La Armadura Etérea Myth in Nahur | World Anvil
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La Armadura Etérea

"Cuenta la leyenda, que en un tiempo en el que el universo aún era joven, reinaba sobre todos los dioses uno astuto y amante del poder. Por miedo a que otro lo atacase para reclamar el trono, se escabulló una noche en secreto de Tharmid, el hogar de los dioses y, oculto en la forma de un viejo tortle, recorrió todos los confines del universo en busca de una forma de asegurar su supervivencia.   Llegó así hasta Murzak, un legendario gigante de quien se decía que era el artesano más hábil que hubiese existido. Éste le dijo que podía crear para él un escudo que lo defendería de todo mal, en el plazo de tres días con sus tres noches, y el rey de los dioses le prometió una vida de abundancia si así lo lograba. Regresó así a la cuarta noche, y el gigante le entregó un escudo negro como la noche y que no emitía sonido alguno. Para ponerlo a prueba, el rey se enfrentó a Kereska, Señor de los Dragones que habitaba en el limbo, quien tras una larga batalla acabó destruyendo el Escudo de Murzak con un golpe de energía mágica, pagando con su propia vida. El rey de dioses, enfadado, encadenó al gigante en las entrañas de Árvandor.   A la noche siguiente, disfrazado como cigüeña, salió de nuevo de Tharmid y viajó hasta el Far Realm en busca de Imaskar, una misteriosa criatura arácnida que era capaz de tejer una tela indestructible. Pero en aquel entonces dirigía el Far Realm Phiris Sao, dios de la oscuridad a quien el propio rey había expulsado, quien aunque jamás se habría enfrentado al rey de los dioses directamente, transformó su dominio, haciéndole imposible transitar por él. Derrotado, el monarca continuó su búsqueda, y cuando estaba a punto de rendirse, los vientos del Pandemonium, que arrastran voces sumidas en la locura, le hablaron de las Damas de Fierna. Las Damas habitaban el Phlegethos (el cuarto nivel de los Nueve Infiernos), y eran las únicas criaturas de los planos capaces de manipular el éter. Cuando al fin dio con ellas y les pidió una forma de protegerse, las Damas accedieron: crearían para el rey de dioses una armadura que lo haría intocable, pero para crearla necesitaban la piel y el aliento de un dragón etéreo.   Los dioses no podían percibir el éter, por lo que no podría conseguirlo él mismo, y temía que si enviaba a uno de sus propios titanes, el resto de dioses sabría de su miedo. Por ello convenció a Jastur'et, uno de los titanes de Inis, de que lo hiciese por él: le engañó para hacerle creer que el dragón Aghicra estaba manipulando el éter para robarle el poder a Inis, y que si conseguía su piel y su aliento él podría arreglarlo. Así lo hizo el titán, pero a su regreso, tras entregarle los trofeos al rey de los dioses, él lo hirió de muerte y lo envió más allá del universo conocido, a donde ningún dios podría acudir en su ayuda. Llevó entonces los restos del dragón a las Damas de Fierna, quienes confeccionaron para el rey de dioses la Armadura Etérea. Cuando éste les preguntó qué requerían como pago, las Damas le respondieron con la que se conoce como Profecía de Aghicra:  
"Primero de los creadores, cuya voluntad se imparte a magia y hierro, quien sólo en sus sueños los mortales han contemplado. Se alimenta hoy de ti el miedo: dueño será de tu destino, y de tu palabra, que es ley, nacerá un nuevo creador cuyo juicio decidirá tu final. Se perderá tu protección en el crepúsculo e indolentes se alzarán ante ti, pues tu seguridad es tu condena".
  Ignorando sus advertencias, el rey de los dioses regresó a su hogar portando la Armadura Etérea, invisible a los ojos de los dioses. Pasó un tiempo hasta que cierto día el titán Átamu, que ansiaba llegar a ocupar un lugar entre los dioses, encontró el camino a Tharmid. Allí, dando uso a su naturaleza de cambia-formas, se hizo pasar por la hija favorita del rey de dioses, y descubrió al verle la armadura que vestía. Acudió con esta información a Thaaris, su creadora, quien sospechó que quizás el regente planeaba algún ataque y por ello quisiera protección, por lo que preguntó al monarca de quién había de defenderse él, el más poderoso de los dioses. El rey negó llevar tal armadura, lo que hizo que el resto de dioses comenzasen a sospechar sobre sus intenciones. Pidieron entonces a Átamu, el único capaz de engañarle, que le robase la armadura para que así no pudiera ocultarse más. El titán acudió a Oldir, pues el dios del crepúsculo era el único que podía ocultarse de los demás dioses. Oldir confeccionó para él la Capa del Crepúsculo, que lo ocultaría de toda visión, y con ella fue hasta el rey. Cuando éste se estaba bañando en las aguas de Elysium, Átamu le robó la armadura que descansaba en la orilla, y oculto con la Capa del Crepúsculo, huyó. Se dice que el titán escondió la Armadura Etérea en el Pandemonium, que estaba bajo su dominio. Sin embargo, como compensación por su ayuda, Thaaris lo convirtió en dios, volviéndose la armadura invisible también a sus ojos.   El rumor de la existencia de tal armadura se extendió por todos los planos del universo conocidos, y muchos fueron los que quisieron hacerse con ella sin éxito. Sería finalmente Ixeor el Grande, un hechicero procedente del Shadowfell quien logró hacerse con ella. Muchos siglos pasaron sin que volviese a haber noticia de la legendaria armadura o su dueño, y la mayoría de textos y leyendas la consideran perdida. Así lo consideraba esta humilde narradora, hasta que llegó a mis oídos la historia del Viajero de Ikemmu. Hace varios siglos, antes de que Aztabas fuese la gran tierra que es hoy, apareció de la nada un shadar-kai en la costa de Idhaber, al suroeste. Es conocido que los shadar-kai, primos lejanos de nuestros elfos, habitan en el Shadowfell, pero raras son sus visitas a este plano. Este viajero era aún más excepcional, pues portaba lo que decía, era la Armadura Etérea. El extraño, que se hacía llamar Ashok de Ikemmu, vagó por estas tierras narrando historias de su tierra y su poder, y llegó a confraternizar con los más grandes caballeros del continente, o al menos eso cuenta el folklore aztabo. Cuando las fuerzas del Imperio Yexhav ocuparon el territorio, jamás encontraron rastro alguno ni evidencia de la presencia del shadar-kai. Los testimonios de los registros locales de aquel entonces, afirman que Ashok viajó reclutando gente para "su causa" hasta que un día desaparecieron en las entrañas de la tierra. Muchos aventureros y grandes héroes trataron en vano de encontrar los restos del viajero de Ikermmu, pero jamás se ha vuelto a tener noticia de él, ni de la mágica armadura que decía portar".  
- Auria Deamonne-rej, Historiadora Imperial
"Mitos y leyendas tangibles de la Yexhavia Imperial" (Enbemhat, 952 tM)

