Acero, Escudo de La Diosa.
Protector de La Diosa, Asesino del Dragon, Artesano, Heroe de Madea
Apuntes de Limzi Misi
[...]un gigante, habia chocado con un gigante! Era enorme! si mi lector es puntilloso y trae a colacion la estatura de nosotros, los gnomos, que sepa que era mucho mas alto que el mas alto de los humanos o elfos que he conocido, asi que no era alto por comparacion.
Lentamente, bajó su cabeza, toda cubierta por un casco, se agachó antinaturalmente agil para la gran armadura que llevaba y su tamaño, y desde el interior surgio una metalica voz que me pregunto: "Estas bien pequeña? me disculpo si te he causado daño"
Yo solo pude negar con la cabeza mientras miraba fijamente al lugar donde deberian estar sus ojos dentro del casco y veia dos orbes de luz azul, para luego exclamar como una tonta: "wooo pero mira que eres grande!" El giganton se incorporo y profirio un ruido que por lo visto era risa, me acaricio la cabeza despeinandome (de nuevo me temo que estaban tomandome por una niña, una vez mas, como les ocurre a menudo a los integrantes de mi raza) y me dio un arpa como disculpa antes de despedirse y desearme "buenas aventuras, cronista" y alcanzar a la mujer de blanco que acompañaba.
Sin saberlo, habia conocido a mi segundo Heroe de Madea ese dia, y no seria el ultimo.[...]-------------------------------------------------------------------------------------Simplemente conocido como "Acero", el integrante mas misterioso de los Heroes si excluimos al Angel de Oro, es un giganton amable del que poca gente conoce el rostro que esconde tras su armadura, la cual siempre lleva puesta. Lo que si esta claro, es que no se cuenta entre la raza de los humanos, lleva ostentando el rango de Heroe de Madea desde hace mas de 150 años, cuando la conocida como catastrofe del dragon tuvo lugar y se gano su ascenso desde las filas de la Guardia del Burgomaestre. Las pocas veces que abandona su guardia, en la puerta que lleva a los aposentos de La Diosa, se le puede encontrar en la forja de Yarldrit, el artesano herrero mas conocido de la comarca, o en el taller de alquimia que han reservado para el exclusivamente los alquimistas del gremio. Y es que, aunque parezca una estatua, Acero solo esta quieto cuando es su turno de guardia en la puerta de La Diosa o cuando la escolta, el resto de su tiempo lo pasa forjando arcanos artilugios de los que solo el conoce el uso, creando cocciones alquimicas nuevas, o en el parque del distrito de los Comunes, donde se queda sentado en paz, relajandose inmovil, hasta el grado que ardillas y pajarillos juguetean en su armadura, hasta que llegan los niños y comienzan a pedirle subirse a sus hombros o que los suba a los arboles del parque, cosa que el hace gustoso entre risas, para preocupacion de sus padres. Una vez a la semana, Acero sale de la ciudad con un carro en direccion norte con proposito desconocido y no vuelve hasta el dia siguiente.
El ataque del Dragon
Es un evento en la memoria de pocos ya, ocurrido hace algo mas de 150 años, pero los registros indican que un gran dragon rojo habia hecho su nido en un pico de las montañas que delimitan a Madea del resto del continente, y se dedicaba a quemar los bosques y aldeas cercanas por placer, devorando a las gentes y ganado por igual.
La por entonces orden de la Luz de Myrmidia fue a su encuentro cuando el dragon ataco la ciudad de Bosbach, cercana al fuerte donde tenian su base. El Gran Maestre de la orden reunio a sus 100 caballeros y se lanzaron a defender la ciudad. Ni un segundo titubearon, no dieron ni un solo paso atras, con la luz de La Diosa en sus corazones, y su nombre en sus bocas, cargaron en masa contra el dragon, causandole heridas por todo el cuerpo con sus lanzas bendecidas por La Diosa.
Valientes y heroicos del primero al ultimo, pero no eran rival para el monstruo, que les dio muerte a todos entre risas, devorando a muchos, calcinando a otros. Su valiente sacrificio sirvio sin embargo para ganar un tiempo precioso para la gente de Bosbach, que evacuaban en direccion contraria, presas del panico, hasta que una gran sombra los sobrevolo como una flecha, otro dragon, uno hecho de plata y luz volaba a su encuentro, y sobre el, la mismisima Diosa, resplandeciente equipada para la batalla, y a su lado, el inmenso Guardia del Burgomaestre que guardaba su puerta y la seguia a todos lados, Acero. La columna de gente huyendo estallo en vitores, gritos, abrazos y lagrimas de alegria, estaban salvados, La Diosa habia llegado!
