Session 2: The boys are back in town Report Report in Nahur | World Anvil
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Session 2: The boys are back in town Report

General Summary

Tras repartir el dinero que habían encontrado (no saben aún qué hacen las pociones exactamente), se repartieron las rocas de meteorito para cargar con ellas: Lyvhianca llevaría la de mayor tamaño, Atalasia la mediana y Drameila y Águila las dos más pequeñas.  Salieron del templo rápidamente, pues temían que los cazadores de tesoros ya hubiesen salido siguiendo el rastro y fuesen a encontrárselos allí. Por eso mismo, decidieron volver a través de la selva, aunque fuese arriesgado, pero tuvieron suerte y no de desviaron demasiado de la dirección que debían seguir. Llovío durante todo el día, pero el camino transcurrió sin muchos incidentes. Atravesaron un arroyo en el que varias Succionadoras (sanguijuelas que se alimentan de energía mágica) se pegaron a ellos, pero tras salir pudieron librarse de ellas sin problemas. Sia puso nombre a dos de las rocas: Petrus (la mediana, que llevaba ella) y Petra (la más grande, con la que cargaba Lyv). Tras montar el campamento, un grupo de monos se acercó a ellos durante una de las primeras guardias -sólo uno se acercó, mostrándose agresivo hacia las piedras, cogió una de las raciones de Fernando (el único que no cargaba con una roca) y se marcharon poco después. Hacia el final de la noche se acercó a ellos un grupo de ranas que trataban de atacar a las piedras a mordiscos -enfadando a Sia, que trataba desesperadamente de proteger a Petrus. La piel de las ranas estaba cubierta por una secreción psicotrópica, que les provocó extraños sueños:
  • Drameila tuvo un sueño incómodo e intranquilo, en el que figuras grises encapuchadas y envueltas en sombras, esquivaban su mirada para reunirse en secreto y cuchichear, y cuando ella las miraba se apartan rápidamente. Pronto se dio cuenta de que se colocaban formando en el suelo un círculo perfecto, con ella en el centro. En ese momento el suelo desapareció y Drameila cayó, y entonces se despertó.
  • Fernando soñó que se encontraba en un edificio que no conocía, de piedra rojiza e iluminado por luces mágicas, sin ninguna ventana que diese al exterior. Entonces se dio cuenta de que estaba corriendo, huyendo de algo. Se oyeron unos pasos pesados a su espalda, y el crujir de la roca. Atravesó pasillos y habitaciones que no le dio tiempo a pararse a observar: sabía que tenía que salir de allí. Los pasos a su espalda, con un repiquetear mecánico, estaban cada vez más cerca, y las paredes comenzaron a derrumbarse a su alrededor. Por fin vio la luz del sol, pero era demasiado tarde: el edificio se derrumbó, y a su espalda, dos ojos brillantes se abalanzaron sobre él. Pero justo cuando creyó que ha muerto aplastado, se dio cuenta de que un cuerpo enorme lo protegía, sin vida bajo la roca. Sobre sus cabezas podía ver brillar la luz de los soles, y entonces se despertó.
  • Sia soñó con una llanura oscura en la que se elevaba un castillo tan grande como se podía imaginar, laberíntico y de muros oscuros. En sus entrañas, un lobo blanco atado con cadenas de plata luchaba por liberarse, sin éxito.
  • Lyv se vio a sí misma caminando sobre un suelo de mármol blanco. La sala en la que se encontraba era tan inmensamente grande, que no lograba distinguir paredes o un techo sobre su cabeza. A lo lejos brillaba una luz dorada, casi cegadora. Se acercó a ella cubriéndose los ojos, pues la luz era demasiado brillante. Cuando volvió a mirar, estaba ante ella la figura de una mujer alta, de piel roja y con un par de cuernos enmarcando su rostro. Sujetaba una espada en equilibrio entre sus manos, pero cuando Lyv se acercó, su mirada se posó en ella, y apartó una de las manos de la espada (que permaneció en perfecto equilibrio) y se la tendió a ella, con una sonrisa calmada. No resultaba amenazadora, sino al contrario, tenía un aire maternal. Al tomarle la mano, se aproximó lentamente para darle un beso en la frente, pero antes de que tocase su piel, la mujer se desvaneció, transformada en decenas de diminutas estrellas, que se elevaron hacia el firmamento (que ahora podía ver sobre su cabeza).