Summary

La Armadura Etérea fue creada para el rey de los dioses de la antigüedad, con la piel y el aliento de un dragón etéreo, pues temía que otros dioses se alzasen contra él. Fue profetizado entonces que su miedo sería su final, pero él lo desoyó pues sabía que, por estar hecha de éter, los otros dioses no podrían percibirla. Y así fue, hasta que el titán Átamu logró entrar a la morada de los dioses y vio la armadura del rey. Cuando se lo contó al resto de dioses, estos comenzaron a desconfiar y encomendaron al titán que se la robase. Así lo hizo, y la ocultó en el Pandemonium, donde reinaba. Sin embargo, los dioses recompensaron su hazaña convirtiéndolo también en deidad, por lo que él mismo se volvió incapaz de ver la armadura. Durante muchos siglos, la armadura perdida atrajo la atención de criaturas de todos los planos, que trataron de infiltrarse en los dominios de Átamu para recuperarla. Ninguno tuvo éxito en tal hazaña hasta la llegada de un hechicero del Shadowfell, que logró robar la Armadura Etérea y desapareció junto con ella, que desde entonces se cree desaparecida. La leyenda cuenta, sin embargo, que en torno al año 700 pM, Ashok de Ikemmu, un shadar-kai del Shaowfell apareció de la nada en la costa del suroeste de Aztabas, diciendo poseer la Armadura Etérea. Los registros son poco claros, pero los locales defendían que el extranjero viajó por la zona reclutando gente hasta que un día desapareció con todos ellos en las entrañas de la tierra. Ésta es la última pista que se tiene sobre el posible paradero de la armadura.

Spread

La Armadura Etérea era un objeto mítico poco conocido incluso antes del Sello, pues su origen es anterior al Alzamiento de los dioses, aún así era una leyenda conocida para los eruditos e historiadores. Su historia se dio a conocer entre el pueblo de nuevo al extenderse el rumor de que podría encontrarse en Idhaber (suroeste de Aztabas), pero tas la Guerra de los Dioses y El Sello se perdió, y es muy difícil encontrar registros que hablen de ella -la mayoría se perdieron en el hundimiento de Aztabas.
Date of First Recording
952 pM.
Date of Setting
700 pM.
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