El Campo De Los perdidos

Los exploradores llegaron a la Estación Absalom y entregaron su informe a Chiskisk, quien escuchó con atención cada detalle de lo ocurrido en Ukulam y los secretos descubiertos en el antiguo templo élfico. Al terminar, Chiskisk les encomendó una nueva misión: investigar las coordenadas encontradas en el transmisor utilizado por Tahomen. Aclaró que había contactado a Historia-7, quien se reuniría con ellos en caso de necesitar apoyo, ya que la amenaza de los sectarios no parecía haber terminado.

El grupo se abasteció con todo lo necesario para una misión de largo alcance: suministros, armamento nuevo, mejoras tecnológicas. Para ahorrar tiempo, decidieron viajar por la Deriva. El trayecto fue, por suerte, tranquilo y sin contratiempos.

Al llegar a la Diáspora, se encontraron con Historia-7 a bordo de su nave. Subieron para planificar la incursión, pero tan pronto como pisaron la sala de reuniones, uno de los tripulantes lanzó un hechizo paralizante que los dejó inmóviles. Otro conjuró un encantamiento que impedía decir mentiras. Historia-7 se acercó y les explicó que, durante su ausencia, se había descubierto que la Flota Cadáver tenía espías infiltrados en altos cargos de los Mundos del Pacto, y que además, Chiskisk había desaparecido días después de enterarse de esa información. Tenía que asegurarse de que no estuvieran comprometidos.

Una vez comprobada su lealtad, Historia-7 los llevó a las coordenadas indicadas. Allí encontraron dos asteroides flotando cerca uno del otro. El grupo de Historia-7 descendió en uno, mientras los exploradores bajaron al otro.

Tras el descenso, Basmus avanzó rápidamente, ansioso por explorar. Sin embargo, un disparo lo alcanzó desde una formación rocosa cercana. A pesar del impacto, siguió corriendo hasta encontrar la entrada de una cueva. El resto del grupo comenzó a buscar al tirador, y tras varios intentos, Canut logró divisarlo en lo alto de una colina rocosa, iniciando una persecución.

En ese momento, la voz de Basmus estalló por la radio: había entrado en la cueva y estaba siendo atacado por criaturas desconocidas. Rufus y Sabok corrieron en su ayuda, llegando justo cuando las bestias lo dejaban inconsciente. Lucharon ferozmente para rescatarlo, logrando ponerlo a salvo.

Pero entonces fue Canut quien pidió auxilio por la radio. Estaba bajo ataque del mismo tirador y de una mame salvaje que lo había sorprendido entre las rocas. El equipo, aún disperso, tardó en llegar hasta él. Al encontrarlo, vieron que estaba en serios aprietos. La batalla que siguió fue intensa y peligrosa, pero finalmente lograron imponerse. El enemigo fue vencido, pero todos terminaron muy heridos y agotados.

La superficie del asteroide había resultado mucho más hostil de lo esperado. Y sabían que lo peor quizás estaba aún por venir.