Es un joven granjero de unos 20 años que dejó la granja de su padre,
Villa Habichuela, al cumplir la mayoría de edad, poco después del fallecimiento de éste. Tras encontrar una inesperada herencia, formada por una ostentosa armadura, una caudalosa fortuna y un mandoble de misteriosa insignia, decidió salir junto a su preciado amigo Cervantes a descubrir el mundo y su lugar en él.
Mas su primer descubrimiento, fue lo cruel que puede ser el mundo fuera de su hogar, cuando despertó la primera mañana con algo de frío en un pie y echando en falta no sólo la granja familiar, sino también su bota derecha. Sorprendido y frustado, se encomendó ante el monolito al que antaño acudía con su padre a presentar sus respetos, pues al parecer guardaba alguna relación con un Santo Patrón de los ganaderos de la nación.
Su segundo descubrimiento fue de hecho aquí, cuando escuchó el quejido de un gallo a una distancia que, tras recorrer, descubrió que en principio era imposible y que le condujo a la granja del amable
Tomboy El Granjero, que no sería tan simpático el primer momento que encontró a nuestro grandullón, con su gallo "Carlitos" en las manos y la cerca de su terreno a los pies.
Tras medio malentendido seguido de un cálido entendimiento con el mandoble y el tridente apuntando hacia el suelo, comenzarían a estrechar una entrañable amistad que, junto a la excelente cena de su esposa, renovaría las fuerzas de Habichuela e impulsaría al mismo a seguir su viaje.
Dirigiendose hacia la ciudad de
Slaetron, tuvo una experiencia especialmente religiosa una de las noches. Mientras dormitaba, se alzó entre el onírico mar de trigo en las tierras de su Santo Patrón,
Manuel, abriendo un nuevo capítulo a la
Iglesia pagana de la ganadería Norem.
Halagado como nunca y con un nuevo objetivo en mente, terminaría su viaje no sin un último descubrimiento, cuando en las afueras de la gran ciudad advirtió colgando del mango de una espada una bota extremadamente similar a la suya. Alrededor del tocón en el que ésta estaba clavada, dos jóvenes parecen mofarse del dueño de la bota. Tras ser abatidos por un su descalzada víctima, Habichuela termina entablando otra ardua amistad con los que, sin que el supiera nada aún, iban a ser sus compañeros durante todo un año de entrenamiento, Siri y Rolfo.
Con sus habilidades afianzadas y cargado de energía, nuestro grande se separa de sus amigos para recorrer la que, de nuevo en su ignorancia, va a ser la mayor aventura de todos los tiempos.
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