Suvo Y Trik

Apuntes de Linzi Misi

Mercaderes ambulantes, conocimos a estos dos draconidos en la frontera de Madea con los reinos del Este, intentado pasar a pesar del bloqueo decretado por el Rey Valian.
Naturales de Draconia, anteriormente conocida como Nueva Draconia, la patria de la gran mayoria de los draconidos, al extremo opuesto del continente, la familia de Suvo poseia una gran tienda de antigüedades que acabo heredando.
Trik, la hija de un humilde hojalatero, conocio a Suvo cuando recibieron un encargo de este para cambiar los candelabros de las paredes por unos nuevos. Para la curiosa Trik, la tienda de Suvo era como un tesoro, aficionada a la historia y la arqueologia, fue de armario en armario fascinada por los objetos que encontraba, nombrandolos y comentando su procedencia, eso llamo la atencion de Suvo, que desconocia muchos de ellos, pidio al padre de Trik que su hija le ayudase a catalogar sus bienes recien heredados.
Pasaron dias buscando informacion, ordenando y catalogando todo, para cuando acabaron, ambos se habian enamorado, un par de años despues se unirian en el equivalente draconido al matrimonio que conocemos en el Oeste.
Un dia, rebuscando entre unas mercacias que habian adquirido, encontraron un mapa con unos comentarios sobre un objeto de gran poder y valor, muy antiguo, pre-calamidad. El mapa detallaba una ruta por el gran desierto del norte, el desierto Netheril, hasta un punto emborronado.
Suvo reunio su fortuna, contrato unos mercenarios del mejor clan de Draconia, y junto con Trik partieron en una caravana de 3 carretas, cruzando todo el continente e internandose en los peligrosos desiertos, plagados de orcos, bandas gnoll y cosas peores.
Suvo convencio a Trik de quedarse en la ultima ciudad antes de llegar a la zona mas peligrosa.
Dias mas tarde, otra caravana lo trajo de vuelta, junto con los cadaveres de los mercenarios. Suvo estaba fisicamente mas o menos intacto, salvo por una herida en la parte posterior de su cabeza. Pero mentalmente desequilibrado, seguia reconociendo a Trik, tenia sus recuerdos intactos pero se comportaba de una manera extraña, ocasionalmente se quedaba absorto mirando a la nada durante unos instantes, para despues de un salto anunciar que debian ir aqui o alla, conseguir esto o aquello. Al principio Trik penso que simplemente se habia dañado su mente sin remedio, hasta que en una ocasion consintio su arranque aleatorio y fueron donde el queria. Una granja en el bosque, alli vivia un apicultor. Las bandas gnoll que habian asolado la zona unos meses antes le habian dejado sin compradores, ningun pastelero compraba su miel, todo el mundo estaba demasiado ocupado reconstruyendo o demasiado pobre para permitirse dulces.
Suvo le compro los 3 barriles que almacenaba al feliz apicultor, y tras otro de sus momentos de mirar a la nada absorto, le indico contento la siguiente parada, la capital del Imperio Dwendalian, Rexxentrum.
Trik era algo reticente, todo el mundo conoce la aversion de los imperiales por lo que llaman "las razas inferiores", basicamente todo el que no sea humano es poco menos que tolerado en el mejor de los dias. Pero puesto que los draconidos, junto a los elfos, son una de las razas que mas respeto tienen en la zona, se animo a seguirle el juego a su pobre esposo.
Cuando llegaron se enteraron que una plaga habia acabado el año anterior con todas las abejas de la region, y que ahora la miel valia su peso en oro. Cuando se disponian a venderla en el mercado fueron abordados por un anciano en ropajes lujosos, decia ser el archimago imperial y les ofrecio lo que quisieran por uno de los barriles. La miel en el imperio es usada como agente en la momificacion de los nobles al morir, y al parecer, el nieto del archimago habia sucumbido ante la plaga poco antes. Suvo rapidamente le dijo el precio por el barril, un saco magico que el mago guardaba en su torre.
El mago sorprendido, no entendiendo como aquel comerciante draconido conocia la existencia de aquel saco, acepto y realizaron el intercambio.
Desde entonces, Trik acompaña a su esposo aqui y alla, asombrada de su don, y resignada a no saber como hace para saber donde ir, que bienes conseguir y que, poco despues, encuentren a alguien que necesite justo eso.