El glorioso Pontífice del II Concilio de Jerusalén, legitimizador del Sacro Imperio Romano
Último Concilio Ecuménico: Reforma de la Iglesia, explicitación de los carismas, oficios, y autoridades eclesiásticas, independencia de la Ecclesia respecto al poder temporal, declaración de intenciones, planificación de la Batalla de la Grieta
Si bien solo se probó a acercar unas custodias al borde de la Grieta para ver cómo reaccionaba, el haberlo hecho al poco de abrirse esta se aceleró tanto la capacidad defensiva de la humanidad como la posibilidad de viajar de forma segura a través del Empíreo
Como pidió Jerusalén II, la unificación de la humanidad debía hacerse con la mayor urgencia posible, y evitando las armas (pues la Unificación ya había fracasado): La Federación se reestructuró para permitir, a la vez, una descentralización que evitara despotismos y una estructura que pudiera responder a la amenaza de la Grieta
Tras pasar meses asediado por fuerzas que le mostraban futuros posibles, caminos hacia el éxito, posibilidades de obtener poder, formas de alcanzar el mayor placer, y demás tentaciones, a Tarquino se le presentó la posibilidad de hacer un pacto: Obtendría la mayor gloria que nunca ha ostentado ningún ser humano si rendía su mente y su voluntad temporalmente (hasta el momento en el que ganara), quedando como un energúmeno, y atando a Ezequiel y a Débora, sus dos hermanos menores, a su mismo destino
Los hijos del papa Víctor X, como conductores del Empíreo, asedian Terra en general y Roma en particular para acabar con el Sacro Imperio y dañar lo máximo posible la Ecclesia. Su facción es derrotada, el pontífice es salvado gracias a la Cohorte CLXXXIX y a los Inquisidores de la Ordo Terrae, y Tarquino el Protoheresiarca es arrastrado a los infiernos en cuerpo y alma
Como parte del Pacto de Marte, el poder y la autoridad que Tarquinio adquirió sería gratuito, pero con un coste: no le costó nada, pero fue arrastrado a los abismos primordiales del Empíreo en cuerpo y alma
Si bien apenas han pasado unos cuantos años, la historia de su vida, su conversión pública, sus actos como Pontífex Romano, y su reacción a los actos de su hijo hicieron crecer un culto popular a su alrededor que se expandió tan rápido que la canonización fue consierada como una aceptación de un hecho ya creído por la mayoría