Otari
Otari es un próspero y diverso pueblo dedicado a la industria maderera y al comercio, con un pasado histórico y una buena dosis de siniestros secretos. Fundada por un grupo de aventureros hace más de 400 años, la ciudad ha resistido a los ataques de los kobolds y de extraños monstruos, a los problemas económicos y a las ganancias, y a los ciclos de prosperidad y lucha. Hoy, la ciudad es una comunidad próspera y uno de los mayores asentamientos de la costa sur de la isla.
Otari está enclavada en un valle costero entre dos imponentes acantilados. El río Osprey desemboca en el mar por el centro de este valle, y la robusta piedra a ambos lados de este río sostiene cientos de edificios y un profundo puerto. Otari rara vez se inunda, pero las numerosas cuevas, madrigueras y canales excavados bajo la ciudad lo hacen regularmente.
Aunque la vida cotidiana en Otari se asemeja a la de cualquier ciudad pequeña, su paisaje destaca por la enorme noria en su extremo oriental, el ingenioso y enorme canal que baja la madera por el acantilado para facilitar su transporte, y un impresionante templo abovedado a Sarenrae al oeste. La ubicación de la ciudad cerca de una carretera importante y su larga historia como hogar de varias partidas de aventureros atraen a muchos visitantes. El intenso comercio ambulante hace que no sea muy difícil encontrar productos inusuales (e incluso objetos mágicos).
En Otari viven poco más de 1.200 personas. Aunque la mayoría de sus residentes son humanos, también viven aquí algunos enanos, elfos y otros ancestros. La mayoría de sus habitantes trabajan en la industria pesquera y maderera local. En su mayor parte, los habitantes de Otari son amables y acogedores, aunque prefieren su carácter de pueblo pequeño y se burlan despreocupadamente de los visitantes de las grandes ciudades. El café es un pilar fundamental, la bebida favorita de los trabajadores y madrugadores del pueblo.
Oseph Menhemes, descendiente de uno de los fundadores de Otari, ha sido elegido alcalde del pueblo durante varios mandatos gracias a su eficacia y a la devoción general de los habitantes por la tradición. También dirige una de las principales empresas madereras de la ciudad, lo que le hace rico e influyente.
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