Gwinevire Character in Rel | World Anvil
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Gwinevire

Gwinevire (a.k.a. La Tormenta)

Gwinevire, genasi de aire, una de las pocas personas en escaparse de la abominable prisión de Cielo Negro, en Markett Russ.    Su historia comienza como una esclava, tomada por la fuerza de las tierras de Vers durante la ocupación de Ishtar, la Regente, en nombre de Xerxas. No era más que una niña, pero fue prostituida, vendida como nada más que un animal a quien más pague por ella. La niña, sin embargo, venía de una tribu, cerca de la ciudad de Deiri, en Vers, que estaban en constante comunión con las fuerzas primales de la naturaleza.    Mediante ello, Gwinevire manifestó una potente descarga eléctrica cuando el mercante que la había comprado intentó forzarse sobre ella, y escapó de él. Desnuda, indefensa, la niña de tan solo siete años tuvo que encontrar la forma de sobrevivir en la terrible tierra ajena que era Markett Russ durante mucho tiempo. La lluvia, sin embargo, siempre venía a ayudarle cuando tenía sed, y la tormenta le reconfortaba mismo en las peores noches.   La chica, en ese entonces, no tenía nombre. Era más fácil, así nunca podían identificarte. Nadie pregunta por ti si no existes, si dejaste todo lo que conformaba tu vida atrás. Solo te vuelves una cara anónima en el mar de gente. Gwin era la niña demonio, sin nombre, que traía la tormenta a donde fuere que valla. Y por más que lograra desaparecer, algún evento la traía de vuelta a la superficie. No eran comunes las habilidades de su tribu, al fin y al cabo. Controlar el rayo, la tormenta, era muy poderoso.   Un precio muy grande fue puesto en su cabeza desde que mató a aquel mercante, pues era un noble importante en la corte de Ishtar. Las órdenes a seguir eran de matarla en cuanto fuese encontrada, nada más ni menos. Una rata más escondiéndose en el continente. Los años pasaron, sin embargo, y nadie la encontró. La tormenta seguía escondiendo sus pasos, mismo si no venía muy seguido.     La suerte de Gwin cambió en cuanto una caravana de mercantes decidió acogerla por la noche. Eran buenos hombres y mujeres, queriendo vender sus mercancías en Kabal, para luego visitar Markett Vers. La noche, y el desierto, sin embargo, no fueron amables con la gente bondadosa. La muerte siempre perseguiría a Gwinevire, al fin y al cabo.   Una patrulla de guerreros Malta atracaron a los pobres e indefensos mercantes, y para colmo, obligaron a Gwin a salir de su escondite. No la reconocieron al principio, pero cuando estaban a punto de matar al líder de la caravana por no decirles dónde estaban escondidos sus tesoros, tuvo que usar el rayo para impedírselo, revelándose.   Los Malta corrieron, pero no tardaron en volver con Jacales dorados. La niña de trece años, habiendo sobrevivido casi seis en las arenas y la miseria, había sido capturada nuevamente. Sin embargo, en el tiempo desde su inicial crimen, habían pasado muchas cosas, por lo que no la mandaron a matar de inmediato. Ishtar, para hacer de ella un ejemplo a los demás sobrevivientes de Vers, la torturó durante días y días en la plaza de Kabal, hasta tirarla, viendo que no se moría, a lo más profundo de Cielo Negro, por su peligroso poder.    Matarla hubiese sido más seguro, más rápido, pero la Regente tenía una morbosa curiosidad por ejemplares como ella. Casi todo el quinto nivel de la prisión estaba dedicado a estas curiosidades, bajo el vigilante ojo de la ciudad, pero, de tanto en tanto, incluso del Gran Sultán.   Verán, una vez por año, Xerxas visitaba Cielo Negro para tomar algunos de los prisioneros con él a Alexandría. Mientra más poderosos, mejor, pues alimentarían abundantemente al núcleo prismático, en preparación para la Apoteosis. Gwin pasó años allí, esperando no ser elegida, escondiéndose del Sultán, pero viéndole de cada vez más cerca. Sus días estaban contados. Su muerte cada vez más presente. Gwin se rompió allí dentro.    