Escuadrón Omega

Arjuna, Perseo, y... a veces el viejo Rallis

El infame y letal Escuadrón Omega es un grupo paramilitar de fuerzas especiales liderado por el Barón de Landover, Sylvers Kowalski Rallis. Fue fundado en 1305, luego del ataque a la ciudad de Landover por parte de los misteriosos Briarwoods, destruyendo la Casa Weyrn para siempre, dejando solamente a la hija y heredera viva. 
Fue el Barón quien creó el grupo, dejando a su esposa y familia ocupándose de la ciudad mientras él buscaba a los responsables de la transgresión y el asesinato de sus buenos amigos. Cuando descubrió que los Briarwoods no habían trabajado solos, y que eran parte de una organización mucho más grande y poderosa, comprendió que debería conformar una armada privada para enfrentarles.  
Se formó con solo dos miembros, en un principio, el Barón como líder y su hijo mayor como recluta. Por su prestigio en la capital como excelente adición a la política del Imperio, siempre sabio, siempre calmo, el regente Brook le otorgó su deseo, junto con una sede, allí mismo, en Zephra, para comenzar.
El hijo mayor de los Rallis, Wayne Watson Rallis, fue entrenado en el arte de la batalla desde una edad muy joven, como suelen hacer las familias Aasimar, para ser un gran guerrero. Como único recluta, ponía la vara muy alta, ya que casi nadie podía medirse con él. Durante varios años, así fue, solo padre e hijo, con el rango especial de "Servicio Secreto" por su rol en el escuadrón dentro de los Escudos Dorados. En un principio, no partieron de Zephra, cada tanto volviendo a Landover para visitar a su familia. 
Dos poderosos reclutas nuevos se unieron al escuadrón durante los primeros años. Arjuna, legendario arquero de Bahía Blanca, recomendado por el mismo Duque Vladimir Eustass para ser parte del grupo de élite, y Perseo, Aasimar de Monte Olympus, exiliado de su familia por sus creencias. Estos dos se hicieron muy amigos de Wayne, pero crearon una peligrosa enemistad entre ellos, una rivalidad basada en algunos malos encuentros, y en muchos malentendidos.
Estos dos nuevos miembros se volvieron parte de la primera generación de los Omega, como se llamaban. Jóvenes con mucho poder y potencial, guiados por la eterna y centenaria sabiduría de Sylvers Rallis, que tomaba mucho placer en verlos evolucionar y volverse más poderosos. Por falta de evidencias nuevas sobre el grupo Uroboros, comenzaron a dedicarse a otras misiones de élite, en varias partes del mundo. Los pocos que los conocían les llamaban "Los Próximos Paladines".
La rivalidad entre Arjuna y Perseo se volvió tal, que Rallis los puso a pelear una vez por día, tan solo para que puedan aguantase el resto del tiempo sin sacarse los ojos. Nadie sabe exactamente por qué el Arquero odia al Lancero, ni por qué el Lancero continua molestando al Arquero. Solo se sabe que, si los encuentras en las calles de Zephra (que es irónicamente muy común, ya que el Barón siempre les asigna tareas juntos) escapa mientras tengas tiempo. No tardarán en ponerse a destruir infraestructura con sus poderosas habilidades mágicas.
Luego, las cosas comenzaron a complicarse. Habrían pasado ya dos años de la creación del Escuadrón Omega cuando finalmente, con ayuda del Barón Ganth de Piedragris, los Rallis encontraron una pista. Evidencia de corrupción dentro del Imperio, que podía trazarse al grupo terrorista conocido únicamente como Uroboros. Siguieron de cerca a varios sospechosos de ser parte de este, asintiendo a reuniones secretas de cultos y organizaciones, pero nunca dando con el clavo.
Fue entonces que Wayne, líder en ausencia del mentor, gran amigo de los demás e hijo del jefe, fue asesinado al seguir a un enviado de Xerxas a una cámara secreta. Escondió esta información en un mensaje arcano antes de enviarlo. El último hechizo que jamás usaría. La información que tenían era falsa. El Barón Ganth estaba involucrado. Y, al parecer, también el Gran Sultán de Markett.
La muerte de Wayne fue trágica. Rompió al escuadrón. Arjuna y Perseo, rivales, se volvieron cada vez más agresivos con el otro, intentando de alguna forma procesar lo que había ocurrido. Sylvers se encerró en su cuarto, en Zephra, durante casi una semana. Entonces, se dirigió a Landover para explicarle lo ocurrido a su esposa y familia, para luego comunicarles que era tiempo de vindicarse. 
Sylvers Rallis dejó el Imperio atrás, emprendiendo el viaje a Markett, buscando respuestas. Ni Arjuna ni Perseo le acompañaron, pues deseaba ir solo, y que ellos se ocupen del escuadrón mientras no estaba. Volvería, prometió, con nuevos reclutas, y los Omegas volverían a funcionar como tales.
Llegó el año mismo que los Héroes de Markett intentaron tirar abajo al Gran Sultán. Por ayudar en esta empresa, fue encerrado en la peor prisión del mundo: Cielo Negro, de la cual nadie nunca había escapado. Para colmo, le metieron en el nivel más cinco, para luego enterrarlo aún más profundo en el nivel seis, último, por lograr que una niña muy poderosa se libere de aquel infierno.
Así, se comprendió la dedicación de Rallis a su escuadrón. Buscaba talento, por la memoria de su increíble hijo. Tres años tardó en regresar al Imperio, luego de que una segunda revolución destrone al tirano Xerxas. Sylvers comprendió, allí en Markett, la verdadera naturaleza del Uroboros: estaban por todo el mundo. Sus miembros, poderosos hombres y mujeres plegados a una singular causa: traer de vuelta a Xoth, el Arcano, Rey de Reyes. 
Para Rallis, eso significaba vivir lo que sus ancestros evitaron al esconderse alto en el Monte Olympus: la Calamidad. Pocos saben de historia, y aún menos saben más que Rallis, pero sobre aquel evento, todavía no encontró las respuestas. Es como un agujero en la historia. Nadie sabe qué ocurrió realmente, solo se sabe que fue por culpa de la Corrupción del Inmortal, aquella tiranía y locura prolongada que ahora caracteriza los siglos previos al Gran Desastre, fue que la Calamidad terminó con los Teng.
Se comenzó a llamar a los Omegas "el Escuadrón Suicida" cuando la historia de Wayne (además de muchos rumores) se hizo pública. Algunos aseguran que Rallis integró a muchos más jóvenes, solo para llevarlos a sus muertes con tareas imposibles. Entre el ejército, los Escudos Dorados nunca le tuvieron mucho afecto al grupo de élite, ya que se le daba un trato preferencial, mismo si trabajaba mucho menos (pero de forma mil veces más intensa).
Se le acredita al Escuadrón Omega varias grandes hazañas, principalmente por los jóvenes que lo componen. De Arjuna, el arquero de Bahía Blanca, se habla de su increíble e incomparable precisión, afilada por Rallis y su patronazgo. De Perseo, el lancero de Olympus, se habla del Aasimar Rojo, el Ángel con alas de Oro, que vuela por el campo de batalla en una errática y sombría alegría, llevada por su constante aire de locura. 
Rallis es un gran mentor. De eso nadie duda. Se dice que toma los talentos más prometedores desde jóvenes para entrenarlos como se debe. Previo al Escuadrón Omega, se habla de como recibió a Trevor, Einar y Lewis, el legendario Trío Infame, para enseñarles la valía de la paz. Terminó exasperado, echando a Einar de su casa. Pues sí, antes de los Paladines, Rallis se ocupaba del Imperio con pequeños actos de bondad.
El Escuadrón Omega en sí, hoy por hoy, tiene a lo que uno puede llamar "los maestros" de cada rubro en el cual se especializan. Rallis, como director de orquesta de la Banda Sinfónica del mismísimo Emperador, es una leyenda entre bardos. Muchos ni siquiera le consideran uno. Arjuna, por más rivalidad que comparta con Perseo, es de por si el mejor tirador certero, en largas distancias, de todo el Imperio. Eso incluye la precisión del famoso Poncho de los Pibes. Por último, Perseo es considerado como el mejor usuario de lanzas del mundo, con técnicas rápidas y asesinas. 
Hoy por hoy, el Barón acaba de regresar de su viaje a Markett, que duró tres años. Con nueva resolución, Rallis regresó al Imperio con nuevos reclutas. El Escuadrón Omega está de vuelta en acción, persiguiendo aquellos responsables por los crímenes pasados. El Barón retomó sin problemas su posición, su poder, y más que nada, su familia. Algo, sin embargo, nunca se perdió: el respeto de sus pares, pues no hay otro político más querido que el viejo Rallis y sus consejos críticos.

