo, Nor les informó de que había obtenido el permiso de Seguridad de la Estación para enviar un equipo de exploración a la nave en cuarentena. La lanzadera Hipocampo —una de las tantas naves de transporte que llevaban pasajeros y carga desde la Estación Absalom hacia naves más grandes en órbita— estaba preparada para llevarlos a la Acreon.   El despegue de la Hipocampo fue tranquilo. Cada uno de los aventureros tomó su posición en la lanzadera: Basmus, el capitán; Canut, el piloto; y Rufus, el ingeniero. Con la autorización del Control de Tráfico de Absalom, los propulsores se encendieron y, tras unos minutos de calentamiento, la lanzadera se deslizó hacia el vasto e imponente vacío estelar.   Pero, entre los últimos límites de la Armada de Absalom y la solitaria Acreon, la travesía dio un giro inesperado. Los sensores de la Hipocampo detectaron una nave pequeña que se desprendía del grupo de naves de la Armada y se dirigía hacia ellos. La situación era sospechosa: el transpondedor de la nave no transmitía ningún código de identificación y no respondía a los intentos de comunicación. De repente, una alarma sonó en la cabina de la Hipocampo: la nave desconocida había armado sus láseres y apuntaba directamente hacia ellos.   Los aventureros se enfrentaron al intruso en una batalla espacial intensa y, tras un enfrentamiento audaz, lograron destruir la nave atacante. Con la amenaza disipada, la Hipocampo continuó su viaje hasta la Acreon, a la deriva en la oscuridad.   La Acreon era una nave minera antigua y maltratada, diseñada para soportar años de trabajo en los campos de asteroides y el vacío hostil de los Mundos del Pacto. Su casco presentaba las cicatrices de micrometeoritos y la abrasión de la radiación cósmica, mientras que un gigantesco asteroide —la Roca de la Deriva— permanecía anclado a su popa, unido por cables de remolque. Un mensaje automático, repetido incesantemente desde su transpondedor, alertaba a todo el que se acercara: la nave estaba bajo cuarentena, una advertencia impuesta por las autoridades de la Estación Absalom.   La atmósfera dentro de la Acreon era tétrica. Al adentrarse en sus oscuros corredores, los aventureros descubrieron un cadáver, una escena que perturbó profundamente a Canut, quien decidió regresar rápidamente a la seguridad de la Hipocampo. Sin embargo, en un giro aterrador, la lanzadera comenzó a moverse por su cuenta, activando un rumbo automático de regreso a la Estación Absalom con Canut atrapado en su interior, incapaz de detenerla.   Mientras tanto, Basmus y Rufus continuaron su exploración en la solitaria nave minera. Sin embargo, no estaban solos. En las sombras de la Acreon, emergieron criaturas desconocidas con el aspecto de perros de piel azulada, coronados con tentáculos que se extendían como una melena grotesca. Las bestias mostraron sus colmillos, una amenaza inminente que desafiaba a los aventureros en medio de los ecos oscuros de la nave en cuarentena.   La misión en la Acreon apenas comenzaba, y los aventureros se encontraron envueltos en una red de misterios y peligros para lo que ningunao estaba preparado.

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