Bugbear

Las comunidades de bugbears, que antes de la Guerra de Euris eran controladas por los ejércitos o fuerzas del orden de cada Estado (llegando en ocasiones a estar perfectamente integrados en la culura local), florecieron con la destrucción que conllevó la guerra. Durante siglos fueron un enorme problema para las sociedades que intentaban reconstruirse, pero a día de hoy sólo perduran pequeños clanes, esencialmente en Teres y Gidia. 
Seguidores férreos de Tala, Señora de la Batalla, creen que el comercio es una deshonra a su diosa y le hace perder poder, y la única forma honrosa de conseguir bienes es asesinando a su anterior dueño (o encontrándolos, pero en este caso no son merecedores de orgullo y deben mantenerlos ocultos para evitar la vergüenza). El resto de su panteón se conforma por grandes líderes o guerreros bugbear (y otras figuras históricas o tomadas de otras tradiciones, transformados en bugbears), por lo que dependen de la zona. Creen que para honrar a Tala han de morir en batalla -si no, serán olvidados y sus almas se perderán- lo que hace que sean increíblemente belicosos. Viven en pequeños núcleos pero viajan constantemente, por lo que tienen bastante contacto unos con otros dentro de cada continente.
Recientemente en Reikar, para tratar de controlarlos evitando su exterminio, se está desarrollando un programa para intentar integrarlos como parte del ejército del reino.