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Poco se sabe del pasado de Azoth, de hecho, el mismo ha perdido parte de su memoria, sin saber muy bien el motivo.
Nadie sabe donde nació, donde se crio. No se le conoce familia ni ha habido nunca nadie que haya preguntado por el.
 
La primera vez que se escucha algo de él es a través de susurros, en las calles más oscuras. No hay señas que lo identifiquen, hay quien dice que es turano, otros que procede de Aquilonia o Zingara… en cualquier caso poco importa de dónde proceda ya que es a la edad adulta cuando empieza a hacerse un nombre.
 
Azoth cuenta con unas habilidades excepcionales para moverse en las sombras, así como para actuar al amparo de ellas. Al poco de despertarse en el Exilio, ya se dio cuenta que la noche, la oscuridad, lejos de ser una fría desconocida y amenazante, actuaba con el como una preciosa amiga depositando un manto de protección.
 
El robo, el acecho…y sobre todo el asesinato, son prácticas que no son desconocidas para Azoth, aunque él nunca lo llamaría así. Azoth jamás diría que su labor el asesinato, para él, este “oficio amargo” se basa más en una filosofía donde al final la única verdad incuestionable es que la vida no tiene ningún sentido, todo el mundo muere, y el, así mismo, se establece como un simple ejecutor de esa sentencia.
 
Azoth carga con un pesado pecado. A quien le pregunte, si no tiene ninguna confianza, le dirá que no recuerda nada. A sus pocos amigos les hablara del amor, y de una mujer perdida, pero en las noches silenciosas, cuando no hay nadie más que pueda escuchar, su corazón le recuerda que su pecado no es el amor, sino la traición, el egoísmo…. Durante años hizo creer a una hermosa mujer y a todo el mundo que estaba enamorado de esa joven, hasta el punto que se iba a casar con ella. Le convenia, era necesario, en el trabajo que el desempeñaba no podías sentir nada por nadie y el utilizar a alguien como foco de su apego bien le podía servir para distraer a las posibles amenazas sobre una debilidad que realmente no tenía.
 
No se conoce como fue ni quien orquesto su muerte, solo se sabe que la joven apareció muerta, y que Azoth no pudo o no quiso salvarla. Se sabe también que a partir de ese momento Azoth se sumergió en una espiral autodestructiva de alcohol, sexo y sangre…, cualquier cosa que le hiciera posible olvidar, aunque nunca logro ningún éxito.
 
Rondaba cualquier oscuro rincón de Aquilonia, intentando dar sentido a su existencia, pero el simple hecho de seguir existiendo ya era una tortura para el….
 
Poco a poco se fue despegando de sus hermanos, de sus compañeros de profesión, dejando un hueco irremplazable en la auténtica estructura de poder de la ciudad.
 
Al final, después de mucho tiempo vagando sin rumbo, apareció en el Exilio, sin recordar muy bien cómo, moribundo, deshidratado… hasta que una joven, no se sabe muy bien si por piedad o por algún otro motivo, le rescato y le protegió, hasta que pudo valerse por sí mismo, sembrando en el además un último motivo para seguir viviendo.

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