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Sesión: Lanza una moneda, mar de abundancia

General Summary

El ataque en la plaza de la Moneda

  Según el líder guerrillero Goren Luncan, la plaza de la moneda albergaba grandes tesoros y armas que serían cruciales en la lucha contra el déspota Amdrus Leyban, pero el ex distrito bancario estaría ampliamente defendido. Sin pensarlo mucho el grupo se abalanza contra la zona para saquear los materiales que puedan encontrar.   Valandrea de Penthagast se posiciona firmemente al frente con su escudo divino con el cual genera una barrera que es imposible de penetrar para los perdigones que son arrojados violentamente por dos máquinas automáticas. Luncan hace una seña y los dos guardias que los acompañan se disponen a flanquear las torretas con el afán de poder separar su poder de fuego.   Por su parte Larissa Pleassure llena de euforia por la batalla, se torna invisible al ver que impotente la monja, Altalas Birdiir, comienza a rezar el credo del Cuil Calá. Su caminar es lento mientras las balas zumban a su costado, abstraída camina con un solo objetivo, el caos. Tanto Velaq como Q'almy se quedan atrás del campo de fuerza del escudo, observando como las aureolas formadas por el impacto de los proyectiles, se materializan a pocos centímetros de su ser.   Pero es Morgan Greyhorn quien amparado por su destreza y la cobertura que les proporcionan las 4 grandes columnas en La Plaza de la Moneda deciden arriesgarse puesto que un fino haz de luz roja parece sorteable para esquivar las balas del aparato. También la criatura Ha-dar Isk-ur se escabulle en un tubo de ventilación lo que le da una ventaja de no ser visto a través de las rejas del mismo, táctica que usó por años desde su llegada a la ciudad. Ambos, de manera muy diestra utilizaron las sombras y el subterfugio para flanquear por la derecha a las dos torretas que se alzan a los lados de dos grandes puertas de madera bañada en bronce y oro. Arriba del dintel un blasón que anuncia "Banca Laboral de Oniris" con símbolos de la ciudad y un engranaje de fondo.   Q'Almy se acerca a Valandrea y trata una de sus heridas mientras ella sostiene el escudo de energía divina y el elfo bibliotecario comienza a disparar bolas de electricidad que materializa con ademanes, una de ella impacta haciendo volar unas chapas en la torreta de la izquierda, los guardias avanzan pero uno de ellos no es precavido al cruzar un haz de luz carmesí, el sistema automático abrió fuego y el cadaver mutilado por una rafaga de proyectiles de plomo y acero cae sin vida antes de terminar su movimiento, rodando y resbalando en su propia sangre hasta quedar a los pies de Morgan, quien había podido evadir el infortunio.  
Esto impactó principalmente a la clériga de Los días de la Madre quien instintivamente levanta el escudo abriendo su defensa y con los ojos cerrados escucha atentamente como los mecanismos de las torretas se mueven y apuntan sin rumbo alguno. Sin perder tiempo acelera y se desliza de rodillas, su armadura sagrada produce chispas al raspar con el suelo de piedra. Más rápido de lo que la máquina puede reaccionar, impacta con el escudo en el suelo y las primeras balas rebotan en el escudo divino al comenzar a formarse nuevamente el escudo de energía protectora.
  El anfibio escalando la pared cruza sin ser visto al otro lado de la plaza y mezclando su saliva con unas hierbas genera una nube densa que se esparce y encierra a las torretas limitando severamente la visibilidad de las mismas. En la nube que se forma los circulas rojos comienzan a moverse de manera caótica. La tiefling ingresa a la nube encubierta por el humo desorientador y la capa de invisibilidad que la envuelve, lista para actuar.  

