Eathor, de Atharian

Eathor de Atharian

La vida en casa era pacífica y agradable. Mi hermana y yo vivíamos con mi tío porque mis padres casi siempre tenían que estar vigilando y guardando las defensas de la región. Mis padres pertenecían a la unidad de reconocimiento del ejército que defendía las tierras en las que se asentaba mi pueblo. Mi madre comandaba la unidad y mi padre era uno de los soldados que pertenecían a ella. En sus vacaciones nos venían a visitar y pasábamos muy buenos momentos juntos. Mi tío es el hermano de mi madre. Nos enseñó a mi hermana y a mí como sobrevivir solos en la montaña y el bosque.
El ejército estaba bien preparado y de hecho la sensación general de la población elfa en esas tierras era que se sentían bastante seguros. La unidad de reconocimiento que dirigía mi madre era conocida como la mejor y más prestigiosa de los ejércitos que había en los reinos de esta tierra. Y fue gracias a esta unidad que dio la voz de alarma en el momento preciso para que se preparara la defensa.
Nunca me había imaginado como sonaría el silencio previo a una batalla. No me abrumó escuchar las pisadas del ejército enemigo y sentir como se acercaban a través de las vibraciones de las rocas. Ni me asustó el olor que traía el viento de las huestes ansiosas de muerte y terror. Me sobrecogió el silencio. Era una noche oscura e incluso los grillos callaban. Fueron unos minutos de silencio absoluto antes de que un estruendoso silbido de proyectiles incendiarios provenientes de la artillería enemiga inundaran la ladera de la montaña de fuego y muerte. No atacaron al ejército. Atacaron la huida de este y de los elfos que allí vivíamos cortando así el único sitio por donde podíamos escapar. Para frenar aquello el ejército de mi pueblo se abalanzó contra las líneas enemigas cayendo así en la trampa que habían preparado.
El ejército humano se presentó casi de repente en una llanura que flanqueaba las montañas donde vivíamos. Nos triplicaban en número y habían infiltrado de alguna forma seres de identidad desconocida que se movían sigilosamente y que sin ser detectados por nuestras líneas llegaron a las comandantes de las unidades pocos momentos antes del comienzo del combate. La batalla se ha llegado a conocer como la de las cabezas cortadas porque el ejército elfo quedó descabezado de sus principales mandos para dirigir la defensa. La desaparición de nuestras líderes hizo que la defensa no surtiera el efecto deseado y que tuviéramos que poner pies en polvorosa.
Mi madre fue de las pocas capitanas en sobrevivir. Nunca olvidaré la caras salpicadas en sangre de mis padres cuando huyendo de terror por lo que habían visto en el campo de batalla volvieron a casa. Mi hermana, mi tío y yo aún estábamos allí. Mi madre gritó: “¿Cómo es que seguís aquí?” Mi tío rápidamente contestó: “la artillería enemiga nos ha cortado el único camino de huida practicable. Sólo nos queda la opción de trepar por el cortado norte y ni ellos ni yo sabemos manejar el equipo de cuerdas que necesitamos para poder salvarlo”….Mi madre respondió: “Coged las sujeciones, los aseguradores y las cuerdas…Escaparemos por la ladera norte”
Todo estaba perdido y ya nada podíamos hacer salvo escapar y tratar de salvar la vida. Desgraciadamente en nuestra huida fuimos emboscados. En el enfrentamiento solo pudimos huir mi tío y yo. Mi padre y mi madre quedaron presos (eran un importante objetivo militar). Mi hermana no tuvo tanta suerte como nosotros y aún me atormenta el momento en el que vi como su vida se apagaba.
Fue gracias a una mujer humana que mi tío y yo escapamos de aquello. Y podéis estar leyendo esta historia. Ella se interpuso entre los que nos emboscaron y nosotros jugándose el pellejo para que pudiéramos salvar el nuestro. Yo la conocía de antes. No me creía lo que veían mis ojos cuando vi todo su poder desplegado contra los cinco magos oscuros responsables de la matanza a nuestras capitanas y comandantes. Su aparición fue en el momento justo para que pudiéramos huir quienes estábamos lejos del radio de acción de los hechizos de los magos. Casi no me podía creer que era la misma humana con la que estaba compartiendo los momentos más felices de mi existencia antes de que sucediera…..esto.
Nos encontramos casualmente. Mientras iba con mis padres, mi hermana y mi tío explorando como otras veces lo hacíamos por las montañas. Yo me separe del grupo porque necesitábamos comer. En esa ocasión me tocaba a mí cazar, pero he de decir que no era el mejor del grupo. Mi hermana siempre fue muy buena en eso. Como la echo de menos. Ella me decía que pensaba demasiado y que eso ahuyentaba a los animales. En aquella incursión me separé hasta un arroyo siguiendo el rastro claro de un ciervo que podía darnos de comer los días que íbamos a estar fuera. En aquel momento algo hizo que el ciervo saliera despavorido. Al principio pensé que la había fastidiado yo pero un instante después noté el frío helado de una daga en mi cuello y una voz que me susurró en tono picarón: “Creía que los elfos cuidaban mejor sus espaldas” Me giré bruscamente. Su daga se calló y al cruzarnos las miradas todo a nuestro alrededor se silenció. De repente ella miró algo a mi espalda y yo me giré para ver que era. Cuando me quise dar cuenta ella se marchó sigilosa por la espesura del bosque. Siempre recordaré como se reía de mi cuando me hacía eso y me reconforta haber pasado con ella esos y otros momentos que vinieron. Es lo que aún me mantiene unido a la montaña y el bosque. Afortunadamente no todos empezaban con su daga en mi cuello.
No fue hasta que una vez casi quedo atrapado en una trampa para osos que nos tocamos por primera vez. A partir de ese momento fue difícil despegarnos el uno del otro. A pesar de que teníamos que llevar a escondidas nuestra relación porque temíamos por nuestra seguridad en caso de que llegara a oídos de mi pueblo que uno de nosotros se veía con una mujer humana, llevábamos muy bien la clandestinidad. No sé de quién me venía esa madurez, la verdad. Recuerdo las historias que mi madre me contaba de mi abuela (su madre) sobre como los elfos en su época vivían relaciones poliamorosas. Me pregunto si me vendrá de ella esta manera de vivirlo.
Mi tío me propuso volver, reconstruir y olvidar todo. Pero yo no puedo olvidar….no puedo, ni quiero olvidar. Hace poco un cuervo vino con un mensaje. Mi tío tampoco quiere olvidar y va a buscar a mis padres….Espero unirme a él cuando tenga la experiencia que necesito.

