Engendro Vampírico
Los engendros vampíricos son vampiros recién creados. Aún no han dominado completamente sus habilidades, y muchos son consumidos por su sed de sangre. Estos engendros pueden servir a vampiros más poderosos o seguir sus propias agendas depravadas.
Los Buscadores descubrieron que los engendros vampíricos poseen una resistencia innata al daño necrótico. Su naturaleza les otorga una agilidad sobrenatural, permitiéndoles trepar superficies imposibles, como paredes y techos, sin esfuerzo alguno, lo que los convierte en depredadores implacables en cualquier terreno. A pesar de su fortaleza, existen formas de contenerlos. No pueden entrar en una vivienda sin ser invitados por alguien que que se encuentre en su interior, una restricción que los limita en sus cacerias. Además, el agua corriente es letal para ellos, pues si permanecen sumergidos en ella el tiempo suficiente, su carne arde como si fuera consumida por ácido. Sin embargo, la mayor de sus debilidades es la luz del sol. Si un engendro vampírico queda expuesto a la luz solar directa, su piel comienza a quemarse y su fuerza se debilita, dificultando sus movimientos y ataques. Si el daño es lo suficientemente severo, puede reducirlos a cenizas. En combate, los engendros vampíricos son brutales y veloces. Pueden atacar con sus garras afiladas, desgarrando la carne de sus presas y atrapándolas en un agarre del que es difícil escapar o con armas. Sin embargo, su ataque más temible es su mordisco. Si logran morder a una víctima, no solo le extraen la sangre, sino que absorben su vitalidad, reduciendo permanentemente la capacidad del afectado para recuperarse. Mientras el vampiro se alimenta, sus heridas comienzan a cerrarse. Su velocidad les permite retirarse de un enfrentamiento sin dar oportunidad de represalia, ya sea huyendo a una posición más ventajosa o desapareciendo en la penumbra con un simple salto. Esta agilidad, sumada a su resistencia y astucia, hace que enfrentarse a ellos sin preparación pueda ser complicado.