Logistics

Logistical Support

Como Escuadrón de Élite, los Omega son considerados Paladines para el resto de los Escudos Dorados, mismo si eso no sienta bien con nadie. Muchos soldados se quejan de que no son más que niños, adolescentes que no vieron el verdadero mundo. No podrían estar más equivocados. 
Tienen una serie de autoridades por su puesto honorario, que les permite dirigir (cada miembro del escuadrón) un grupo personal de soldados como valiosos generales, o incluso requisitar apoyo directo de las fuerzas, sin pasar por el Señor de Guerra. Tienen cubierto sus vehículos, raciones, residencias, y costos de vida por las arcas del Emperador, siempre y cuando estén activos bajo el Barón Rallis.

Recruitment

El reclutamiento al Escuadrón Omega de los Escudos Dorados es llevado a cabo por Rallis mismo, quien, luego de un riguroso exámen de potencial tanto como de proeza, permite que jóvenes prometedores se unan a la fuerza especial. Se dice que incluso viaja hasta muy lejos para encontrar a estos reclutas, siguiendo historias y rumores de poderosos adolescentes capaces de cambiar el mundo algún día.

Fuerzas especiales a la orden directa del Emperador. Élite de los Escudos Dorados, tomaron el lugar que dejaron vacío los Paladines de Trevor. 

Type

Special Forces

Founding

1305

Overall training Level

Elite

Assumed Veterancy

Experienced

Used by

• El Imperio Dwindaliano

"Perder un hijo, perder tu propia sangre
no hay mayor dolor para un padre. 
En aquel momento me sentí caer 
Sin jamas poder volver
Sin jamas poder llorar
Sin jamas poderte vengar.
Te extraño cada día que vivo
también tu madre, tu familia y tus amigos.
Es difícil ignorar el pasado
Decir que nunca pudimos verte casado
Sé que sigues ahí, en alguna parte
Nunca dejarás de velar por tu padre?
El viejo enterrando al joven
Debería ser al revés el orden.
Pensar en tu voluntad desaparecida
Me cruje el corazón, me tuerce la vida.
Sin embargo, aquí estoy, todavía
Wayne, sé que te haré feliz algún día."