Kull-saatï Ethnicity in Nëboa | World Anvil
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Kull-saatï (Kul-Saatí)

Fisiología

Suelen ser algo bajos, entre 1,65 los hombres y 1,60 las mujeres, poco corpulentos y fibrosos. De piel color aceituna oscura y de ojos excesivamente rojos. Pocos de ellos hay con ojos claros, y los que hay se podrían contar con los dedos de una mano. Suelen tener el pelo de un color rojizo oscuro.  

Sociedad y Gobierno

Se trata de una sociedad sedentaria, formada por un enorme reino unido. Antiguamente se clasificaban en varios reinos, pero finalmente los unieron en uno solo y se hicieron llamar a si mismos los reinos unidos de Endhelos.   Se trata de una sociedad autárquica de comercio cerrado e interno. También se trata de una sociedad bastante cerrada y llena de guerreros. La única vez que intentaron salir del desierto les salió mal y acabaron en guerra con los Gealaich, con los cuales siguen enemistados desde entonces. Tienen un sistema matriarcal, en el cual las mujeres ostentan todo el poder, y los hombres son relegados a un segundo puesto. Los esclavos estarían aún por debajo de los hombres. No soportan a las otras razas y son muy hostiles con los extraños que intentan entrar en sus dominios, por lo cual no tienen ningún lazo con ninguna otra raza.   Tienen un gran número de esclavos, sobre todo Z’maga, los cuales se dedican a las tareas más difíciles. Aun así, si uno de los esclavos muestra su valor, puede llegar a ser considerado como un igual entre ellos.   Los Kull-Saatï creen en la sierpe de los diez soles. Una enorme bestia que descendió desde los cielos e iluminó Nëboa creando un enorme sol. Fue ella la que intentó iluminar la luna cuando esta apareció por los cielos, pero su hermana, la creadora de la luna, herida en el orgullo por lo que la sierpe de los diez soles había intentado hacer, creo una espesa niebla para cubrir toda la luz. Desde aquel momento están en una eterna disputa en la cual no parece nunca haber un claro ganador, puesto que a veces es el sol el que despunta en el cielo y otras la luna.   La autoridad de esta raza es más bien simple. Por encima estaría la líder, la cual rige toda la tribu en sí. Un escalón más abajo, los jefes de clanes y las curanderas de la sierpe de los diez soles, y justo por debajo, todo el resto del pueblo, tanto si son guerreros como simples granjeros. Entre ellos usan su propio idioma, puesto que no saben ningún otro y tampoco tienen intención de conocerlo. La líder de tribu es la máxima representante de la ley, y justo un escalón por abajo, las jefas de clanes, las cuales rigen algunas de las ciudades adyacentes y rinden cuentas ante la líder suprema.   No hay ningún tipo de asamblea ni de consejeros. Para ser la líder de tribu se debe disputar un combate ante el templo sagrado de la sierpe de diez soles, donde se rinde homenaje a su diosa. Es allí donde los dos contrincantes lucharan hasta que una de ellas mate a la otra, proclamándose entonces líder de tribu. Solo las jefas de los clanes tienen derecho a solicitar combate.   Cada jefe de clan gobierna su pequeña ciudad, pero no puede realizar ningún cambio sin antes solicitarlo ante la líder de tribu. Se debe comunicar cada pequeño movimiento, y si algún jefe de clan no sigue esta regla, está obligado a dejar su puesto y hacer un paseo de la vergüenza en el templo de la sierpe de diez soles.  

Economía, costumbres y cultura

Su economía se basa en el comercio interior. Cada pequeña ciudad tiene un producto especial, entre perfumes, joyas y otros productos. Su moneda es única en Nëboa, siendo esta el oro rojo, solo encontrado en las minas del sur de Orllewin, en las montañas del sur de desierto. También poseen una plata con brillos verduscos, solo encontrada aquí, la cual utilizan como espejos para poder plantar bajo tierra los cultivos que usan como alimento.   Gracias a estas gemas de gran valor, algunas de las tribus han desertado hacia la ciudad creada en la entrada al enorme desierto, en el estrecho, donde reciben mercancias de otros reinos. Tanto la organización gubernamental como sus costumbres sociales y cultura es muy diferente a todo lo antes visto en esta etnia. Esta enorme ciudad portuaria es un colmo de corrupción.   Pocas bestias se encuentran en el desierto, pero entre ellas se encuentra el Rorum, un gigantesco lagarto que vive debajo de la arena. Sale por las noches a superficie para poder alimentarse y es entonces cuando le dan caza. Su piel es de gran valor en el mercado y su carne puede durar días sin descomponerse.   Todos y cada uno de los jóvenes de la aldea deben pasar un rito de iniciación en el cual deben sobrevivir una semana en el desierto. En esta prueba pueden morir, y de hecho lo hacen, muchos jóvenes de los clanes de la tribu, pero es una prueba indispensable para mostrar tu valor y para demostrar que tienes derecho a pertenecer a la tribu.   Tienen una visión de la magia muy parecida a la de los Draach, pero piensan que es la sierpe de los diez soles la que les da fuerzas. Los magos (Que no elegidos) de esta región suelen ser los curanderos que sirven a la gran sierpe de los diez soles.   Cuando algún Kull-Saatï nace con los ojos especialmente claros (azules), es considerado como un futuro guerrero nato, debido a que su visión será muchísimo mejor que la del resto. Si encima es mujer, lo más seguro es que esta vaya a ser una líder en un futuro, y se prepara ya desde su niñez un fuerte entrenamiento.   Visten con túnicas que les rodean todo el cuerpo por el día, solo cuando salen a la superficie. En las profundidades, llevan piel de animales toscas y mal cosidas, aunque sirven lo suficiente como abrigo. Son las heridas lo que determina lo buen guerrero que puede llegar a ser uno, las cicatrices de guerra se curan mal a propósito para que se vean y lucirlas como oro en paño. Las joyas son también símbolos de estatus bastante claros.

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