Memorandum: Einar Arnnstrong

En la víspera de su muerte, El Hacha Dorada se encontraba acostado al lado del cadáver de su capitán, su comandante, su ejemplo a seguir; pero aún más importante que eso, su amigo. Este había muerto por sus propias manos, Einar se sentía a la vez satisfecho, pues había vengado la muerte de su hermano Lewis, pero el respeto que le tenía a Trevor era tal que no podía evitar sentir un poco de tristeza.
Nuestro héroe pensó, pensó y reflexiono; recordó las lecciones de su padre cuando era pequeño.
“Recuerda Einar, la esperanza es lo último que se pierde’’
“Nunca olvides de donde viniste, hijo mío’’.
Recordó aquella vez que asesinó al oso, cuando por fin fue aceptado en los Escudos Dorados después de un régimen de entrenamiento muy estricto. Recordó mismo su primer asesinato, un duelo a muerte con otro Aspirante a Escudo Dorado, por honor. Recordó cuando conoció a sus futuros compañeros de vida, Lewis, Trevor y Revis (en cierto punto). Pensando en todos estos momentos, el que alguna vez fue un guerrero feroz que quería siempre enfrentarse al más fuerte, se encontraba derramando lágrimas de felicidad en su lecho de muerte. Probablemente los tiempos que más conmemoró son los que paso con Lewis, que a pesar de que Einar parecía creerse más fuerte que él, en el fondo no podía evitar admirar su corazón de fuego y su voluntad inquebrantable para proteger a los demás. Fue el mejor amigo que podría haber pedido. “Gracias Lewis’’ pensó, “Gracias por mostrarme el verdadero camino de un guerrero’’.
Momentos antes de que su vida se acabe, nuestro héroe no pudo evitar pensar: ¿Qué hubiera pasado si nunca me hubiese unido a los escudos, si me hubiese quedado en Solstein con mis padres y hermanos, si hubiese amado a una mujer y construido una familia, si hubiese muerto de viejo rodeado de mis nietos en una cama cálida con la mujer que me ama? ¿Hubiese sido ese el camino correcto, Lewis?
La vista del guerrero se oscurecía cada vez más, sentía como su cuerpo era consumido por el frío y se apagaba, como su fuerza se escapaba de sus manos como gotas de agua. En ese momento, casi como una epifanía, su mejor amigo Lewis se presentó ante él, junto a Kord y una legión de valkirias.
“No, hermano” dijo Lewis, “Tu tomaste el camino que tenías que tomar, tu camino de guerrero. Cada hombre es esclavo a algo, el guerrero es quien se libera de ello, forjando su propio destino. Este es el que elegiste tú, hermano, y lograste tu objetivo, derrotar al más fuerte.”
En ese momento, varias valkirias bajaron del mismo cielo, y tomaron a Einar delicadamente para llevarlo a su verdadero destino, El Valhalla. “Ven, Hermano. Nuestra misión en este mundo se acabó, hicimos lo que teníamos que hacer. Dejemos que nuevos héroes, más valientes y jóvenes que nosotros, se encarguen de mantener la justicia en este mundo. Nuestro lugar está en los campos del Valhalla, comiendo festines y peleando contra los guerreros más poderosos de Rel, hasta que empiece nuestra cruzada contra el vacío.”
Einar Arnnstrong, al final, tuvo la muerte que deseaba, y con una sonrisa en la cara y sus hachas en manos, su alma partió al Valhalla.
 
 
Como él, pocos quedan. Los dioses están atentos. Una gran guerra se avecina, y Einar todavía tiene un rol que jugar en ella.