Una visita fugaz

  Los cuernos de la joven trovadora se comienzan a iluminar y generan chispas azules, sus ojos fulgentes en amarillo mientras murmura algo inteligible, una orbe eléctrica se dirige a toda velocidad hacia la torreta derecha, que está al alcance de la mano de la joven, que se vuelve visible al ojo desnudo.  
El tiempo se detiene, Larissa se encuentra una vez mas en ese comedor de mansión. Las sillas góticas presiden una mesa larga de madera oscura y del otro lado, vistiendo un smoking, esta a quien llamó "LOUIS".   - Acercate,   - Disculpa mi desconfianza, la última vez se detonó algo en mi que no me hace bien. Estoy perdiendo mi control   - En las breves horas que has estado en ese plano, experimentaste ira, amor, desconsuelo, trayéndome sensaciones que no son familiares, has despertado mi interés en ese mundo. Me resultas muy interesante.   - Provoco ese efecto en la gente. Es una de mis habilidades.   - jajjaja me diviertes, no me arrepiento de haberte elegido, en un futuro podrás convertirte en mi conducto.
  Todo el ambiente se vuelve tempestuoso, refucilos provienen de las cuatro columnas que presiden a La Plaza de la Moneda, el aire se ioniza y una bola de plasma destruye la materia que rodea a la torreta y buena parte de la entrada del banco, incluyendo la puerta. Donde había marmol madera y metal ahora solo queda una mezcla de material carbonizado. La onda expansiva obliga a cubrirse a los demás.   Larissa agitada recupera lentamente su movimiento y volvió en sí para acercarse a la torreta que queda. Mientras Velaq queda atónito antes los juegos de luces y explosiones que ocurren al avanzar Valandrea con el escudo y a pesar de no distinguir la forma completa decide apuntar su magia al origen del halo rojo que aún se muestra realzado por la nube de humo. Los ruidos de latas y la luz apagándose, marca el fin del aparato disparador automático quien con un chirrido deja de funcionar y otrorga una nueva oscuridad a la plaza sumergida.  

Alarma silenciosa

  Q'almy observa una de las dos imponentes estatuas que presiden la Plaza y desconfía en su estructura, pero continua y decide abrir una de las puertas de los locales que rodean la plaza. El pícaro del grupo ya había abierto otra puerta donde una suma considerable de dinero que podría ser usado fuera de la ciudad, llenaba sus bolsillos. El médico intentó abrir un cofre que se encontraba en el fondo de la habitación y no lo logro. Morgan acudió a ayudarlo y se dió cuenta que había accionado una especie de mecanismo pero aún no sabía cual era. El adminículo contenía una hermosa daga verde, que pudo cortar por el metal de la derruida torreta como si se tratase de mantequilla. La daga emitía un silbido suave al moverla, sin duda algo que intrigaba a Morgan.  

La banca laboral de Oniris

  Lentamente uno a uno comienzan a entrar al banco, la recepción es presidida por un gran mostrador y en un costado una torreta adicional, se encuentra encendida pero Larissa se las arregla para descomponer su mecanismo disparador. Ha-dar comienza a dar vueltas por el lugar, contribuyendo a su mapa de pasadizos de la ciudad, encuentra acceso a las oficinas del director entre otras dependencias del banco. Velaq se interesa por la puerta enorme de acero que está más allá del mostrador, sin dudas el grupo pone su foco en la apertura de la bóveda. Tomando un camino alternativo decide explorar la bóveda desde su costado, con un ademan la piedra se licua dando paso a una pared de metal imbuida en magia, hecha por enanos de Dol Buldahr en la mismísima forja sagrada. Algo así sin dudas fue hecho para proteger algo importante.  

La apertura de la puerta

Larissa Pleassure amenaza al caudillo Goren Luncan ya que al traerlos ahí había insinuado que sabía algo del contenido de la boveda y/o la combinación de la misma, pero este pudo revelar solo parte de ella. Sin más que investigar, Valandrea de Penthagast decide acudir a sus dotes de adivinanza y que la Madre le de una señal. La misma le presenta 4 imágenes:  
  • silueta de una mujer extendiéndole los brazos
  • La plaza de la moneda (mucha gente, guardias élficos, y se destaca UN PADRE ABRAZANDO A SU HIJA, ambos elfos...
  • Ese padre que saluda a un sujeto en el mostrador del banco
  • Ese padre sentado en un escritorio muy imponente con una pluma
  Ha-dar Isk-ur reconoce la descripción de la oficina y pide que lo sigan . . .


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