Oda a Duregar
Oh igmar, estrepitoso enano
Cuyas tierras han sido arrebatadas de las fauces de tu ano
Porque ha tenido que ser así, mi querido amigo
De esta tragedia he tenido que ser testigo.
Aunque tu temperamento sea enredoso
Y tu precisión defectuosa
En el campo de batalla un goloso
Con una actitud valerosa
Oh igmar, mi fiel compañero.
Apurate que el amor es pasajero
Y la muerte llevadera
Ojo, no te caigas por las escaleras.
Y es aquí, en donde suena el requiem
Esta despedida nunca se imaginó
Dile adiós a tu harem
La cruzada de los pibes aquí no acabó