3.000 años atrás,
Sepis solía ser un bosque que abarcaba de costa a costa todo el extremo sur de la región de
Cadras. En ese entonces la presencia de los elfos era más relevante de lo que es hoy en día. Sus ejércitos consistían exclusivamente de sangre pura, y sus numeros parecian no tener fin. La dinastía milenaria de la familia
Aydun aseguraba un reinado próspero y eterno, y esta creciente fuerza militar no cayó muy bien entre algunos disidentes y enemigos foráneos. Un culto a la diosa
Talona, liderado por el humano
Nigel Bradford, pretendió socavar el poder de los Aydun, envenando el suelo mismo del gran bosque, contaminandolo lo suficiente para que este se marchitara, y las fuerzas élficas tuvieran que retirarse a la ciudad, propagando la enfermedad y la hambruna al verse atrapados. Los historiadores no saben exactamente quien fue el patrón que financió las fuerzas de Nigel para cometer el crimen, pero sí saben que las fuerzas de Sepis fueron alertadas durante el atentado. El culto fue derrotado mientras los bosques seguían marchitándose y cayendo. Las secuelas del acto, conocido como “El toque de Talona”, son el bosque reducido de Sepis, las llanuras extensas libres de vegetación, que luego se convertiría en la nación de
Gilia, y un gran bosque de árboles muertos y empantanados, conocido como
Bosque Desdichado. La entrada a este bosque está expresamente prohibida por la nación de Gilia.