Serranía del Qorat
A varios días de travesía desde la civilización más próxima, y en un altillo a los pies de la montaña de Sivu, la ciudad de Iqtal se erige de entre la nieve y la niebla casi por arte de magia. Detrás del altísimo Muro Milenario, construído a raíz de una mala racha de avalanchas catastróficas, los coloridos tejados de sus edificios más altos se dejan ver a lo lejos, violentamente peleando por el espacio vertical.
Salvo por el descontrolado y caótico barrio del Araqorum al nordeste, el resto de la ciudad está elegantemente organizada, las calles llevando a la Plaza Pentagonal en el centro, que divide perfectamente el espacio en los barrios de Paqusat y de Uru.
A las afueras y en diferentes altillos por las subidas a la villa se encuentran una serie de granjas de lujos, como campos de tabaco o grandes ríos artificiales de ostras perleras. Subiendo por el sendero de Sivu poco a poco va desapareciendo todo rastro de civilización - solo sobreviviendo unos cuántos poblados aislados que dependen del comercio con la ciudad.