Encuentro con la Mano Negra

Frente a frente con las extrañas criaturas los aventureros tomaron una postura diplomática, tratando de conseguir información. Los humanoides no hablaban el común, por lo que Flek y Zet lanzaron un conjuro que les permitió hablar y entender casi cualquier lengua. Estos seres, tenían extrañas armaduras con puntas en codos, hombros y rodillas, y se veía un símbolo en varios de ellos: una mano alargada, negra sobre blasones claros, eran seguidores de La mano negra Las criaturas pidieron a los aventureros entregar cualquier medio que les permita volar, esto por supuesto incluye al pegaso Cenizo. Ante la negativa el pequeño ejército se acercó lentamente, sin dudarlo Flek convocó un campo de fuerza que impide que cualquier ataque, el campo cubrió a casi todo el grupo, exceptuando al orco Korg que se lanzó impetuoso al ataque, Decisión que le costó caro, pues fue herido gravemente por las criaturas. Flek y Zeth intentaron razonar una vez más con la tribu esta vez con ayuda de magia manipulan la mente del comandante. De nuevo llegaron a un desacuerdo, provocando la reanudación de las hostilidades. Sin más opción y superados en número Flek se teletransportó al templo de los S’fie junto con el grupo y dos de las extrañas criaturas de armadura negra.

Con los números a su favor atacaron sin piedad a los humanoides, con la esperanza de dejarlos fuera de combate para un posterior interrogatorio. Zet’ los torturó duramente pero no logró sacarles ni una pizca de información. Decepcionados los aventureros regresaron a Abjanel una vez más con las manos vacías.

Se dividieron una vez más, algunos buscaron respuestas en los dioses, Dante fue junto a Cenizo a el templo de Zechi, Flek intentó entrar una vez más al templo de Azafhel pero continuaba cerrado, se vió forzado a ir al templo de la renovadora, para compartir información y recibir tratamiento del extraño dolor en su espalda. Korg y Kradmus fueron juntos al templo de la primera madre buscando iluminación. Zet’ continuó acechando su presa, buscando continuar la misión que le había encomendado la ejecutora.

Dante despertó del “trance” un poco decepcionado, no recibió la respuesta que esperaba de su señora. Por el otro lado Cenizo parecía verse un poco renovado. Ambos salieron del templo, fue entonces cuando el expaladín recibió un mensaje casi sin sentido de su amigo Kuthruel. El mensaje no era claro, pero entendió que se trataba del Señor de la Sangre no pudo deducir mucho más parecía perdido, no sabía qué camino seguir. La pista del paradero de So parecía la única luz que podía perseguir. Sin titubear partió a los muelles, buscando algún navío que pudiera llevarlo a La Trínsula. Tuvo que ofrecer un gran pago para que alguien lo llevara, pues las oscuras y frias fechas del Sexmón pronto se harían sentir. Antes de zarpar, dudó por un instante, preguntó al pegaso si era sensato continuar. Cenizo no respondió a la pregunta, solo le dijó que a donde él fuera siempre estaría con él.