Sia y Lyv comentaron sus sueños al día siguiente, y empezaron a teorizar que igual ambas habían soñado con el mismo castillo. Águila les dijo que él también había soñado con una habitación de mármol blanco, pero Fernando les detuvo para hacerles ver que no era raro que no hubiesen soñado con lo mismo. Continuó lloviendo durante todo el día, y mientras caminaban nubes de insectos los rodeaban y entorpecían todo lo que hacían. Al poco tiempo se salir, vieron las rocas altas que estaban al oeste del lugar del cráter, así que supieron que avanzaban en la dirección correcta. Al poco tiempo se acercó a ellos el mono al que habían dado de comer la noche anterior, que entregó a Fernando un colgante (un medallón de los Xercai que había robado del campamento de los mercenarios), viajó un poco con ellos, y después volvió a desaparecer en la selva. Oyeron varios ruidos de animales que se acercaban a ellos, pero ninguno más los atacó.  Al final de la tarde, llegaron por fin a las afueras de Aldava y salieron del Vali Sizar. Antes de acercarse al pueblo, Águila les dijo que ahí concluía su acuerdo, y él se iría por su cuenta.
"Ha sido un placer salir de aventuras con vosotros. Que los dioses os concedan fortuna en vuestros viajes, y si Zyst lo quiere, que pronto nos volvamos a ver".
Lo vieron marcharse andando paralelamente a la linde, pero sin llegar a salir de la selva. Una vez cerca del pueblo, empezaron a preocuparse por lo que iban a hacer con las piedras: a Drameila (y en menor medida a Fernando) le preocupaba que la gente las viese (quizás por si intentaban quitárselas), a Lyvhianca le preocupaba que pudiesen atraer animales agresivos, o volver agresivos a los animales y gente del pueblo, y a Sia le preocupaba que alguien hiciese daño a Petrus y Petra. Por ello, enviaron primero sólo a Fernando al pueblo, con la intención de conseguir un carro, mientras los demás esperaban con las piedras en la linde del bosque. Al pasar por el pueblo, Fernando vio a un hombre encadenado a un tocón en la "plaza" (no es una plaza como tal, sino simplemente una apertura mayor entre algunas de las casas, cerca de la posada). Se acercó a hablar con él y preguntarle por qué estaba allí. El hombre procedió a quejarse de que había sido juzgado injustamente por un malentendido que se dio mientras él buscaba a uno de los empleados de su serrería en casa de una chica con la que creía que estaba saliendo, porque el joven llevaba varios días desaparecido. Tras hablar con él, Fernando fue hasta casa de Margarita Thomson, que se alegró de verlo de vuelta, aunque le preocupó que volviese solo, y le entregó una pequeña recompensa por haber ayudado a su hijo (una bolsita con 1pp y 3pc). Después de que Fernando le pusiese al día (le dijo que huyeron de los gamberros y encontraron un templo en la selva), le ofreció algo de ropa seca y cena, y hablaron del hombre encadenado: Margarita le dijo que el encadenado se llamaba Ricdi Pott, y era el encargado de una de las serrerías. Había sido arrestado porque lo encontraron colándose en casa de Kayra Barbo la noche anterior, y ella lo acusó de haber usado un Encantamiento para controlarla (la magia de control mental está gravemente penada en Iztac). Cuando Fernando le contó lo que había dicho Ricdi, Margarita dijo que era cierto que un muchacho llamado Seil Neririe que trabajaba en la serrería de los Pott llevaba unos días sin aparecer por el pueblo -ella dio por hecho que estaría en Zrag disfrutando de sus días libres, ya se sabe cómo son los jóvenes... Fernando le pidió un carro, y ella le dijo que no tenía ninguno, pero que seguro que podía encontrar uno en las granjas que salían del pueblo. Después de cenar, Fernando emprendió el camino de vuelta, y cuando se cruzó con Ricdi Pott le ofreció ayudarle a cambio de que le entregase uno de los carros de la serrería -a Ricdi le