De un salto, Acero se dejo caer desde el dragon plateado decenas de metros para aterrizar frente a las mismas fauces del dragon, que lo recibio con una llamarada impactandolo de lleno, al disiparse el fuego, Acero continuaba en pie, frente al monstruo, humeando y con la armadura al rojo vivo, derritiendose en algunos puntos, pero aparentemente ileso. Sorprendido, el dragon rugio y le ataco con una de de sus monstruosas garras, barriendo a Acero hasta detenerse subitamente, la sorpresa se dibujo en la repitiliana cara del dragon, Acero habia detenido su ataque con el escudo y ahora frenaba su garra. Al instante un rayo de luz le impacto en el costado derecho, dejando lineas quemadas y humeantes en sus escamas y un aliento helado por el izquierdo, la diosa y el dragon de plata le atacaban por cada flanco, giro su cuello para verlos, y en ese momento, Acero le atraveso la palma de su garra con su gran lanza.
El dragon se revolvio, enfurecido, y quiza, con una pequeña ascua de miedo comenzando a arder en su interior, golpeo con su cola a Acero, lanzandolo como una bala de cañon contra las murallas de la ciudad, creando un agujero en ella. Encaraba ahora a La Diosa, que se elevaba flotando varios metros sobre el suelo, con cabellos rojos como la sangre fresca ondeando al viento y su tridente apuntando a su cabeza. Le lanzo su aliento de fuego unos segundos, solo para ver que estaba rodeada de una esfera de luz que evitaba que las llamas la tocasen, pero eso no le importo, el fuego solo era una distraccion, con su garra sana golpeo a la diosa que no pudo reaccionar a tiempo, y la lanzo contra el suelo de los campos de las afueras de la ciudad.
Solo quedaba su plateado pariente, que mientras el golpeaba a la diosa se habia lanzado en picado, clavandole sus garras en el lomo e intentando morderle el cuello. El dragon de Plata, poderoso como era, era mucho mas pequeño que el terrible dragon rojo, probablemente era bastante mas joven que el. Rodaron por los campos, se elevaron volando, pelearon en el aire, para caer finalmente chocando contra las murallas de Bosbach.
De entre el polvo emergio el colosal dragon rojo, bajo el, el dragon plateado trataba de zafarse de las garras que lo mantenian apretado contra el suelo, el dragon rojo elevo su cabeza y abrio sus fauces, saboreando el momento antes de morder y arrancar la cabeza del dragon de plata de cuajo.
Un borron rojo impacto contra su ojo, apuñalandolo con una lanza roja como sus escamas, mientras por su cuerpo notaba como otras armas se clavaban en su carne, rodo por el suelo aplastando a estos nuevos enemigos, rugio y escupio fuego indiscriminadamente por pura furia, le habian dejado tuerto, con su ojo sano vio a 4 caballeros en armadura carmesi aplastados contra el suelo, al menos habia acabado con ellos, al acabar ese pensamiento, los 4 caballeros comenzaron a moverse, desincrustandose del suelo para ponerse en pie y recoger sus grandes lanzas. El dragon dio un respingo de sorpresa antes de quedar aun mas sorprendido cuando esos caballeros comenzaban a correr de una forma extraña pero vertiginosa, se elevo con sus alas y lanzo fuego sin parar a los 4 caballeros, cuando al fin se calmo, solo quedaban cenizas de ellos, ahora podria acabar con el dragon de plata.
Algo le picaba en la espalda, se giro y vio a un quinto caballero carmesi, estaba furibundo y le habia conseguido arrancar una gran escama con sus simples manos!, y ahora la usaba para apuñalarle el hueco que habia dejado al arrancarla, uso su cola como un latigo y se lo quito de encima con el tiempo justo para ver que el dragon de plata no estaba donde lo habia dejado, antes de que un gran rayo de luz le golpease sobre la cabeza y se la mantuviera pegada al suelo quemandole.
Con su ojo sano pudo ver a La Diosa, pero ahora tenia los cabellos y los ojos de un negro azabache como el abismo mas profundo y gritaba de furia, fue lo ultimo que vio el monstruo antes de que Acero, con su lanza, le atravesase el craneo al caer desde una altura imposible, habiendo saltado desde el dragon de plata que lo llevo alli.
Asi comenzo la andadura de Acero como Heroe de Madea y Escudo de la Diosa, con una hazaña que solo seria la primera de muchas en su longeva vida.
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