Spina Mundi
No todos los humanos se asentaron en el Clovëstvo. Muchos marcharon hacia el sur, a las caóticas tierras de Ágrigo. Durante el viaje, los monstruos que allí residían fueron acabando poco a poco con los miles de migrantes. Ya sin poder volver atrás, los humanos continuaron hasta encontrarse tierras habitables. Lo que hayaron, sin embargo, fueron las montañas más altas que algún mortal haya visto. Estaban ocupadas por dóciles gigantes, con los que se cruzaron y engendraron goliaths. Tras unas pocas generaciones la mayoría de habitantes de lo que hoy conocemos como Spina Mundi eran estos híbridos.
Es descubierto en Spina Mundi un árbol primordial del tamaño de un brote. Alrededor del mismo hay un pozo de un agua cristalina con propiedades curativas al tacto. Los habitantes de la Columna comienzan a experimentar con la misma, desde intentar transportarla, lo cual es imposible sin que pierda sus capacidades, hasta consumirla. Esta segunda preuba produce un efecto más que curioso. Aquellos que beben del pozo escuchan la voz de una entidad incorpórea en sus cabezas, y sus mentes se abren ante la inmensidad del Disco para ser transportadas mediante una visión al origen del mismo. Es eso o mueren al instante. En todo caso, se dice que la belleza que presencian los en el instante de la creación los lleva a dedicar el resto de sus vidas a venerar el acto mismo y las contribuciones de cada uno de ellos. Con el paso de los años se ha dado nombre a esa voz que informa a los Elegidos de la realidad de nuestro origen: el Narrador, dios de la historia.
Los espinos son gente recluída. Eligen no tener demasiado contacto con forasteros. No es raro, sin embargo, que manden misioneros a las naciones más civilizadas para difundir la belleza del acto de la creación. La religión es un aspecto muy importante de su sociedad; no soportan las faltas de respeto hacia los dioses.
- Capital: Pozo del Origen
- Genitlicio: Espino, espinos.
- Idioma/s: Gigante, pero los Elegidos aprenden el común.
- Esclavitud: Prohibida.
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