Otro hijo de Cimmeria, forjado en la cruda sociedad del acero. Luchar, sobrevivir y vivir para, quizás, algún día comprender el secreto del acero y responder a Cromm cuando llegue el momento.
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En las salvajes tierras de Cimmeria sus habitantes pronto comprenden que la vida tiene un precio y lo máximo a lo que pueden aspirar es llegar a comprender el "Secreto del acero". Después de todo, llegado el momento todos ellos comparecerán ante Crom y este es implacable.
Estas creencias fueron grabadas en la mente de Sieg como runas en el acero y le acompañarán hasta el fin de sus días. Muchos creen que el secreto consiste en desarrollar la destreza y los conocimientos para forjar las mejores hojas. Otros muchos se centran en dominar el manejo de dichas hojas pero para Sieg, el secreto del acero, consiste en asemejarse al duro metal. Ser moldeado por la fragua del valentía, no doblarse ante el choque y ser afilado para abrirse para y alcanzar su destino. Crom admiraría su determinación y valentía o podía irse al infierno.
Sobre sus primeros años poco se cuenta, se dice que creció en una pequeña aldea en alguna montaña del territorio. Como la gran mayoría pronto comprendió que la supervivencia no está garantizada. Comprendió con la fuerza podía doblegar a muchos, con inteligencia persuadir a otros pero siguiendo solo uno de esos caminos la supervivencia no estaba asegurada sino que la clave residía en una mezcla ambas.
Cuando le llegó el momento abandonó el poblado para buscar su destino. Esto le llevo a viajar por diferentes pueblos de Cimmeria y darse cuenta de que el mundo era mucho mas de lo que le habían contado, conoció gentes de piel diferente, lenguas diferentes e incomprensibles e incluso dioses nuevos. Por supuesto para Sieg todos estos dioses resultaban ridículos y de ningún modo alcanzaban el poder de Crom.
El destino a veces tiene maneras crueles de jugar con el acontecer de las cosas ¿Qué sería aquello que haría mella en el duro metal? Aquello que ha sido la ruina de muchos antes que Sieg y que será el de muchos tiempo después.
En algún lugar en los confines entre Cimmeria y Vanaheim Sieg alcanzó un pequeño pueblo remoto de nombre irrecordable. Allí aquellos ojos le atravesaron como una flecha ¿La arquera? La joven Kraina, hija del caudillo del pueblo.
Las aspiraciones de Sieg conllevaron desgracia para el y la muerte de ella. Ya que al no poseer riquezas aquel caudillo no lo consideró digno y el único modo de estar juntos fue huir. Por desgracia, la huída fue breve y pocas semanas después ambos fueron capturados.
En su furia el caudillo hizo matar a su hija por haber sido deshonrada y condenó a Sieg a un destino que consideraba peor que la muerte. Ser desterrado a las tierras del exilio para jamás poder volver a ver su Cimmeria natal.
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