Narración de Pablo

Physical Description

Condición física general

Aunque comparable a la de un humano promedio, su forma física es superior a la de muchos miembros de su raza.

Características corporales

Tiene una apariencia de un elfo alto y esbelto, aunque entre humanos no destaca en altura. Se le aprecia relativamente musculado y carente de grasa corporal aparente.

Rasgos faciales

Llama la atención su tez pálida, su larga melena plateada, y sus grandes ojos ámbar.

Mental characteristics

Formación

Como miembro de una familia bien posicionada en una comunidad de elfos grises, recibió una educación refinada, aunque Eathor siempre se centró mas en sus aspectos prácticos y las habilidades de arquería y rastreo.

Personality Characteristics

Motivaciones

El destino incierto de sus padres le preocupa a menudo. Desea reunir los recursos y la experiencia suficiente para un día ir en su busca.

Destrezas e ineptitudes

Extremadamente bueno con el arco, aunque algo torpe acechando a su presa.

Gustos y disgustos

Debido a su pasado, tiende a desconfiar de los humanos, a los que ha estudiado meticulosamente.

Social

Contactos y relaciones

Tiene un tío, también superviviente de la masacre de Atharian, aunque actualmente está buscando el paradero de su hermana y cuñado (los padres de Eathor)

Creencias religiosas

Lathander

View Character Profile

Alineamiento

Caótico Bueno

Especie

Elfos

Títulos actuales

• Héroe de Velen

Lugar de nacimiento

Atharian

Gender

Hombre

Ojos

Ámbar

Pelo

Largo, plateado

Tono de piel

Muy clara, casi pálida

Estatura

5' 4'' (1,63 m)

Peso

94 lb (43 kg)

Organización relacionada

Aventureros anónimos

Known Languages

Común, élfico