✞ Livhiana Shash
Generaciones atrás, los Shash habían sido considerado ladrones y bandidos, lo cual llevó a su captura y encarcelamiento en la isla de Nueva Turquía.
Aunque de eso hace ya años y las cuentas con la justicia han sido saldadas, los padres de Livhiana seguían manteniendo un cierto recelo a todo y todos. La vida de los tieflings en Appernd, como en buena parte de Gea, seguía estando salpicada de racismo y rechazo, por lo que sus padres insistían en mantener a la pequeña recluida en aquella diminuta y arenosa isla.
Pero para Livhiana el mundo era más basto y, tal vez movida por el atrevimiento de la juventud, decidió colarse en un barco mercante con destino desconocido. Poco aventuraba la joven que sus pasos la llevarían hasta Liberta, bastión de la piratería y el libertinaje en las Tierras Libres.
Sola, hambrienta y sucia, Livhiana consiguió ayuda de un grupo de rameras que decidieron apiadarse de ella. Aunque solo fuese una niña, el dueño del burdel, Augustus Pitart, decidió hacerla trabajar. Livhiana resultaría desafiante y explosiva, cosa que provocó innumerables incidentes, broncas y palizas en el local. Pocos se atrevían a pasar una noche con ella, pues había maneras más gratas de invertir el dinero. Cuando poco faltaba para que Pitart la echase a patadas del lugar, se presentó Ces. Su petición fue especifica: quería a la mujer más terca, salvaje y violenta. Pitart no dudó.
Ces violó a Livhiana, y aquello la marcaría para siempre. En el interior de la joven empezó a gestarse un ser al cual por mucho tiempo pensó en matar. Pero con el paso del tiempo, aquella barriga hinchada se convirtió en su mayor baza: los hombres ya no la deseaban y la dejaban en paz. Además, gracias a aquello tenía un motivo para vivir. Sobreviviría, aunque solo fuese para ver nacer a su hijo.
Una noche, para su sorpresa, Ces volvió. Iba acompañado de otra tiefling, que los dejó solos al poco, y de una extraña gema. Cuando el hombre la intentó tocar de nuevo, Livhiana no vaciló: tomando un atizador y golpeando con todas sus fuerzas consiguió que una vela prendiese fuego a las cortinas. Ces cayó contra las llamas, que le empezaron a quemar la piel y, antes de saltar por una ventana, tomó la gema que el hombre llevaba consigo.
Corrió, tan rápido como le fue posible, escapando de aquella vida odiosa. De todo lo que suponía Liberta. En la distancia vio un barco. Se aferró a uno de los cabos que colgaban de él y saltó al agua. Los marineros, por fortuna, la vieron, elevándola. El navío del jovencísimo capitán Nestor la llevaría de regreso a Nueva Turquía. Al final de la travesía, Livhiana ofrecería al capitán la gema que había robado, en señal de gratitud.
Su recepción no fue calurosa. Sus padres jamás la volvieron a aceptar. Ni a ella, ni a la bastarda que nacería de su vientre.
No pasarían muchos años, apenas 5, hasta que la tiefling que acompañaba a Ces, Cassandra, volviese a encontrar a Livhiana. La asesina preguntó por la gema y, sin importarle la respuesta, mató delante de Jhun a su madre. Livhiana moriría aquel día en medio del mercado de Nueva Turquía, con un horrible agujero en el vientre, mientras su hija agitaba su cuerpo, incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo.
Lo ultimo que sintió, antes de dejar de sentir, fue una terrible sensación de culpa. Estaba dejando sola a la única persona que le importaba en un mundo que la odiaría y heriría constantemente.
Aunque de eso hace ya años y las cuentas con la justicia han sido saldadas, los padres de Livhiana seguían manteniendo un cierto recelo a todo y todos. La vida de los tieflings en Appernd, como en buena parte de Gea, seguía estando salpicada de racismo y rechazo, por lo que sus padres insistían en mantener a la pequeña recluida en aquella diminuta y arenosa isla.
Pero para Livhiana el mundo era más basto y, tal vez movida por el atrevimiento de la juventud, decidió colarse en un barco mercante con destino desconocido. Poco aventuraba la joven que sus pasos la llevarían hasta Liberta, bastión de la piratería y el libertinaje en las Tierras Libres.
Sola, hambrienta y sucia, Livhiana consiguió ayuda de un grupo de rameras que decidieron apiadarse de ella. Aunque solo fuese una niña, el dueño del burdel, Augustus Pitart, decidió hacerla trabajar. Livhiana resultaría desafiante y explosiva, cosa que provocó innumerables incidentes, broncas y palizas en el local. Pocos se atrevían a pasar una noche con ella, pues había maneras más gratas de invertir el dinero. Cuando poco faltaba para que Pitart la echase a patadas del lugar, se presentó Ces. Su petición fue especifica: quería a la mujer más terca, salvaje y violenta. Pitart no dudó.
Ces violó a Livhiana, y aquello la marcaría para siempre. En el interior de la joven empezó a gestarse un ser al cual por mucho tiempo pensó en matar. Pero con el paso del tiempo, aquella barriga hinchada se convirtió en su mayor baza: los hombres ya no la deseaban y la dejaban en paz. Además, gracias a aquello tenía un motivo para vivir. Sobreviviría, aunque solo fuese para ver nacer a su hijo.
Una noche, para su sorpresa, Ces volvió. Iba acompañado de otra tiefling, que los dejó solos al poco, y de una extraña gema. Cuando el hombre la intentó tocar de nuevo, Livhiana no vaciló: tomando un atizador y golpeando con todas sus fuerzas consiguió que una vela prendiese fuego a las cortinas. Ces cayó contra las llamas, que le empezaron a quemar la piel y, antes de saltar por una ventana, tomó la gema que el hombre llevaba consigo.
Corrió, tan rápido como le fue posible, escapando de aquella vida odiosa. De todo lo que suponía Liberta. En la distancia vio un barco. Se aferró a uno de los cabos que colgaban de él y saltó al agua. Los marineros, por fortuna, la vieron, elevándola. El navío del jovencísimo capitán Nestor la llevaría de regreso a Nueva Turquía. Al final de la travesía, Livhiana ofrecería al capitán la gema que había robado, en señal de gratitud.
Su recepción no fue calurosa. Sus padres jamás la volvieron a aceptar. Ni a ella, ni a la bastarda que nacería de su vientre.
No pasarían muchos años, apenas 5, hasta que la tiefling que acompañaba a Ces, Cassandra, volviese a encontrar a Livhiana. La asesina preguntó por la gema y, sin importarle la respuesta, mató delante de Jhun a su madre. Livhiana moriría aquel día en medio del mercado de Nueva Turquía, con un horrible agujero en el vientre, mientras su hija agitaba su cuerpo, incapaz de comprender lo que estaba ocurriendo.
Lo ultimo que sintió, antes de dejar de sentir, fue una terrible sensación de culpa. Estaba dejando sola a la única persona que le importaba en un mundo que la odiaría y heriría constantemente.
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