Lamento

En esta vida de aventurero la muerte y el sufrimiento son compañeros que siempre estarán a nuestro lado, aunque las pérdidas parezcan insignificantes y se esté acostumbrado a la situación por culpa del diario vivir no se debe subestimar la mella que pueda ocasionar en cualquier persona el constante contacto con el óbito y la podredumbre, la niebla del bosque era poco densa, casi tan tenue como si aquellas fantasmales criaturas con las que recientemente habían luchado nuestros aventureros se hubiesen difuminado con el aire, el grupo se regaló un minuto para dar un respiro y recuperarse de un desconcertante enfrentamiento, por primera vez aquellos que servían a los dioses se habían sentido abandonados por su protector, semejante a los fieles de la renovadora que en el ciclo más oscuro del Luxante pueden aferrarse solo a su inmunda mortalidad desprovistos de toda pizca de poder divino, solo que esta vez, era un servido de Kefhos y de Unhi Era quienes habían presenciado como su conexión era cortada por la proyección de la luz proveniente de unos ojos fríos de una criatura etérea.

Halion respiraba pesadamente, su garganta había sido alcanzada por el toque necrótico del enemigo acercándose peligrosamente a la muerte, aquella piedra que habían encontrado en el camino se convirtió por un momento en algo casi inexistente, la confusión no es buena consejera para nadie y menos para Zet' que lloraba con el dolor mas profundo la pérdida de su compañera.

El tiempo apremia, rápido e ileso por su sagacidad Flek tomó las riendas de la investigación acompañado por un despierto Rugen que no dudo en dar el primer paso en busca de nuevas amenazas que purgar, con el apoyo de Halion, el agobiado Zet’ recupero la compostura y se unio nuevamente a los demas acercándose con paso airado hacia aquella roca que había motivado el encuentro. El grupo se dividió con la llegada de Zak’anu: el bosque había sido masacrado, cuesta abajo, abriéndose paso hacia un pequeño claro, cuerpos despedazados de animales descansaban malolientes sobre el sotobosque, las heridas dejaban en evidencia la beligerancia de los autores que a ojos de los investigadores, no podían ser los mismos que aquellos con los que habían acabado de luchar por la naturaleza de los ataques, la preocupación del ciudadano de Avzazilo iba más mucho más allá de la muerte de los inocentes salvajes, ni Fessha ni Imezi, y más preocupante aún, ningún rastro de Avyimali, pero, ¿que era esa misteriosa piedra en la mitad de la nada?,Halion y Zet’ estaban dispuestos a llegar al fondo de la cuestión de la manera más literal posible, con pico y piedra en mano golpearon sin cesar la roca en busca de respuestas, pues ni siquiera Abeloth que habituaba al estudio de estas podía dar con una conclusión que dejara a todos satisfechos, capa tras capa iba cayendo al suelo junto al sudor de la frente hasta que de repente, esta se colapsó sobre sí misma, tanto tiempo perdido en una simple roca. Un nuevo rastro se podía seguir claramente desde el punto donde estaba postrado el pedrusco subiendo por la colina , casi como si este hubiese rodado desde la cima dejando una marca en el suelo, estaba claro el siguiente paso.

El grupo emprendió su camino siguiendo el rastro, la caravana iba en silencio, alerta, atento a cada movimiento, sabían que no estaban solos, en medio del combate, el cielo fue cruzado por muchas más de aquellas criaturas con las que estaban combatiendo en la dirección en la que estaban encaminados, los ojos debían de estar abiertos pero fueron la piel y los oídos los que dieron aviso del peligro.

El toque helado de la muerte, un nuevo combate se abrió paso a un lado del camino, tres criaturas espectrales bajaron de los cielos flanqueando a Halion y centrando su mirada en Abeloth, las espadas cortaron el aire, la batalla fue interrumpida por un lamento, un grito de dolor que puso los pelos de puntas de quienes allí estaban, era imposible concentrarse en el enemigo cuando tenías al heraldo de la muerte gritando tras una colina, como un recordatorio de los más frios noxantes, una oscuridad se ciñó sobre Zet’ cubriendo a todos quienes se acercaban por igual, los enemigos huían de aquella negra capa, uno a uno se fueron desvaneciendo tras el tajo veloz del Yuan, la espada tronante de Flek arremetía junto a Rugen con fiereza a quienes con sevicia intentaban hacerse con la vida del servidor de Kefhos, cansado ya del constante hostigamiento de estos seres incorpóreos. Nuestros aventureros se hicieron velozmente con la batalla, pero el corazon, sugestionado por sus oídos no podía descansar, entre ellos podían ver el terror en sus ojos y la mano temblaba al atacar, tras un pequeño túmulo, una voz se lamentaba, como el rey que pierde a su primogénito, como las esposas de los caídos en la línea, como las madres que con sus manos, intentaban contener las vísceras de un hijo contagiado con la perversión dentro de su cuerpo.

Flek, Rugen y Zet’, los menos mal heridos y quizá, los menos temerosos de enfrentarse a lo que la tierra ocultaba tras de sí, avanzaron hacia el último enemigo que quedaba, ni en la más profunda de las pesadillas imaginaron ver a una criatura similar, de sus cuencas colgaban casi hasta sus mejillas dos globos oculares que se agitaban frenéticamente con cada movimiento, la piel bajo su cuello de un color desprovisto de toda vida era humectada por la saliva que emanaba de una quijada abierta con dientes putrefactos al igual que la tierra bajo sus pies que se teñía con un espeso líquido proveniente de dos bocas dentadas que antinaturalmente se postraban en las palmas de sus manos y emitían un constante y fuerte quejido que estremecía a quienes lo escuchaban, las plantas inferiores estaban cubiertas por una ajada y ennegrecida túnica que disimulaba de mala manera la extraña manera en la que sus pies eran arrastrados sobre la tierra dejando aquel rastro característico que habían seguido los aventureros para llegar hasta aquí, el aroma que desprendía este ser con cada tajo era indescriptible, espesas gotas caían sobre la piel de aquellos que arremetian contra este ser dejando una sensacion de escalofrio en ellos, la ventaja numérica fue decisiva para el grupo que finalmente logro vencer a este retorcido ser salido del más oscuro de los infiernos.