cogió por sorpresa, le dijo que él aceptaba, pero que tendría que hablarlo con su hermana, Seelah Pott, que era quien se estaba encargando ahora mismo de la serrería. Tras esto, regresó con los demás. Viendo que Fernando estaba tardando más de lo previsto y se hacía de noche, las demás mientras tanto decidieron actuar: Drameila dejó a Sia y Lyv a cargo de las piedras y se encaminó a la granja más cercana. Allí le abrió la puerta una señora, y Drameila le pidió un carro diciéndole que era para llevar sus eqipajes hasta el pueblo, porque acababan de salir de la selva. La mujer le dijo que no tenía, pero que su marido podía ayudarla con eso -Drameila dijo que no hacía falta, pero ella insistió en que no era molestia y lo llamó a gritos. Tim salió y siguió a Drameila hasta la granja vecina. Allí no le abrieron pero una voz salió desde dentro y le dijo que tenían un carro en la parte de atrás, que podía cogerlo si luego se lo devolvía. Ella dijo que sí, y que iría con Tim (quien se quedó un momento hablando con el dueño de la casa, antes de ir también a la parte de atrás). Entre los dos descargaron el carro (que parecían usar sólo para almacenar cosas), y Drameila le dijo que lo necesitaban porque una de sus compañeras se había roto una pierna. Tim lo llevó hasta el lugar donde esperaban Sia y Lyv, siguiendo lo pasos de Drameila. En el camino de vuelta se encontraron con Fernando.  Mientras tanto, Sia y Lyv habían decidido que lo más seguro era enterrar ahí mismo las piedras (Lyv hizo una pequeña marca en un árbol para encontrar después el lugar). Poco después regresó Drameila, adelantándose un poco, y le dijo a Sia que tenía que hacer como si su hubiese roto una pierna y además fuese muda. Tim llegó a tiempo para ver a Lyv preocupada pregntándole a Sia que cúando se había roto la pierna y por qué no se lo había dicho. La mentira duró unos 10 segundos. Tim pensó que eran gente extraña y ocultaba algo, pero no era su problema, así que les ayudó a desenterrar las rocas (aunque le dijeron que lo que había que desenterrar eran sus equipos) y llevarlos en el carro hasta el pueblo (que en realidad, no estaba muy lejos de allí. Por el camino, Fernando les habló a los demás de Ricdi Pott y lo que le habían contado. Tim le dijo que las familias Pott y Barbo tenían dos serrerías rivales, y estaban enfrentados desde siempre, y el alcalde (quien había arrestado a Ricdi) era Elmus Barbo, el padre de Kayra. Cuando por fin llegaron a la posada Bota de Pez, comenzaron a discutir qué hacer con las piedras -hasta que Drameila y Fernando se resignaron y entraron a la taberna, para invitar a una copa a Tim por su ayuda.  Sia y Lyv pensaron que era peligroso dejarlas allí, no querían meterlas sin más y que las viese todo el mundo, y no se les ocurría cómo meterlas a escondidas. Así que Lyv pensó que podrían llevarlas a casa de Margarita. La mujer se puso muy contenta al verla, y les dijo que podían dejar el carro con las piedras en su granero si problema, pero entonces las chicas pensaron que quizá fuera peligroso, y prefirieron volver a la posada. Dentro, mientras tanto, Drameila alquiló una habitación para pasar la noche. Al final subieron las piedras a la habitación sin más, y Tim se llevó el carro de vuelta a casa de los Morrowynn (de donde lo habían cogido prestado). Lyv y Drameila se quedaron en una habitación con las piedras, para hacer guardia por la noche, y Sia y Fernando alquilaron otra. La noche, por suerte, pasó tranquila, y por la mañana sólo encontraron dos o tres caracoles pegados al cristal de la ventana.

Rewards Granted

  • Medallón de los Xercai

Character(s) interacted with

Águila Margarita Thomson Tim (y su mujer Betty) Raduk Morrowynn Ricdi Pott Artkin y Greslai Haidrutt

Created Content

Trama: El Juicio de Ricdi Pott y la desaparición de Seil Neririe
Comienzo: 37 de Máthuma del 3617. Mediodía.
Final: 39 de Máthuma del 3617. Amanecer.
Campaign
OhNo
Protagonists
Report Date
19 Jun 2021
Primary Location

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