Todo esto hasta que eventualmente, tiraron en su misma celda a un hombre enorme, intimidante, con pelo blanco como el suyo, y ropajes pesados y extranjeros. El titán se quedó quieto durante mucho tiempo, hasta levantarse a duras penas, y mirar, con ojos brillantes, a la niña, en medio de la oscuridad. "Tenemos el mismo pelo" Una gran sonrisa estiró sus viejas arrugas. "Seremos buenos amigos. Cómo te llamas?"   Gwin no quería responder. Tenía miedo todavía. Era esto una trampa? El hombre era mucho más grande que ella, y aquí, su magia no le permitía escapar. Su mano entera podría aplastarle la cara de un puñetazo. Hundirla dentro de la pared, y luego fingir que desapareció. Sus pensamientos mórbidos fueron cortados por un largo suspiro.   "No quieres decírmelo? Está bien. Eres bella. Eres joven. Una gran amiga también lo fue. Te llamaré Gwinevire. Te gusta?"   Aquella fue la primera vez que la niña fue llamada algo. Cualquier cosa. Hasta ese punto, le habían dicho "La Tormenta", o la "Niña sin nombre". Este tipo venía como si nada, y le entregaba algo que ella había perdido, un nombre. Gwinevire, nombre de la esposa del Emperador Loco, Horus el Único, tenía una famosa cabellera blanca. El hombre, conocido como Barón Rallis de Landover, se volvería durante los proximos años el padre que la niña nuca tuvo. Mismo en aquel terrible lugar, la bondad intrínseca del ser perduró.   Cuando Gwin cumplió los 16 años, fue visitada por Xerxas, que, luego de tres años de verla esconderse detrás de los pilares, detrás de hombres más grandes, la eligió para su próximo sacrificio. En tres días la vendrían a buscar. Rallis, furioso, se negó rotundamente a ello. En tan solo dos días, encontró una forma de sacar de allí a la niña. Una vez fuera, la caída del Gran Sultán comenzaría a realizarse.    Mediante teletransportación y poderoso control de la tormenta, Gwin se vio fuera, y, conociendo a Dédalo junto con Calypso y Roku, héroes de Markett, formó parte de lo que se llamaría la caída de Xerxas: Sangre de Dios. Toda su vida hasta aquel punto, la había pasado en resentimiento de aquel hombre. Aquel hombre que le había arrebatado todo. Cuando finalmente ayudó a destronarlo, no había un después. Su venganza había sido cumplida. Ahora, que?   Pues, decidió volver al Imperio Dwindaliano, un lugar que ella nunca había conocido, con Rallis, para ser parte de su Escuadrón Omega, en la armada. Sería una vida agitada, parecida a la que siempre llevó, pero acompañada de su amigo, y con verdadero propósito. Finalmente, comprendió lo que era verdaderamente vivir, y no solo sobrevivir.    Encontró otro vínculo, además de Rallis, en Dédalo, que luego de la caída de Xerxas, decidió acompañarla, dejando atrás a su padre, y tomando su lugar en el Escuadrón Omega como referente (dentro del Imperio) del "nuevo Markett". FP no estuvo de acuerdo al principio, pero con algún que otro empujón de parte de Gwin, Dédalo comprendió que Russ solo lo iba a volver más y más como su padre, en todo sentido. Debía explorar. Debía conocer. Y qué mejor manera de hacerlo junto a la persona que amas.

Bella, mortal, la niña tormenta viene de lejos para comenzar una nueva vida, en servicio a quien la salvó aquella vez.

View Character Profile
Nunca subestimes a tu oponente. Podrías estar muerto en lo que tarda un rayo en caer.
Alignment
CG
Birthplace
Markett Vers
Children
Current Residence
Zephra, la Grande
Gender
Mujer
Aligned Organization
Other Affiliations
"No quiero vivir mi vida como si fuese un pecado por nacer. No quiero vivir mi vida arrepintiéndome de sobrevivir. No quiero vivir mi vida con la certitud de que, en algún momento, todo terminará, y nadie me recordará. Quiero gloria. Quiero batalla. Quiero acción! Quiero una vida que valga la pena vivir! Es eso mucho pedir?"

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